El pasado 18 de Junio cerró sus puertas el SIAR Madrid 2016. Llega la hora de las valoraciones y el titular de este artículo es muy explícito al respecto; el éxito ha sido notorio y por tanto las perspectivas de futuras ediciones son optimistas. Un certamen de este tipo encierra numerosas complejidades en su organización y también en su valoración, lo que intentaré desgranar a grandes rasgos.
Uno de los factores que se suele analizar para valorar la evolución de cualquier feria o salón son el número de participantes e incluso la superficie total dedicada al evento. Si solo atendemos a este principio, se puede afirmar que el SIAR Madrid 2016 no ha evolucionado. En el artículo previo a la celebración del SIAR madrileño ya os anunciaba los cambios que se producirían en las marcas participantes, y también mencionaba el cambio de escenario. En ambos aspectos y atendiendo exclusivamente a criterios numéricos es evidente que no se producen una evolución, aunque tampoco una involución.
Pero, como suele ocurrir en muchos ámbitos, en un sector tan exclusivo y restringido como es de la Alta Relojería, es más importante la calidad que la cantidad, un aspecto en el que la evolución del SIAR Madrid ha sido indiscutible.
El primer aspecto cualitativo que ha quedado patente desde el primer instante ha sido la calidad de las piezas exhibidas por los expositores. Este era uno de los aspectos probablemente más flojos de años anteriores, donde no veíamos demasiados relojes y estos, salvo casos casi anecdóticos, tampoco formaban parte de lo que podríamos denominar la gama más alta de los catálogos de las marcas. En este sentido, este año el cambio ha sido espectacular y de prácticamente todas las firmas presentes en el certamen hemos visto piezas excepcionales.
En este apartado quien se ha llevado la palma ha sido Vacheron Constantin, con la casi impensable exhibición del 57260, el reloj más complicado del mundo, una pieza que se sale de todos los registros. Hay que aclarar que el 57260 es una pieza única, realizada por encargo previo de un cliente que ya lo tiene en su poder. Por tanto, el reloj que exhibe Vacheron es una réplica exacta del 57260 que la firma ginebrina utiliza para exhibiciones y para su fondo histórico. Como suele ocurrir en muchas ocasiones, y por algún motivo que aun escapa a mi comprensión, no se permitieron realizar imágenes del reloj. De ello se encargaban guardias de seguridad que al más mínimo atisbo, con toda la educación del mundo, nos recordaban la prohibición.
Otro reloj excepcional, especialmente para coleccionistas, que nos trajo Vacheron, es el cronógrafo «Cornes de Vache». Ya lo había visto en el SIHH, pero tuve la oportunidad de admirarlo y ceñirlo a mi muñeca, algo que en el salón ginebrino, debido a la gran afluencia de prensa en las presentaciones, resulta prácticamente imposible.
La excepcionalidad de las piezas presentadas podría extenderla a todas las marcas participantes, lo que nos complicó la vida y la decisión a los miembros del jurado que debíamos elegir los mejores relojes en cuatro categorías. La elección más fácil, prácticamente obligatoria, fue la de reloj Gran Complicación que se llevó el Vacheron Constantin 57260 antes mencionado, y cuyo premio tuve el honor de entregar.
Pero este premio también fue la que generó más polémica. Con total unanimidad consideramos que este reloj no debía haber participado en esta categoría y que lo ideal hubiera sido crear una premio especial para él, pero solo quedaba un día para la entrega desde nuestra deliberación y obviamente fue imposible modificarlo.
Finalemente, los premiados del SIAR Madrid 2016 fueron:
- Reloj Gran Complicación: Vacheron Constantin Atelier Cabinotiers 57260
- Reloj Depertivo: Panerai Luminor Submersible 1950 Carbotech
- Reloj Femenino: Piaget Limelight Stella
- Mejor Reloj: Ferdinand Berthoud Chronomètre FB1
- Premio del Público: Ulysse Nardin Grand Deck Marine Tourbillon
Realmente, los premios con tal cantidad y cantidad de candidatos siempre son difíciles de decidir ya que el factor subjetivo es inherente a cada miembro del jurado. Que los premiados eran merecedores de ello es indiscutible. Que muchos otros también lo hubieran sido también queda fuera de toda discusión. Al final, unos quedaron encantados con los resultados y otros comprensiblemente decepcionados.
Aparte de los relojes, que obviamente son el ADN de cualquier evento en este sector, no es menos importante el público asistente. En este aspecto, el comentario unánime de todos los expositores es que la calidad, que podríamos traducir como interés relojero, del público fue muy superior a anteriores ediciones. Esta es probablemente la mejor noticia que nos deja este SIAR Madrid 2016 y lo que garantiza su confirmación como certamen estable y de futuro.