El Reverso es sin ningún género de duda el reloj icónico de Jaeger-LeCoultre, una distinción que le otorga su historia y su mecanismo que permite invertir la esfera. Pero un aspecto tan o más importante que los anteriores es su enorme capacidad de personalización, una cualidad que Jaeger-LeCoultre lleva al más exquisito extremo con el Reverso Van Gogh, aunque quizás debería pluralizar ya que el Reverso à Eclipse motivo de este artículo no es el primero que Jaeger dedica al legendario pintor holandés.
El primer Reverso dedicado a Van Gogh, que se presentó en el 2015 fruto de un proyecto de Jaeger-LeCoultre con el Van Gogh Museum de Amsterdam y su distribuidor holandés Gassan, reproducía el célebre cuadro de «Los Girasoles». Ahora, Jaeger nos anuncia una segunda edición de esta colaboración con una nueva edición del Reverso dedicado a Van Gogh, en esta ocasión el igualmente célebre «Autoretrato».
Para estas ediciones conmemorativas Jaeger ha elegido una variante muy especial de su Reverso; la Eclipse. La particularidad del Reverso à Eclipse es su capacidad para hacer desaparecer paulatinamente la esfera con un efecto similar al de una persiana lo cual se efectúa mediante la rueda que se puede apreciar en la parte superior derecha de la caja.
Así, tal como se aprecia en la imagen superior, podemos lucir un Reverso que a simple vista parece «convencional», abrir parcialmente la base de la esfera para dejar entrever el Autorretrato de Van Gogh manteniendo visibles los índices numéricos horarios, o abrirla totalmente dejando a la vista en todo su esplendor la totalidad de la reproducción del cuadro.
Obviamente, para la reproducción del Autorretrato de Van Gogh, Jaeger-LeCoultre ha elegido la técnica de esmalte con pintura en miniatura, una de las más complejas de las numerosas especialidades que abarca el concepto de Métiers d’Art. En las ocasiones en que hablado de la pintura en miniatura con responsables de diversas marcas, la respuesta ha sido la misma: se puede afirmar que está en un eminente peligro de extinción.
Prueba de ello es que la mayoría de firmas recurren a Anita Porchet cuando quieren realizar un reloj realmente excepcional. Anita es sin duda la mayor y mejor artista en esta rarísima especialidad, y el problema es que actualmente hay muy pocos artistas que aporten un nivel cercano al de Porchet. Esta es una situación sin duda provocada por los largos años de aprendizaje que requiere la pintura en miniatura, y todo ello sin la más mínima garantía de llegar al éxito.
Este Jaeger-LeCoultre à Eclipse es sin duda un reloj espectacular y sin exagerar puede considerarse una autentica obra de arte. Apararte de su lógicamente muy elevado precio, la mala noticia es que, al igual que la edición de «Los Girasoles», se trata de una edición limitada a tan solo cuatro ejemplares, que a buen seguro ya están más que adjudicados.