Una invasión pacífica, por supuesto. Este evento de Girard-Perregaux, que forma parte del programa «The New Face of Tradition» del que os hablamos recientemente, se aparta positivamente de todo lo visto hasta ahora en materia de marketing y publicidad.
Para esta iniciativa, la marca suiza ha desplazado a New York City a los jóvenes relojeros protagonistas de dicho programa y los ha integrado con sus mesas de trabajo en las ubicaciones más típicas de Manhattan. La estación base del evento se ha establecido en el conocido restaurante Cipriani Dolci, ubicado en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, la Grand Central Terminal.
Los clientes del restaurante han podido observar todo lo que conlleva un movimiento mecánico de alta gama, han conversado con los relojeros, e incluso han intentado realizar alguna de las operaciones que llevan a cabo estos jóvenes maestros.
Creo que este es el mejor modo de acabar con cierta imagen preconcebida de los relojes de alta gama, normalmente denominados «de lujo», un término que personalmente creo poco adecuado. Poseer uno de estos relojes es desde luego un lujo, pero en el sentido que lo es poseer cualquier obra de arte. No es un lujo para ostentar, es un lujo que se disfruta internamente al poseer una de esta maravillas de la micro-mecánica, como lo hace el propietario de un Van Gogh o de un Picasso con su simple contemplación.
El público en general desconoce totalmente lo que esconden las cajas de estos relojes, y aún más los conocimientos, experiencia y habilidad necesarios para montarlos y ajustarlos. Siempre he sostenido que después de visitar una manufactura relojera, aun y siendo previamente aficionado a la Alta Relojería, te cambia la percepción de lo que estas piezas implican. Sales con el convencimiento de que incluso son baratos.
Durante la estancia de los relojeros también se han realizado una serie de sesiones fotográficas en los emplazamientos más representativos de la ciudad, alguno de ellos evidentemente imposible para desarrollar adecuadamente su minucioso trabajo. Las imágenes resultantes son ciertamente simpáticas y espectaculares.
Este ha sido el primer destino del «Girard-Perregaux Young Watchmakers Tour». Las próximas ciudades confirmadas son Pekin y París. esperemos que también se incluya alguna población de habla hispana, aunque New York tiene un buen porcentaje de habitantes que dominan este idioma.
Un merecido sobresaliente para Girard-Perregaux por esta iniciativa, en mi opinión mucho más beneficiosa a medio y largo plazo que la típica utilización de celebridades para promover una firma relojera. Es más, creo que no solo beneficia a la marca que lo realiza, sino a todo el sector de la Alta Relojería en general.