Tal y como comentamos en la entrada anterior, es el momento de abordar el primero de los grandes módulos que forman parte del calibre de un reloj mecánico: el barrilete y el muelle real.
Como toda máquina, equipo o mecanismo, el reloj mecánico precisa ineludiblemente de un factor indispensable para su funcionamiento: la energía.
En el caso que nos ocupa, el responsable del suministro de la energía mecánica al movimiento del reloj es un muelle ubicado en el interior de un pequeño cilindro conocido con el nombre de barrilete.
Este muelle (Etiquetado con el número 1 en la Ilustración 1), llamado también muelle motor, acumula la energía al enrollarse (tensarse) por el efecto producido a través del remonte, ya sea este de tipo manual o automático.
De hecho, lo que estamos haciendo realmente cuando “remontamos” o “damos cuerda” a un reloj manual a través de la corona, es precisamente tensar este muelle haciendo que se enrolle sobre el núcleo del barrilete (Etiqueta 2 – ilustración 1), acumulando la energía necesaria para el funcionamiento del reloj. El muelle, tradicionalmente, está constituido por una lámina de acero larga y flexible.
Una vez acumulada la energía en el muelle, éste tiende a recuperar su forma inicial desenrollándose. Al desenrollarse, disminuye progresivamente la tensión acumulada, que se transforma en la energía que requiere el movimiento.
Como ya hemos comentado, el muelle se encuentra alojado en el interior del barrilete que está compuesto por un pequeño tambor cilíndrico y por una rueda dentada, ambos protegidos por una cubierta.
El barrilete gira libremente alrededor de su eje, estando el muelle unido, por su extremo exterior a la pared del barrilete, y por su extremo interior al núcleo del mismo. La rueda dentada del barrilete (Etiqueta 3 – ilustración 1) está unida solidariamente a él y engrana con el primer piñón del tren de engranaje (en futuras entradas hablaremos largo y tendido sobre piñones y ruedas) próximo bloque del movimiento a exponer. El movimiento de rotación de esta rueda es considerablemente lento y recorre un ángulo que varía entre un noveno y un sexto de revolución por hora.
Así pues, y a modo de síntesis para el primero de los módulos que componen el movimiento de un reloj mecánico, disponemos de la fuente de energía necesaria para el funcionamiento del mismo. Un muelle ubicado en el interior de un tambor cilíndrico que gira libremente alrededor de su eje y unido por sus extremos a él, que se tensa (acumula energía) al enrollarse por la acción del remonte y que se destensa (suministra energía) al desenrollarse. Al desenrollarse, el muelle provoca que gire el barrilete y éste, a través de la rueda dentada con la que está equipado, transmite el movimiento al tren de engranaje.
En la próxima entrada veremos como se transmite esta energía al resto del movimiento del reloj.