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Si en el test del cronógrafo Hanhart, comentaba que una de sus características es su imagen fácilmente identificable a distancia, en el caso de un Graham Chronofighter esta cualidad se amplifica hasta límites difíciles de superar. El Chronofighter y el Luminor de Panerai, son sin lugar a dudas los dos relojes más particulares, desde el punto de vista estético, que existen en le mercado. Asimismo, ambos comparten la legitimidad histórica y práctica de los elementos externos que les distinguen. Estos elementos tan particulares, si se desconoce su origen, pueden parecer gratuitos e incluso estrafalarios. Nada más lejos de la realidad. La famosa leva que equipa los Luminor de Panerai, tiene su origen en los relojes militares creados en la segunda guerra mundial, para uso de los comandos especiales de acción submarina de la Real Marina Italiana. Esta leva, junto con la luminiscencia de la esfera, era su principal característica y les proporcionaba una hermeticidad desconocida hasta la fecha. La leva que equipa al Chronofighter también tiene un teórico origen militar, en este caso la RAF británica, y le proporciona una precisión de accionamiento superior a cualquier otro cronógrafo existente en el mercado.

Cualquiera de vosotros que haya utilizado un cronógrafo habrá sufrido el contorsionismo que hay que efectuar con brazos y manos para operarlo. Para ponerlo en marcha, mediante el pulsador ubicado a las 2 horas, hay que torcer de forma poco natural la muñeca de la mano derecha para que el dedo índice se ubique más o menos coaxialmente a dicho pulsador. La única forma de evitarlo, o minimizarlo, es separar exageradamente el brazo izquierdo del cuerpo. Para detener la medición del cronógrafo se repite el mismo inconveniente, y para ponerlo a cero, con el pulsador situado a las 4, hay que forzar aun más este gesto antinatural. Esta difícil operativa carece de importancia  en la vida diaria, pero si la trasladamos a un entorno bélico, pilotando un avión a principios del siglo pasado, se convierte en un auténtico drama. En aquella época, además de la rudimentaria instrumentación, no existía la navegación asistida y por tanto separar, o forzar los brazos y manos de su posición natural de control de los mandos de pilotaje, representaba una temeridad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La solución de Graham es tan genial como simple. En primer lugar, se modifica la ubicación de los pulsadores situándolos a la derecha. Con ello se consigue que el accionamiento sea posible con el dedo pulgar. Además, se le añade una enorme leva, cóncava en su extremo, que permite ser accionada fácilmente incluso si vestimos guantes. A esta evidentes ventajas ergonómicas del sistema Graham, se suma otra de carácter morfológico. Está demostrado que accionamos nuestro dedo pulgar con más rapidez y precisión que cualquiera de los otros dedos de la mano.

Como no soy científico ni médico, cuando alguien realiza aseveraciones de este tipo, y  aunque subjetivamente me parezca más o menos creíble, debo necesariamente adoptar forzosamente una actitud crédula. En este caso no es necesario. Basta con acudir a cualquier distribuidor oficial de Graham y experimentar personalmente su sistema de accionamiento por leva. Cuando accioné un  Chronofighter por primera vez, me bastaron un par de pulsaciones para convencerme plenamente de su lógica y funcionalidad. Ciertamente su accionamiento es más rápido y natural que con cualquier cronógrafo convencional. Pero además, al tratarse de una palanca, la fuerza necesaria para su accionamiento es mucho menor y en consecuencia gozamos de una sensibilidad y precisión operativa mucho mayor.

También, al igual que en el caso del Luminor de Panerai, el peaje a pagar por esta funcionalidad es una estética que podemos calificar cuanto menos de especial, para algunos incluso extravagante. Esto es un hecho innegable, ya que la predominante leva del Chronofighter lo hace realmente aparatoso, especialmente desde el punto de vista estético. Pero su funcionalidad es indiscutible, por lo que el calificativo de extravagante está fuera de lugar. Evidentemente, su particular aspecto le resta polivalencia de uso, pero parto de la base que el potencial comprador de este reloj cuenta con otras piezas mecánicas en su colección.

Cuando Graham inició su reciente andadura, su primer y emblemático modelo fue el Chronofighter. Posteriormente se han ido añadiendo más modelos en su colección, algunos con líneas más contemporáneas del Chronofighter y otros que no tienen nada que ver con este sistema. Personalmente creo que el Graham más “auténtico” y representativo es el Chronofighter Fortress presentado a principios de año. Conserva el aspecto histórico del modelo original y le añade una serie de características estéticas que lo hace aun más atractivo.Su caja se mantiene en unos conservadores 43 mm de diámetro, evidentemente sin contar con todo el mecanismo de palanca. Es un tamaño lo suficientemente gran de para permitir una buena legibilidad y lo suficientemente contenido para que no sobresalga en muñecas de tamaño estándar e incluso tirando a pequeñas.

Sus formas, conservando el diseño original, se basan en lineas suaves y curvas, evitando cualquier ángulo recto. Los acabados son ciertamente complejos y de un nivel realmente alto, algo que observaremos en la imagen del sistema de palanca, donde se aprecia la sofisticada combinación de superficies satinadas y pulidas. Por su parte, el bisel también tiene un diseño muy propio, ya que en lugar de una geometría convexa como en la mayoría de relojes, es pronunciadamente cóncavo. El fondo de la caja utiliza cristal de zafiro, lo que nos permite observar su mecanismo.La esfera, además de encajar con el carácter vintage de este reloj, tiene un atractivo indudable. Este aspecto, lo enfatizan principalmente sus índices tratados con Superluminova de tono beige, ya que emula el color que adquiría con el tiempo el material luminiscente utilizado en los relojes militares de mediados del siglo XX.

La configuración de su mecanismo, y por tanto de su esfera, es del tipo bi-compax. Una aguja trotadora central mide los segundos del cronógrafo, mientras que los minutos los totaliza un contador situado a las 9 horas. A las 3, encontramos el típico contador de segundos de la función horaria normal. Entre las 4 y las 5, muy discretamente, se ubica un pequeño fechador. Su discreto diseño, le permite no romper la imagen general de la esfera y nos permite disfrutar de la función que más utilizamos (aparte de la hora) en un reloj en su uso diario.

Pero quizás, junto con el tono de sus índices, lo que aporta el mayor atractivo a esta esfera es precisamente su fondo. De un tono negro mate, cuenta con un fino acabado arenado que siempre me ha resultado especialmente adecuado en relojes de carácter vintage. El único elemento que modificaría en esta esfera es el tamaño de la tipografía de la marca, excesivamente grande para  mi gusto.El mecanismo de este Chronofighter es el calibre de denominación G1742. Muy honestamente, esta marca británica, pero con instalaciones en Suiza, reconoce que este mecanismo se lo fabrica una empresa externa ubicada en la muy relojera población de La Chaux-de-Fonds.

Lo sorprendente de este calibre de cronógrafo, dado su precio, es que recurre al sistema de control de accionamiento por rueda de pilares, más propio de relojes  de un segmento de precio superior. Como hemos comentado en otras ocasiones, esta arquitectura le otorga a un cronógrafo una suavidad y precisión de funcionamiento superior al sistema de palanca que utilizan la gran mayoría de cronógrafos de gama media e incluso alta. Para destacar la rueda de pilares, se le ha dado un tratamiento azulado y es claramente visible a través del fondo del reloj. Los acabados son de un muy buen nivel, con los cantos de los puentes achaflanados y pulidos, y alternando en estos la decoración satinada con el clásico decorado “côtes de Genève”.No puedo más que dar mi honesta recomendación a este Chronofighter Fortress como segundo o tercer elemento de cualquier colección. Es un reloj de marcado acento deportivo que además cuenta con una  notable hermeticidad de 10 bares, adecuada incluso para actividades acuáticas de poca profundidad. Su precio, de 7.950 francos suizos, (aprox. 6.400 euros) es muy contenido teniendo en cuenta las características técnicas y los acabados de este reloj.

No obstante, a pesar de que se aleja de extravagancias de dudoso gusto en alguno de los modelos recientes de la marca, hay que tener en cuenta que es un reloj adecuado para compradores con un claro sentido de personalidad y diferenciación. Abstenerse aquellos que deis importancia al “¿Que pensarán?”.

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Décadas de pasión heredada por la relojería. 17 años transmitiendo esta pasión por internet. Primero fue MundoPanerai, luego Cronomundi, ahora Watch-Test. Unos proyectos que nacieron bajo una idea muy clara que se mantiene en el tiempo: el lector busca opinión de calidad y fiable. Con toda la subjetividad que conlleva, opinión y crítica razonada es lo que pienso seguir ofreciendo.

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