Los concursos de cronometría se iniciaron en el siglo XIX y eran la mayor fuente de prestigio para las marcas relojeras. Todas se afanaban en presentar sus mejores creaciones y luego utilizaban los premios obtenidos para publicitar su pericia técnica. En la segunda mitad del siglo XX estos concursos desaparecieron, probablemente por el auge de la publicidad tal como hoy la conocemos.
Tras muchos años, en los que ya nadie se acordaba de estas competiciones de precisión, por iniciativa del Museo de relojería de Le Locle, en el año 2009, se lanza el primer concurso con el nombre de esta villa relojera suiza. Este mes de Octubre se acaban de publicar los resultados correspondientes al concurso de este año, el segundo en la corta historia de este evento.
El concurso se divide en tres secciones. La primera está reservada para relojes con tourbillon, en teoría la complicación que más beneficia la precisión de un reloj. En la segunda categoría, denominada “classique”, se engloban relojes “simples” sin complicaciones. La tercera esta reservada para relojes “de escuela”, es decir los que realizan los estudiantes de relojería sin apoyo de ninguna marca.
Este año, el vencedor en la categoría Tourbillon ha sido el Greubel Forsey Double Tourbillon Technique, que como es lógico también ha sido el vencedor absoluto de todas las categorías. Un resultado bastante predecible, ya que la firma creada por Robert Greubel y Stephen Forsey es puntera en la Alta Relojería más extrema y su especialidad es precisamente el Tourbillon, hasta el punto que solo produce relojes con esta complicación. Su manufactura es totalmente artesanal y el grado de exigencia tan alto que su producción anual no excede los 100/110 ejemplares.
En mi opinión es una gran noticia la aparición de nuevo de este tipo de concursos. Un reloj mecánico de alta gama es una obra de arte, pero si no proporciona una precisión cronométrica a la altura, pierde todo atractivo. Este hecho parece haber sido olvidado por muchas marcas que garantizan una desviación cronométrica máxima muy por debajo del precio y del nivel de sus piezas. Algunas incluso no garantizan absolutamente nada, algo que me parece indignante cuando alguien va a invertir varias decenas de miles de euros en una de sus piezas.
Como era de prever, el conjunto del sector acogió con bastantes reparos este nuevo concurso. Esto se aprecia claramente en los participantes, entre los cuales no encontramos ni una sola de las marcas más conocidas. El motivo de ello es bastante fácil de deducir, e incluso es comprensible: nada que ganar y mucho que perder. Por todo ello, hay que hacer especial mención y quitarse el sombrero ante marcas como Greubel Forsey, F.P. Journe o Chopard que si se han atrevido a participar, a pesar de arriesgar su gran prestigio en el mercado.
Como curiosidad, mencionar que Tissot, una marca del segmento medio y de relojes muy asequibles, ha vencido en la categoría “Clássique”. Lo denomino “curiosidad” porque a mi parecer esta participación tiene truco. Tissot, como muchos ya sabréis, pertenece al Grupo Swatch, que entre otras engloba a marcas como Breguet, Blancpain, Glashütte y Omega, ninguna de las cuales ha participado. La estrategia es clara: presentamos a una marca de nivel bajo y si queda mal no pasa nada.
¿Como es posible que haya ganado en su categoría? En mi opinión hay dos factores que lo explican. El primero es que cualquier prueba de cronometría es de corto recorrido y la verdadera precisión, resistencia a golpes y magnetismos, y otras malas influencias solo se demuestra con el paso de los meses, incluso de los años. He tenido muchos relojes que durante las primeras semanas o meses no se desviaban ni un segundo al día y de golpe y repente, por el motivo que sea, han pasado a variar 10 o más segundos en el mismo periodo. El segundo factor, es que en la precisión a corto plazo de un mecanismo, lo que más influye es la exactitud de su ajuste, casi más que que la bondad de su diseño técnico.
A pesar de este par de factores, por otra parte inevitables, demos la bienvenida a este concurso de cronometría y felicitemos a su merecido ganador: Greubel Forsey.