El 17 de septiembre de 1755, poco podía imaginar Jean-Marc Vacheron que estaba marcando la historia de la relojería cuando, en el despacho del notario Choisy ubicado en el barrio de Saint-Gervais de Ginebra, firmaba un contrato de aprendizaje con el joven Esaïe Etier. Este contrato se convertiría en el documento que contiene la cita más antigua del primer relojero de una extraordinaria manufactura que perduraría a través de los años y hasta nuestros días de manera ininterrumpida hasta convertirse en uno de los iconos de la alta relojería.
Allá por el año 1785, Vacheron adopta el calibre Lépine mejorado debido a los cambios introducidos por Breguet y que permitían la posibilidad de fabricar relojes extraordinariamente planos, adecuados y reclamados por el mercado francés cuya elegancia no admitía que sus bolsillos se deformasen debido al grosor de los guardatiempos que debían salvaguardar.
En este artículo vamos a hacer una excepción a los habituales relojes mecánicos de pulsera y aceptaremos la invitación de Vacheron Constantin a retroceder en el tiempo y regresar a la distintiva elegancia que se desprende de consultar la hora en un reloj de bolsillo y al placer de contener el paso del tiempo en nuestras manos.
El Calibre 4400
Distinguido con el Sello de Ginebra, se trata del segundo calibre básico de carga manual de la nueva era de Vacheron Constantin, heredero del conocido Calibre 1400. La primera noticia que tenemos de este nuevo calibre nos llegó poco antes del SIHH 2009 con la presentación del nuevo Americain 1921, para reaparecer durante la celebración del Salón Ginebrino de ese año a través de la ampliación de la colección Patrimony Traditionnelle con el lanzamiento de tres nuevos modelos, uno de los cuales albergaba a este nuevo movimiento.
Podemos definir como de sorpresa la primera reacción que causó el hecho de la aparición de un segundo calibre con funciones idénticas a uno ya existente aunque al mismo tiempo, tratándose de la manufactura Vacheron Constantin, la segunda reacción debía ser ineludiblemente la de curiosidad por conocer los motivos que la impulsaron a ello. Más de 250 años de historia sin espacios vacíos no se deben, en absoluto, al uso del absurdo o la redundancia sino a todo lo contrario.
Efectivamente, y como no podía ser de otra manera, existía un argumento que motivó e impulsó a los ingenieros y diseñadores de la manufactura al desarrollo de este nuevo calibre: la elegancia y perfección estética intrínsecamente ligadas a todas sus creaciones, aunque para ello fuera necesario salvar ciertos obstáculos de carácter puramente técnico.
En primer lugar, por lo que al motivo estético se refiere, el calibre 1400 tenía un diámetro de 20,35 mm en tanto que en el nuevo 4400 era de 28,5 mm. La tendencia de crear guardatiempos de mayor diámetro hace que este incremento de superficie aplicado al calibre cobre una gran importancia puesto que, aún sin originar ningún problema de tipo técnico, si el calibre se muestra a través de un fondo en cristal de zafiro, un reducido diámetro de éste implica que se vea extremadamente pequeño debiendo rellenar la parte sobrante del fondo de la caja con el material que corresponda. Esta solución, a la vez que ofrece una sensación de desproporción, puede llevar a pensar que se está integrando un movimiento en una caja que no es la adecuada por sus dimensiones. Adicionalmente, si el calibre tiene un diámetro apreciablemente inferior al de la caja y puesto que las indicaciones en la esfera se deberán ubicar dentro de la superficie abarcada por el movimiento, éstas se concentrarán en la zona central de la esfera dejando todo su perímetro exterior desnudo.
En segundo lugar, el calibre 4400 tiene una reserva de marcha de 65 horas – 3 días – hecho que por sí solo no debe sorprendernos debido a que se trata de un valor bastante habitual en la actualidad. Lo que sí sorprende es que esta reserva de marcha se consigue con un único barrilete de pequeño tamaño cuando generalmente esta complicación se implementa con el uso de dos o más barriletes. Aunque la dificultad que entraña el desarrollo es de tipo técnico, el motivo que la impulsa es, de nuevo, de carácter estético. El empeño de la manufactura en este aspecto viene determinado por el hecho de que un calibre que proporcione una determinada reserva de marcha con más de un barrilete implicará un aumento en su grosor si los barriletes se montan sobre el mismo eje, uno sobre el otro, o bien un aumento en su diámetro que puede llegar a ser descomunal si los barriletes se integran en paralelo.
El reloj