Sin lugar a dudas, la colección Vintage se ha convertido en poco tiempos en el eje vertebral de Bell & Ross. Gracias a una acertada estética que reinterpreta los diseños históricos de guardatiempos de principios y mediados del siglo pasado, ha logrado consolidarse como una de las opciones más recomendables dentro el panorama relojero actual. Y aunque ciertas complicaciones implementadas no las hallamos en los relojes de época en los que se inspiran, las referencias Vintage resultan el lienzo ideal para implementarlas. Gran fecha, reserva de marcha, cronógrafo, cronógrafo monopulsante, cronógrafo flyback, regulador, regulador con horas saltantes, y repetición de minutos, son las complicaciones hasta ahora presentadas en la colección. En la búsqueda de ampliar sus límites, este arsenal no resulta suficiente para la firma, por lo que ha recurrido ahora a la extrema complejidad del tourbillon para demostrar hasta donde puede llegar su ingenio y poderío técnico, ofreciéndolo en una pieza de diseño muy particular, el WW2 Military Tourbillon en edición limitada a 20 unidades.
La primera vez que pudimos admirar este modelo, nuestra atención inmediata no se dirigió al tourbillon, sino a la tapa calada que protegía su esfera, un elemento que rara vez vemos en un reloj de pulsera, y menos aún dotado con un esqueletizado tan marcado. Este elemento que en principio podríais llegar a interpretar como una “boutade” de Bell & Ross, no es un diseño caprichoso, sino que tiene su referente histórico en los relojes militares utilizados durante la Primera Guerra Mundial.
Nacidos unos cuantos años atrás y destinados al mundo femenino, la universalización de los relojes de pulsera cobró un decisivo impulso durante este conflicto gracias a las ventajas de uso respecto a los relojes de bolsillo en las duras condiciones de combate. Pero uno de los aspectos en los que no mejoraban era la fragilidad de sus cristales minerales. Para mitigar esta vulnerabilidad, recurrieron al uso de tapas con un diseño calado que protegían la esfera a la vez que permitían leer el tiempo, aunque a costa de perjudicar su legibilidad. En las imágenes inferiores tenéis dos claros ejemplos.
El tourbillon no es un mecanismo nuevo para Bell&Ross. Ya en 2007 lanzó el BR01 Tourbillon, cuya icónica caja cuadrada negra albergaba una esfera con las mismas funciones que el actual, aunque con un diseño vanguardista totalmente contrapuesto a la estética vintage que luce el WW2 Military. Cuatro año después, con la edición limitada de 30 unidades del BR01 Grand Minuteur Tourbillon da un paso más al acoplar a la esfera un minutero flyback adicional, comportando que sus dimensiones de por sí ya generosas crezcan para conformar una caja rectangular de 50 mm de ancho.
La generosa caja de 45 mm del WW2 Military Tourbillon está fabricada en titanio recubierto con un tratamiento en PVD, cuya tonalidad gris “gunmetal” le confiere un aire militar muy acertado. Su geometría cilíndrica acoge una gran corona estriada de indudable inspiración vintage, junto a unas prominentes y muy características asas móviles. Ambos elementos no nos son en absoluto desconocidos: ya se utilizaron en el WW2 Regulateur.
Pero el principal protagonista es la tapa protectora que deja a la vista las funciones de la esfera, de fácil abertura gracias a la bisagra y a la discreta lengueta ubicada a las 6. Un efecto colateral lógico y evidente es la disminución de la excelente legibilidad habitual de Bell & Ross, un valor marcado al fuego en su ADN, sobretodo en la lectura de la minutera a su paso entre las 11 y 1 horas, y entre las 5 y las 7 horas. No obstante, es una carencia que debido al carácter extraordinario de esta pieza, no toma la misma importancia que tendría en una pieza más funcional.
Una vez levantada la tapa, podemos observar la esfera sin impedimento alguno. Tal como se corresponde a un regulador, la lectura de horas y minutos no tienen el mismo eje. En posición central, la manecilla de los minutos barre todo el diámetro de la esfera mientras su extremo triangular recorre la escala perimetral, visible incluso con la tapa bajada gracias al calado antes descrito. Bajo las 12, la aguja de las horas dispone de su propio contador que comparte el enmarcado negro con la obertura de la jaula de oro rosa del tourbillon situada a las 6 horas. La rotación de este mecanismo se realiza cada 60 segundos, por lo que el símbolo “&” de Bell & Ross ejerce la función de segundero.
A las 9 horas encontramos el indicador de la reserva de marcha de cinco días en forma de arco, mientras a las 3 horas, complementándola simétricamente, presenta el llamado Trust Index, un indicador de precisión del movimiento en función de la tensión del barrilete, o sea, de la entrega del par. Tanto si es excesiva (muelle muy tensado) como si es insuficiente (muelle poco tensado), la amplitud de la oscilación se ve afectada, provocando que el reloj atrase o adelante según sea el caso, reflejándose en dicho indicador con la manecilla situándose fuera de la zona de precisión correcta señalada por el signo +. Considero esta indicación muy útil cuando se implementa en relojes con una reserva de marcha importante como el que nos ocupa, sobretodo si la energía es proporcionada por un solo barrilete. Debido a la necesaria mayor longitud del muelle, su curva de entrega de par pierde los valores óptimos de funcionamiento, cayendo progresivamente hacia el final de su carga bastante antes de lo que le correspondería si lo comparamos con una reserva de marcha de por ejemplo 42 horas. Del mismo modo, cuando remontamos al máximo, la excesiva tensión inicial necesita de un período de tiempo para estabilizarse en los valores correctos. Así pues, la conjunción de ambos indicadores nos permitirá saber cual es el momento para proceder al su remonte que nos asegure una precisión adecuada.
Entorno a los realces negros que contiene las escalas de tres de las cuatro complicaciones, encontramos un aplique atornillado de titanio decorado con “Côtes de Genève”, cuya silueta coincide casi a la perfección con el calado de la tapa protectora. Como podéis observar, las manecillas, e índices y numerales aplicados son dorados. Sólo las agujas de horas y minutos presenta un recubrimiento luminiscente en su extremo.
Su fondo de zafiro nos permite contemplar el calibre que da vida a este guardatiempos. Lamentablemente, las informaciones facilitadas por Bell & Ross no incluyen descripción alguna de sus características técnicas, por lo que, además de comentar que es un movimiento de remonte manual con tourbillon y cinco días de reserva de marcha, sólo podemos describir lo que se aprecia a simple vista: tres grandes puentes fabricados en fibra de carbono trenzada que ocupan la totalidad del reverso del calibre, aportando el contrapunto vanguardista al concepto vintage del WW2 Military Tourbillon. Consecuentemente con esta inspiración histórica, se entrega con una correa de cuero envejecido y ardillón de titanio.
Si alguno de vosotros está interesado en esta exclusiva pieza, ya podéis pasar a vuestro distribuidor: estará disponible a partir de finales de febrero.