En el año de su 225º Aniversario, Girard-Perregaux homenajea a una de sus piezas más icónicas que, a su vez, sea probablemente una de las más desconocidas por el gran público. De este modo, la manufactura de La Chaux-de-Fonds presenta el Girard-Perregaux 1957 tomando como referencia el Gyromatic HF, un reloj que viene acunado por una historia más que interesante.
No podríamos escribir una introducción como la anterior sin, después, escribir unas breves pinceladas sobre la historia de la que os hablaba. Así que dediquemos unas cuantas líneas de este artículo a ponernos en situación.
El origen del Girard-Perregaux 1957.
A finales de los años 60, Girard-Perregaux era una de las pocas manufacturas que disponía de un equipo de I+D interno. Este departamento de investigación permitió a la marca desarrollar varios movimientos revolucionarios. El primero de ellos, que data de 1957, sería el movimiento de remonte automático bautizado como Gyromatic. Este mecanismo aportaba una solución definitiva al principal inconveniente que presentaban los movimientos automáticos estudiados por los relojeros desde los años treinta: su particular arquitectura impedía combinar ciertos atributos que, idealmente, debían coexistir en un calibre mecánico: robustez, precisión y volumen reducido.
Girard-Perregaux resolvió este problema sustituyendo las tradicionales ruedas de trinquetes, destinadas a invertir el movimiento de vaivén de la masa oscilante, en un movimiento circular unidireccional que permitía el remonte del guardatiempos por embragues unidireccionales de rodillos. Solución tecnológica aparte, el sistema suponía una revolución adicional al tratarse de un mecanismo sencillo, eficaz, fiable y, por último, que permitía fabricar relojes automáticos de dimensiones reducidas.
El éxito del nuevo sistema no se hace esperar y miles de guardatiempos firmados por Girard-Perregaux incorporan el nuevo mecanismo. Aún así, los ingenieros de la manufactura continuaron buscando la manera de mejorar aún más la precisión de los movimientos mecánicos.
Estas investigaciones culminarían con el segundo de los inventos esenciales de Girard-Perregaux en esta época y que revolucionarían, una vez más, el mundo de la relojería: un movimiento mecánico de alta frecuencia (AF). Desde hacía ya tiempo, los relojeros e ingenieros eran conocedores del hecho que, cuanto mayor es la frecuencia de oscilación del volante, más regular y preciso es el guardatiempos. En los años sesenta, por razones de la energía acumulable en los barriletes de la época y por los requerimientos de lubricación de los mecanismos, los mejores calibres no sobrepasaban frecuencias que oscilaban entre 18.000 y 21.600 alternancias por hora.
En 1965, después de años de investigación, Girard-Perregaux presentaba un movimiento mecánico que oscilaba a una frecuencia de 36.000 alternancias por hora. Este movimiento recibiría, tan sólo un año después de su aparición y con el Gyromatic HF, el premio del Centenario del Observatorio de Neuchâtel. Equipando a un gran número de modelos aportó una precisión extrema a relojes fabricados en serie. Para todos aquellos que puedan estar pensando en el calibre de Zenith conocido como El Primero, deberíamos puntualizar: el calibre El Primero fue el primer movimiento de cronógrafo a 36.000 alternancias por hora, datando su presentación del año 1969 en la Feria de Baselworld de ese mismo año. Dicho sea de paso, y aunque forme ya parte de otra historia, el mundo de la relojería mecánica estaba por aquel entonces en los albores de la que supondría una de las mayores crisis del sector, la que posteriormente se conocería como la «crisis del cuarzo».
El Girard-Perregaux 1957.
A la vista de las imágenes que acompañan a la primera parte de este artículo, el parecido del nuevo Girard-Perregaux 1957 con el Gyromatic HF queda fuera de toda duda. En esta ocasión, la caja del nuevo guardatiempos se fabrica en acero, combinando en sus superficies los acabados pulido y cepillado, con unas excelentes dimensiones de 40 mm de diámetro y unos contenidos 9,45 mm de altura.
La esfera color champagne reproduce el aspecto vintage del modelo original, sustituyendo el cepillado vertical en su decoración por un sunburst y albergando las indicaciones de horas, minutos y segundos en disposición central y acompañadas de un fechador por ventanilla a las 3. Las agujas de horas y minutos, que sustituyen la forma rectangular de las implementadas en el Gyromatic por unas de tipo dauphine, incorporan además una discreta línea sobre la que se aplica tratamiento luminiscente. También los índices horarios aunque siguen siendo aplicados, varían su morfología para pasar de los rectangulares originales a los que la manufactura bautiza con el nombre Girard-Perregaux Heritage. Por lo que respecta a la escala de la minutería, se prescinde de la implementada en el reloj original para conseguir una mayor nitidez de la esfera, sacrificando no obstante la legibilidad de esta indicación.
El fondo visto del nuevo Girard-Perregaux 1957 descubre la que posiblemente responda a la mayor diferencia con su antecesor. Y es que lógicamente el movimiento original se ha sustituido por uno de los actuales de la marca, concretamente el GP03300-0130, un movimiento de armado automático integrado por 218 componentes que entrega una reserva de marcha de 46 horas oscilando a 28.800 alternancias por hora.