La madrugada del 17 de enero de este ya casi finalizado 2017, en plena celebración del SIHH, nos dejaba Herr Walter Lange, fundador de la actual era de A. Lange & Söhne. De este modo, la próxima edición del salón ginebrino que tendrá lugar entre el 15 y el 19 de enero, coincidirá con el primer aniversario de esta pérdida. No había mejor manera de honrar la memoria del que fuera el corazón de esta manufactura que con un guardatiempos. Lange lo ha hecho, y de qué manera, lanzando el 1815 Homage to Walter Lange, una pieza de la que, sin duda alguna, Walter Lange hubiera estado muy orgulloso.
Segundero central saltante con función de arranque y parada.
Elegancia, sobriedad, legibilidad cronométrica,… y una complicación técnica en el interior cuyos orígenes se remontan al año 1867, 250 años atrás, basada en una invención patentada por Ferdinand Adolph Lange y bautizada como «segundero central saltante con función de arranque y parada». La esfera del 1815 Homage to Walter Lange, manufacturada en plata maciza para todas las referencias de este reloj, es limpia, muy limpia, y acoge las indicaciones básicas de cualquier guardatiempos. Estas indicaciones responden a las de horas y minutos – con dos agujas centrales de acero pavonado – acompañadas de un pequeño segundero situado a las seis.
La peculiaridad en la que se materializa la complicación de la que os hablaba reside en la aguja central que comparte eje con las de horas y minutos. Vayamos por partes. Habitualmente, el segundero de un reloj mecánico se desplaza de manera casi continua sin que sus saltos sean prácticamente perceptibles al ojo humano. El número de saltos que esta aguja realiza por cada segundo depende de la frecuencia de oscilación del volante. Esto es, para una frecuencia de 21.600 alternancias por hora (3 Hz), el número de saltos es de 6, en tanto que para una frecuencia de 28.800 alternancias por hora (4 Hz), el número de saltos correspondiente es de 8.
Partiendo de la premisa anterior, si añadimos la complicación conocida como segundos muertos, el movimiento del reloj implementa un dispositivo que bloquea estos pequeños saltos permitiendo que el segundero se desplace únicamente por cada segundo transcurrido. El «segundero central saltante con función de arranque y parada» consiste precisamente en el principio de desplazamiento de los segundos muertos pero, además, añade un pulsador (en la carrura, a la altura de las dos en el caso del 1815 Homage to Walter Lange) que, como si de un cronógrafo monopulsante se tratara, permite poner en marcha o detener esta aguja central.