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Se desveló el misterio. Para celebrar el 30 aniversario de la marca a la que dio su nombre, François-Paul Journe nos anuncia el nuevo Tourbillon Historique, lo que admito ha sido toda una sorpresa para mí. Esperaba, como creo que la mayoría, una complicación relojera innovadora, ya que nadie mejor que este maestro contemporáneo de la relojería mecánica para llevarla a cabo. Una maestría que nos ha demostrado a lo largo de estos 30 años, partiendo de cero y creando una marca que se ha convertido por derecho propio en miembro de la élite, ya de por sí selecta, del sector de la Alta Relojería.

En contra de todo lo esperado, François Paul se ha decantado por un «simple» tourbillon. El término «simple» debe entenderse en su contexto irónico, pues desde hace años asistimos a una banalización de esta complicación, presente incluso en el catálogo de marcas de muy bajo nivel, aunque eso sí, no fabricado por ellas sino encargado a terceros. Pero este es un tourbillon de F.P. Journe y ello, por si solo, ya son palabras mayores, más aun con la particular y acertada idiosincrasia que conlleva.

F.P. J tourbillon historique_05No me refiero solo a su perfección técnica de este Tourbillon Historique, algo ya presumible en cualquier reloj firmado por Journe, sino a su legitimidad histórica para ser elegido como pieza conmemorativa de su 30 aniversario.

Tenemos que remontarnos a 1977 cuando un joven François-Paul Journe, ante la imposibilidad material de acceder a un reloj con la complicación de tourbillon, decide construirlo él mismo. Dicho así, parece algo incluso simple, pero nada más lejos de la realidad, ya que esta complicación, a pesar de su actual depreciación valuativa, sigue siendo uno de los más complejos desafíos a los que se puede enfrentar cualquier relojero. Esto es así contando con el respaldo de la estructura de una marca consolidada, pero que lo realice una sola persona desprovista de ella está solo al alcance de los privilegiados. Su construcción le llevó a Journe nada menos que 5 años.

En esta proeza de juventud de Journe se basa la inspiración del Tourbillon Historique, en reproducir el reloj de 1977 de la forma más exacta posible, aunque aquel se trataba de un reloj de bolsillo y este es un reloj de pulsera. En las siguientes imágenes, que muestran el anverso y reverso del reloj de bolsillo de 1977 y de este nuevo Tourbillon Historique, se aprecia lo impresionante de este reto.

F.P. J tourbillon historique_03

Tanto el reloj de bolsillo en el que se inspira como este F.P. Journe Tourbillon Historique comparten una característica fundamental, que es el no mostrar el tourbillon a través de la esfera, un hecho que se reproduce en muy pocos relojes, de entre ellos todos los tourbillon de Patek Philippe. Puede parece algo banal, incluso ilógico ya que nos priva del espectáculo de ver girar la jaula del tourbillon, pero además de factores prácticos, como evitar que la luz pueda deteriorar los aceites de este mecanismo, hay otro que en mi opinión representa la quintaesencia del espíritu del amante de los relojes: evitar toda ostentación. El portador de un reloj ya sabe el reloj que ciñe en su muñeca y ello es lo que le produce satisfacción. No hace ninguna falta exhibirlo ante los demás, como tampoco hace ninguna falta que lleve impreso en su esfera términos tan habituales como «automatique» o «reserve de marche» por citar un par, costumbre que detesto especialmente.

F.P. J tourbillon historique_04

Aparte de este detalle fundamental, comparando las imágenes del tourbillon de bolsillo de 1977 y este Tourbillon Historique, podemos apreciar que la esfera se ha reproducido con una exactitud absoluta. Una gran subesfera para la indicación de horas y minutos complementada con una de menor tamaño que cuenta los segundos. Tanto la disposición en el espacio como la proporción entre ellas es idéntica, como también lo son los índices (tipo ferrocarril) y la tipografía de los números romanos. Solo podemos apreciar pequeños detalles en el nuevo Tourbillon Historique que lo diferencia, tales como el color azul de las agujas o la continuación de los índices de minutos cuando se superponen con el subdial de los segundos.

A la izquierda de ambos modelos encontramos encuadrada la firma F.P. Journe, pero en el recuadro de la derecha apreciamos otra diferencia. Mientras en el reloj de bolsillo un recuadro simétrico enmarca la inscripción «A PARIS», ciudad donde trabajaba Journe cuando lo creó, en el reloj de pulsera encontramos el lema de F.P. Journe: «Invenit et Fecit». En una actual correspondencia estricta bien podría haber optado por «A GENEVE», pero es un detalle perfectamente aceptable.

F.P. Journe tourbillon historique back

Aunque lógicamente de distinta proporción, adaptados a los 40 milímetros de diámetro y 10 de grosor de este reloj, los materiales empleados en la caja del Tourbillon Historique son los mismos que utilizó en su día en el tourbillon de bolsillo: plata para la carrura y oro rosa para los biseles, tanto el del anverso como el del reverso.

La plata de la carrura está exquisitamente grabada con técnica guillochée, un tipo de decoración que también encontramos en otro de los elementos que aportan originalidad a este Tourbillon Historique: su tapa trasera. Es decir, al igual que en el caso del Patek Philippe Calatrava 5227 del que os hablamos con motivo de baselworld 2013, estamos ante un reloj tipo «officier». El efecto estético que produce la combinación de la plata grabada con el bisel de oro rosa es exquisito, pero nuevamente sin resultar ostentoso. A diferencia del Calatrava, en el cual Patek ha optado por disimular al máximo la bisagra de la tapa, Journe opta por la solución inversa, que consiste en reforzar su presencia visual otorgandole una forma sumamente atractiva y elegante.

Cuando abrimos la tapa posterior aparece ante nuestra vista el impresionante movimiento que equipa este Tourbillon Historique. Impresionante porque además de sus múltiples cualidades técnicas y de acabados, reproduce con una exactitud increíble el calibre del reloj de bolsillo de 1977.

F.P. J tourbillon historique_02Es de admirar el detalle y precisión con los que Journe replica la esfera del reloj histórico, pero hacer lo mismo con el movimiento es algo que conlleva una dificultad exponencialmente superior. Primero porque no es lo mismo un movimiento diseñado para un reloj de bolsillo, con el consecuente volumen disponible, que uno que debe encajar en un espacio mucho más reducido. Pero esta es una de las especialidades de F.P. Journe y que ha demostrado sobradamente en su colección Octa, en la cual se utiliza el mismo diámetro y grosor de caja para todos los modelos que la componen, sea cual sea su grado de complejidad. Es obvio y admirable, que para F.P. Journe la función no debe condicionar la forma, algo muy fácil de decir pero extremadamente difícil de ejecutar.

La segunda dificultad de este movimiento es de índole económica. En lugar de recurrir al calibre del tourbillon de su colección Souveraine, y en aras de replicar con la máxima exactitud el reloj en el que se inspira, Journe decide partir nuevamente de cero, aunque esta vez, a diferencia de 1997, contando con unos medios y estructura mucho mejores. De todos modos, hay que tener en cuenta que el Tourbillon Historique se manufacturará en una edición limitada a 99 unidades, por lo que, a falta de conocer su precio final, será difícilmente amortizable en un plazo razonable. Ante ello, una posibilidad lógica y no descartable es que Journe decida en un futuro utilizar este mismo calibre para otros modelos, aunque evidentemente con distintas esferas.

Centrándonos en el calibre por sí mismo, es casi superfluo mencionar su perfección conceptual, que también conlleva una simetría fascinante. Llevando al límite su obsesión por replicar el reloj de bolsillo de 1977, Journe recurre al mismo material que este utilizó para este movimiento: el latón dorado, aunque ahora con unos acabados mucho más perfectos, acorde con lo que le permiten los medios y tecnologías actuales.

F.P. Journe tourbillon historique mouvement

Otro elemento de este calibre poco común hoy en día (salvo en los relojes de origen germano) es el utilizar tornillos azulados para sus puentes. En dos de ellos, ubicados con una absoluta simetría en la zona superior, se aprecia que sujetan sendos barriletes que trabajando en paralelo suministran la energía al órgano regulador del reloj, en este caso el tourbillon. El par de fuerza que generan los muelles que albergan dichos barriletes le proporciona una inercia de 11.00 mg/cm² y una reserva de marcha de 56 horas, una cifra más que notable teniendo en cuenta la energía que consume la jaula del tourbillon, que debe realizar una rotación completa cada minuto. Este calibre, de denominación 1412, oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y esta formado por 178 piezas y 19 rubíes.

Cierto, este nuevo F.P. Journe Tourbillon Historique difiere mucho de cualquiera de mis cábalas sobre como sería el reloj que celebraría su 30 aniversario. Pero también es cierto, y lógico, que la apuesta de Journe es más original y acertada que cualquiera de ellas. Si consideramos lícito o razonable hablar de relojes perfectos, este es sin duda un serio candidato a tal calificativo.

Técnicamente complejo pero sobrio de aspecto. Exquisitamente diseñado y acabado pero sin el mínimo atisbo de ostentación. Si a todo ello le sumamos que se trata de una edición especial y limitada a 99 ejemplares ya tenemos la cuadratura del círculo. Además, entre las muchas «ediciones especiales» que vemos aparecer cada año, esta es una de las pocas que merece tal calificativo, pues no se parece en nada a ningún reloj del catálogo de F.P. Journe, ni desde el punto de vista estético ni del técnico.

Mucho me temo, para aquellos afortunados que puedan permitírselo, que la mayoría, sino la totalidad, de las 99 piezas ya deben estar reservadas y adjudicadas. No me cabe duda que en pocos años el valor en subasta de este Tourbillon Historique de F.P. Journe multiplicará su precio oficial. Mi mas sincera felicitación a François-Paul Journe por el aniversario de su firma y por el impresionante reloj que nos ofrece para celebrarlo.


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Décadas de pasión heredada por la relojería. 17 años transmitiendo esta pasión por internet. Primero fue MundoPanerai, luego Cronomundi, ahora Watch-Test. Unos proyectos que nacieron bajo una idea muy clara que se mantiene en el tiempo: el lector busca opinión de calidad y fiable. Con toda la subjetividad que conlleva, opinión y crítica razonada es lo que pienso seguir ofreciendo.

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