Algo ha cambiado en Girard-Perregaux. Sin duda habréis percibido la importante cantidad de artículos que hemos escrito referentes a la marca de La Chaux-de Fonds. ¿Se debe a que Girard-Perregaux lanza más novedades que antes, o que sus productos son más interesantes?.. No, sus colecciones siguen siendo básicamente las mismas desde hace años y sus relojes mantienen la misma calidad de siempre. Se debe a algo tan simple como que ahora comunica sus novedades con profusión de detalles y de imágenes. Por mucho que apreciemos y valoremos una marca nos resulta imposible transmitirlo a los lectores sin un mínimo de información, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo. Este fenómeno se ha producido y sigue produciéndose en bastantes marcas de este sector.
Ahora Girard-Perregaux es plenamente consciente de que aunque tengas un gran producto, si tu cliente potencial no lo sabe, no sirve de nada. No solo ha potenciado la comunicación de sus novedades sino que también ha potenciado las campañas de imagen y los eventos que transmiten los valores esenciales de su centenaria historia. Aunando ambos conceptos, Girard-Perregaux acaba de presentar la Trilogía Vintage 1945 Le Corbusier. Una exaltación al componente artístico inherente a cualquier pieza de Alta Relojería digna de dicho apelativo, llevada en este caso al límite, tanto por el motivo de su inspiración como por el dominio de las técnicas y oficios artísticos necesarios para realizarlo con éxito. En este sentido me recuerda a las maravillosas entregas de Vacheron Constantin de sus «Métiers d’Art», aunque en este caso con un acento de modernidad inédito en este tipo de relojes.
Si para sus obras «Métiers d’Art», Vacheron Constantin buscó su inspiración en todo el universo geográfico y en cualquier espacio temporal, Girard-Perregaux ha reducido su motivación a un entorno y tiempo muy concretos: La Chaux-de-Fonds y el siglo XX. Claro que Girard ha contado para ello con una coincidencia sumamente valiosa a la vez que poco conocida. Uno de los mayores genios de la arquitectura y el diseño modernos nació y se formó en la misma ciudad que se fundo la manufactura Girard-Perregaux en el año 1852. Nos referimos a Charles-Edouard Jeanneret, aunque probablemente este nombre os diga menos que Le Corbusier, apelación artística que asumió años más tarde en París.
La trilogía Le Corbusier nace de un acuerdo entre Girard-Perregaux y la Fundación Le Corbusier. Un proyecto y una colaboración que adquieren pleno sentido dado el carácter indiscutiblemente innovador y artístico que han desarrollado tanto el arquitecto como la manufactura durante toda su existencia.
El movimiento artístico del Art Nouveau encontró una forma de expresión original en La Chaux-de-Fonds a comienzos del siglo XX, Cuando la antigua ciudad dejaba paso a una ciudad moderna, se desarrolla en esta capital de la relojería el «Estilo Sapin», una variante regional del Art Nouveau. Precisamente esta tendencia arquitectónica ha otorgado a la ciudad de La Chaux-de Fonds el honor de ser catalogada como patrimonio mundial de la UNESCO.
Para esta trilogía, Girard-Perregaux ha elegido como base su colección Vintage 1945, mismo año en que Le Corbusier publica una de sus obras más famosas, Los Tres Establecimientos Humanos, y define formalmente su noción arquitectónica del Modulor. A partir de aquí Girard-Perregaux recorre a través de estas piezas tres ciudades clave en la la creatividad de Le Corbusier: La Chaux-de-Fonds, donde nace, desarrolla su juventud y empieza a formarse, París, donde alcanza la cumbre del diseño con su revolucionario concepto del mueble y finalmente Marsella, donde Le Corbusier desarrolla el concepto arquitectónico que más tarde imitará media Europa. Cada una de las piezas de esta trilogía lleva el nombre de una de estas tres ciudades.
Dentro de la colección Vintage 1945, Girrad-Peregaux ha optado por el movimiento más básico, el que nos proporciona la lectura de horas y minutos sin más. La decisión es absolutamente lógica ya que toda indicación adicional empañaría la visualización de la esfera, la protagonista indiscutible de estas maravillas. Solo tengo que hacer un reproche y es la ausencia de todo tipo de índices. Soy consciente y es evidente que se ha buscado el máximo minimalismo en todo lo que no sea el trabajo realizado en las esferas, pero ante todo se trata de un reloj, y como tal debería ser capaz de proporcionarnos una lectura mínimamente precisa del tiempo. Esta es una carencia lamentablemente habitual de muchas marcas en algunos de sus relojes cuando se embarcan en diseños puristas y eminentemente creativos. Aunque también debo admitir que este, especialmente el reloj Marsella, es de los contados casos en los que si pudiera lo adquiriría pasando por alto dicha deficiencia. Al fin y al cabo lo veo más como un reloj destinado a provocar contemplación y deleite antes de devolverlo a la vitrina correspondiente.
Como en el caso de «Les Metiers d’Art», las esferas de los relojes de la trilogía Le Corbusier se basan en la aplicación de técnicas artesanales complejas llevadas a su máximo grado de dificultad, especialmente en lo concerniente a su miniaturización y a la perfección que exige cualquier obra de Alta Relojería. Además, Girard Perregaux ha sido tremendamente fiel a las obras de Le Corbusier, no solo por el diseño, sino por los materiales empleados, sin importar si estos son habituales o no en relojería. Así, por primera vez vemos un reloj con una esfera esculpida en cemento. No dudo que a algunos les parecerá una excentricidad. A mí me parece una genialidad. Estamos ante obras de arte, y ante ellas cualquier postura es respetable y debe ser respetada.
Tampoco ha dudado Girard-Perregaux en recurrir al acero para las cajas de dos de estos relojes. Un metal a veces injustamente tratado como poco noble para su aplicación el piezas de Alta Relojería, donde predominan todas las variantes de metales nobles como el oro, el platino o el paladio. Pero una de las materias clave en la obra del Le Corbusier es el acero y no solo considero lógico, sino coherente e incluso imprescindible respetarlo.
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Vintage 1945 Le Corbusier: La Chaux-de-Fonds
La Chaux-de-Fonds, donde nació Charles-Edouard Jeanneret, es uno de los centros relojeros más importantes de Suiza, lo que equivale a decir del mundo. En una ciudad con este particular gen, es habitual que una gran parte de su población haya realizado estudios concernientes a este micro-mundo. También lo hizo el entonces joven Charles-Edouard, cursando estudios de grabador-cincelador en la Escuela de arte de la Chaux-de-Fonds.
Esfera en nácar – caja en oro rosa
La primera pieza de la trilogía Le Corbusier rinde homenaje a uno de los trabajos de juventud de Charles-Edouard Jeanneret como grabador-cincelador. Emulando las directrices de su obra, la esfera de este Vintage 1945 se basa en un fondo de nácar en bajorrelieve.
Para la realización de cada una de estas esferas se invierten aproximadamente siete días. En dicho proceso se aplican diversas técnicas artísticas, como son el cincelado, el pulido y el barnizado. Una de las mayores dificultadas de este trabajo es conseguir mantener la integridad de los cinco tonos de la obra original.
La base de nácar y el colorido que se le aplica convierten a esta pieza en la más espectacular en su apreciación visual.
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Vintage 1945 Le Corbusier: París
En 1917 Charles-Edouard Jeanneret se instala en París, el gran centro mundial artístico de la época. Tres años más tarde, adopta el nombre artístico de Le Corbusier, por el que desde entonces será universalmente conocido. En aquellos días París era el epicentro del movimiento modernista, en el que se inscriben las pinturas y la arquitectura de Le Corbusier buscando las formas geométricas elementales, “el espacio, la luz y el orden” según sus palabras.
En 1929, junto con su primo Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand, Le Corbusier presentó el «Gran Confort” en el Salón de otoño de París. Entre las piezas expuestas, se encontraba su innovador mobiliario en acero, cuero y piel. La utilización de estos materiales dictó un antes y un después en el diseño de mobiliario. De entre estas piezas, probablemente la más conocida, incluso para el público no iniciado, sea la famosa «chaise longue», en la que sobresale la combinación del metal con la piel de vaca.
Esfera en metal – caja en acero
Esta segunda edición limitada Girard-Perregaux se inspira en la original interpretación de Le Corbusier de las Artes decorativas y en su inédita combinación de materiales. Basándose en su «chaise longue», Girard-Perregaux utiliza los mismos materiales: caja de acero, esfera metálica y pulsera de piel de vaca.
La esfera está grabada a mano y evoca el sistema Modulor, cuyo principio es la aplicación en la arquitectura de las proporciones de la figura masculina (una escala humana) y el número áureo, así como la percepción que produce en ella la luz aplicada.
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Vintage 1945 Le Corbusier: Marsella
En el periodo de posguerra y en Marsella es donde Le Corbusier realiza «La Ciudad Radiante» una de sus mayores obras arquitectónicas de Le Corbusier. Esta unidad de viviendas, ideada con anterioridad, se basa en una estructura de hormigón armado bruto (acero y hormigón), material predilecto de Le Corbusier. Su construcción se realizó entre los años 1947 y 1952 con el objetivo de paliar la acusada falta de viviendas de la época.
«La Ciudad Radiante» es un imponente complejo de doce pisos, con una capacidad de alojamiento de 1.600 personas, en el que se han inspirado muchos otros conjuntos residenciales construidos en diveros países europeos, principalmente en Francia y en Alemania. Una vez más, en esta unidad de vivienda se aprecia la aplicación del concepto Modulor.
Esfera en hormigón – caja en acero
Al igual que en las dos primeras piezas, El tercer reloj de la trilogía «Vintage 1945 Le Corbusier» se inspira en esta etapa creativa y también se aplican fielmente los materiales utilizados. Ello da paso al sin duda más sorprendente y original miembro de dicha trilogía, ya que nos encontramos con una esfera realizada en hormigón, un material totalmente inédito en relojería.
Para la elaboración del hormigón se han precisado tres días de trabajo donde se ha ligado, secado y terminado con minuciosos acabados a mano. El resultado es asombroso y parece incluso extraño que nadie hubiese pensado en el cemento para las esferas, especialmente en relojes de corte contemporáneo o futurista.
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La trilogía Vintage 1945 Le Corbusier de Girard-Perregaux es fascinante desde cualquier punto de vista. Representa el arte llevado a la relojería en su límite más extremo. El mérito es lograrlo sin caer en la ostentación o la extravagancia y Girard-Perregaux lo ha conseguido.
Como era de esperar y además deseable en estos casos, se trata de una edición limitada, diría limitadísima, ya que tan solo se realizarán 5 ejemplares de cada reloj. Cierto que esto puede sumir en una cierta desesperación a los que deseen adquirirlos y no lleguen a acceder a una de estas piezas, pero en este caso considero la cifra adecuada, acorde con la excepcionalidad de estas obras humanas tan poco terrenales.