Sin lugar a dudas, un elevado porcentaje de aficionados a la alta relojería darían como respuesta al Lange 1 si se les preguntara por el primer modelo de A. Lange & Söhne que les viniera a la cabeza. Su carácter atemporal así como la uniformidad que ha mantenido en su diseño desde su lanzamiento en 1994 – 15 han sido los modelos presentados desde entonces – convierten a esta pieza en el buque insignia de la manufactura germana y en uno de los guardatiempos más emblemáticos de la historia de la relojería. Pocos relojes pueden alardear de haber mantenido su esencia y aspecto, tan sólo sirviéndose de casi imperceptibles variaciones en el pasar de los años, y seguir siendo uno de los protagonistas del catálogo de una marca.
En este 2015 y durante la celebración del SIHH ginebrino, A. Lange & Söhne presentó lo que la propia manufactura bautiza como la segunda generación del Lange 1. De nuevo, todo parece mantener el orden de antaño y, externamente, sólo un bisel más estrecho es testigo de las modificaciones implementadas. La caja de estos nuevos Lange mantiene el diámetro de 38,5 mm con un espesor de 9,8 mm y toma como materiales de base el oro amarillo (191.021), el oro rojo (191.032) y el platino (191.025) combinados con esferas fabricadas en plata maciza color champaña, plateada y rodiada respectivamente.
Las indicaciones, así como su disposición sobre el dial, respetan a los predecesores de este modelo de manera que horas y minutos se albergan en un dial subsidiario descentrado hacia las 9, acompañado de un pequeño segundero – dotado de un dispositivo de parada – también descentrado hacia la posición situada entre las 4 y las 5 en este caso, que se completan con el habitual indicador de reserva de marcha por aguja y en forma de abanico y una fecha panorámica de doble ventanilla a la una.
La mayor novedad que esgrime este nuevo Lange 1 responde a su corazón, al nuevo calibre manufactura de remonte manual – el quincuagésimo en la historia de la marca – de referencia L121.1 y que oscila a una frecuencia de 21.000 alternancias por hora (3 Hz) ofreciendo una impecable reserva de marcha de 72 horas gracias a los dos barriletes que monta. La mayor novedad aportada por este movimiento queda reservada para el uso y disfrute del propietario del guardatiempos: el salto instantáneo de la fecha panorámica. Posiblemente sin importancia para un no aficionado a la alta relojería, este tipo de mecanismo requiere de una destreza técnica importante para su implementación dada la cantidad de energía necesaria y que debe acumularse a lo largo del día para ser liberada en el momento preciso de la medianoche.
Otro de los detalles, este mantenido durante toda la historia de Lange, que supone una demostración en toda regla del savoir faire de una marca, es la proporción existente entre el espacio disponible en el interior de la caja del reloj y el ocupado por el calibre albergado. La maestría de Lange, también en este aspecto, queda demostrada con las dimensiones de 30,6 x 5,7 mm del nuevo L121.1, señal inequívoca de que el guardatiempos y su mecanismo están hechos el uno para el otro.
Las tres referencias incorporan correas en piel de aligátor cosidas a mano en color marrón para la caja de oro amarillo, rojizo para el oro rojo y negra para la referencia en platino, todas ellas con la característica hebilla de Lange como cierre en el mismo material que el utilizado para la caja.