Para celebrar el 60ª aniversario del icónico Fifty Fathoms, Blancpain nos sorprendió el año pasado con el lanzamiento del magnífico Fifty Fathoms Bathyscaphe, un guardatiempos sobre el que realizamos extenso análisis que podéis leer en este artículo. Después de recibir los unánimes elogios de crítica y público, Blancpain reafirma este año su apuesta por el Bathyscaphe dotándolo con el nuevo calibre F385 cronógrafo flyback. Cuando nos avanzaron esta novedad, tenía ciertas dudas sobre si lograría mantener el equilibrio conseguido en el tres agujas, y más aún en estructura tri-compax. Después de tenerlo en mis manos, todo recelo se desvaneció.
Manteniendo el mismo diseño de inspiración vintage, las medidas de la caja crecen tanto en diámetro, levemente, como en grosor, pasando de 43 a 43’60 mm, y de 13’40 a 15’35 mm respectivamente, una buenas medidas en un reloj de submarinismo, pero que algunos pueden considerar algo excesivas para un uso más formal, una utilidad que la elegante estética del conjunto sin duda nos permite.
Esta nueva referencia está disponible en las mismas dos versiones que el año pasado: una de acero con esfera gris meteoro, y otra de cerámica satinada con esfera negra. Ahí falta la que sería mi combinación ideal: caja de acero y dial negro. Ambas se entregan con una cómoda correa de «tela de barco» o una NATO, pero opcionalmente, y por primera vez en esta línea, la versión en acero se nos ofrece disponible con un brazalete de acero, una opción que aportaría una mayor polivalencia que deberíamos tener muy en cuenta… a pesar del incremento de precio que supondría su adquisición. El bisel unidireccional continúa con las virtudes que ya presentaba en el solo hora, con un anillo superior fabricado en cerámica y los índices de la escala en LiquidMetal. Observad que, siguiendo la estética del vintage, luce una escala homogénea que prescinde del remarcado de quince minutos tan típica de los relojes de buceo. Un aspecto técnico importante que puede pasarnos fácilmente desapercibido es la ausencia del característico roscado de los pulsadores cronográficos. A pesar de ello, es totalmente operativo incluso cuando nos encontremos bajo una columna de agua de 300 metros, su hermeticidad máxima.
Tal como hemos comentado anteriormente, la inclusión de los tres contadores no empaña la excelente nitidez del Bathyscaphe; a ello ayudan su tamaño contenido y el diseño minimalista del pequeño segundero a las 6 horas. La esfera gris meteoro luce un satinado soleil realmente bonito, un acabado que resulta menos aparente en la esfera negra. Sobre ambos diales destaca la poderosa presencia de los índices aplicados en oro blanco, sobretodo gracias al grosor de su contorno metálico. Conjuntamente con las grandes manecillas de singular geometría rectangular, un guiño al Fifty Fathoms original, consiguen dotarlo de una muy buena legibilidad bajo cualquier circunstancia lumínica.
Pero si exteriormente exhibe un diseño ya conocido, su interior nos reservaba una agradable sorpresa, el debut del nuevo calibre manufactura F385, un movimiento automático cronógrafo flyback con rueda de pilares y embrague vertical. Sinceramente, no esperábamos esta evolución, sino que siguiera recurriendo al F185 que ha utilizado hasta el momento en los Fifty Fathoms, el reconocido y admirado calibre 1185 de Frederic Piguet (recordemos que se integró totalmente en Blancpain el año 2010), un movimiento suministrado mediante ebauches y que podemos encontrar dentro de guardatiempos de grandes firmas, como los calibres 2385 del Audemars Piguet Royal Oak Chronograph, el 576 del Breguet Marine Chronograph o el 1137 del Vacheron Constantin Overseas Chronograph.
El F385 no deriva del 1185, sino que para su diseño se ha partido de una hoja en blanco. Con 50 horas de reserva de marcha, late a una rabiosa frecuencia de 36.000 alternancias por hora (5 Hz), una significativa diferencia respecto a las 21.600 alt/hora del F185. Además presenta un diámetro bastante mayor, pasando de 11’5 a 13 líneas. Respecto al grosor, sus 6’6 mm sobrepasan los extraordinarios 5’5 mm del 1185, pero sigue siendo una excelente medida que repercute positivamente en la comodidad final del reloj.
Las sinergias de grupo se evidencian en el uso de la espiral de silicio, el componente que le confiere su capacidad amagnética. El hecho de poder prescindir de la caja de hierro dulce, el primer y cada vez más anticuado método de protección magnética, permite ofrecernos una inmejorable vista del F385 a través del cristal de zafiro que cierra la trasera. El único «pero» que le puedo encontrar es su austera decoración, un aspecto que si bien en un reloj con fondo ciego pasa desapercibido, en un guardatiempos abierto debería ser una asignatura obligatoria. De todos modos, como los relojes que pudimos analizar en Baselworld eran prototipos, no es descartable que fueran calibres sin acabar, sobretodo si observamos la imagen superior en la que los puentes presentan una decoración «Côtes de Genève». Consultaremos a la marca cuales será los acabados finales.