Cuando el nombre Zenith sale a la palestra, automáticamente lo asociamos con sus relojes «El Primero» y evidentemente al movimiento de alta frecuencia de oscilación que les da nombre. Es un reacción lógica, pues el lanzamiento en 1969 de su calibre «El Primero», con una frecuencia de oscilación de 36.000 alternancias por hora, representó todo un hito. Además, Zenith nos ha acostumbrado desde entonces a que sus novedades más relevantes se centren en dicho calibre.
El Academy Georges Favre-Jacot que ahora nos desvela Zenith no es ajeno a la regla, pues su movimiento oscila a 36.000 alternancias por hora, pero no se trata como es habitual de un cronógrafo, ni siquiera de un reloj instrumento o de carácter deportivo. Estamos ante un reloj de estética clásica y con un nivel de complejidad mecánica que nos remonta a los orígenes de la marca, cuando el dominio de las complicaciones y la precisión cronométrica formaban parte de su ADN.
El motivo de este «Georges Favre-Jacot» no es casual ni aleatorio ya que es el nombre del joven emprendedor que en 1865 fundo el taller de relojería que hoy conocemos como Zenith. Realizando un simple ejercicio aritmético veremos que en el 2015 se cumple el 150ª aniversario de la fecha de fundación y que, salvo sorpresa, esta obra maestra de la relojería será la pieza que homenajeará dicho evento. Por tanto, debemos tratar este Academy Georges Favre-Jacot como un adelanto de las novedades que Zenith presentará en la feria Baselworld 2015.
Si analizamos la complejidad de este reloj en cuanto a indicaciones solo podemos concluir que se trata de un reloj bastante básico: horas, minutos, pequeño segundero e indicación de reserva de marcha. Pero una vez más, debemos tener presente que complicación relojera no era sinónimo de indicación y el ejemplo más claro de ello es el tourbillon, una complicación que no implica indicación adicional alguna, pero que comporta una gran complejidad mecánica encaminada a optimizar la precisión cronométrica del movimiento que lo equipa.
El Academy Georges Favre-Jacot de Zenith es un caso muy parejo, ya que su movimiento recurre a un sistema de transmisión «cadena/caracol» que al igual que el tourbillon tiene como finalidad optimizar su cronometría y que incluso lo supera en cuanto a complejidad y dificultad de implementación. No se trata de una complicación nueva, pero aplicada a un reloj de pulsera es relativamente reciente, que hemos visto por ejemplo en algunos relojes firmados por A. Lange & Söhne, como el «Pour le Mérite» del que ya os habló Jordi en un artículo del 2012.
El sistema de cadena/caracol tiene como objeto solucionar uno de los mayores problemas cronométricos que origina un esquema convencional en un movimiento relojero. Me refiero al lógico descenso de par de fuerza que transmite el muelle del barrilete a medida que se va desenrollando. Con el mecanismo cadena/caracol se consigue una fuerza constante y en consecuencia, por lo menos en teoría, la amplitud de las oscilaciones del volante permanece también constante. Teóricamente todo ello significa que un reloj perfectamente regulado no sufriría jamás alteración alguna en su cronometría salvo por causas de desgaste de alguna de sus piezas.
Como he comentado al inicio, este Academy Georges Favre-Jacot, al igual que el Lange «Pour le Mérite», nos aporta una apariencia clásica, tanto en su caja como en su esfera, aunque en este último elemento encontramos una gran diferencia, ya que Zenith opta por exhibir el mecanismo de cadena/caracol a través de una gran apertura que prácticamente ocupa toda su mitad superior.
El resto de elementos visibles en la esfera también mantienen una exquisita estética clásica; desde el granulado de su base hasta las agujas azuladas, incluyendo la que nos indica la reserva de marcha en un índice semicircular ubicado entre las 3 y las 6 horas. A la izquierda de la parte inferior de la esfera encontramos el pequeño segundero, que en consonancia con un reloj que prima la cronometría nos ofrece 60 índices que a pesar de su reducido tamaño son claramente visibles.
El material elegido para la caja es el oro rosa y su diámetro es de unos generosos 45 milímetros. Ciertamente es un diámetro superior a lo habitual en un reloj de corte clásico, pero es algo comprensible debido al espacio que requiere el mecanismo de cadena/caracol, aunque el Lange consigue implantarlo en una caja de 40,5 milímetros de diámetro.
En resumen, estamos ente una obra maestra de la Alta Relojería, que implementa un complejo mecanismo de carga manual, el calibre «El Primero 4810», que aporta una ventaja real a la precisión cronométrica de este reloj. Por otra parte, con la visibilidad de este mecanismo a través de la esfera, Zenith consigue aunar clasicismo con una indudable espectacularidad estética. Una pieza muy a tener en cuenta por parte de los grandes coleccionistas, que se emite en una razonable edición limitada a 150 unidades.
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