Os proponemos un breve recorrido por la historia de los divers de Omega, desde el Omega "Marine" hasta el Seamaster Professional Diver 300M.

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La relación de los relojes de Omega con su entorno ha abarcado históricamente ámbitos tan diversos como el cine, el mundo del deporte y el espacio. James Bond, el rol de la marca como Cronometradora Oficial de los Juegos Olímpicos desde 1932 y el Speedmaster, son algunas de las pruebas que lo confirman.

El campo de los relojes de buceo, también conocidos como “divers”, ha sido otro de los objetos de estudio e investigación en Omega desde la década de 1930. Su historia empieza en 1932 con el Omega “Marine”, al que siguieron, entre otros muchos, el Seamaster 300 en 1957, el Seamaster 600 “Ploprof” en 1970 y, finalmente, el Seamaster Professional Diver 300M en 1993. Ya en el siglo XXI, en 2005, Omega lanzaría la Colección Planet Ocean con las múltiples variantes que llegan hasta nuestros días.

El comienzo de un legado: Omega “Marine”. 

Omega-Marine-Ambience

Lanzado en 1932, el Omega “Marine” se convirtió en el primer reloj de inmersión disponible comercialmente. Basado en la patente registrada el 10 de marzo de 1930 con el número CH 146310 por el ginebrino Louis Alix, la peculiaridad del “Marine” residía en una construcción de doble caja fabricada en acero Staybrite, existiendo una segunda versión en oro de 18 quilates. Esta protección por doble caja ofrecía una seguridad adicional al movimiento a la vez que un aislamiento frente a los cambios de temperatura gracias a la capa de aire existente entre ambas cajas.

La caja interior, unida a uno de los dos extremos de la correa, respondía al concepto convencional de este elemento. Puesto que en la mayoría de las ocasiones la entrada de agua se producía a través de la corona, esta caja interior incluía el sistema de remonte del mecanismo minimizando el riesgo de daños y mejorando la estanqueidad. Precisamente este concepto, de extrema importancia para la preservación de la estanqueidad del guardatiempos, fue el punto débil que impidió que el “Marine” tuviera todo el éxito comercial que merecía ya que pocos estaban dispuestos a tener que separar ambas cajas a diario para dar cuerda al mecanismo. No obstante, y a pesar de ello, el Omega “Marine” fue considerado como uno de los mejores relojes resistentes al agua de la época, hasta el punto de que, en los Estados Unidos, eran adquiridos por Cartier y Tiffany para ser puestos de nuevo a la venta bajo sus respectivos nombres.

Omega Marine 1

La segunda caja, en el otro extremo de la correa, era en realidad una especie de funda que envolvía a la anterior y que actuaba como sello hermético al bloquear la palanca de fijación. Esta caja exterior estaba provista de un cristal de zafiro artificial sellado contra el metal, cuya resistencia superaba en unas diez veces la de los cristales convencionales de la época. No debemos olvidar que el uso del cristal de zafiro se generalizó a partir de la década de los 90.

Omega Marine Combo

La correa del Omega “Marine” estaba confeccionada con piel de foca, más resistente al agua de mar que las pieles más habituales, fijada por dos pasadores atornillados a las asas y que se aseguraba a la muñeca con un cierre desplegable de longitud ajustable.

Una de estas pruebas, llevada a cabo el 29 de junio de 1936 en el lago Leman, quedó registrada por Léon Graber. Esta prueba se materializó mediante dos ensayos tomando como elementos de muestra dos “Marine” en caja de oro y uno de acero. En el primer ensayo, los relojes fueron sumergidos por un tiempo de entre 3 y 4 minutos en agua a 85ºC para, posteriormente, sumergirlos en el lago Leman a una profundidad de 73 metros, equivalente a una presión aproximada de 7 atmósferas y una temperatura de unos 5ºC. El segundo ensayo sumergió los tres relojes en agua a 87ºC y, posteriormente, en agua a 5ºC. En ambos experimentos los guardatiempos salieron intactos y sin trazas de humedad.

Publicidad Omega Marine 1937-1

Publicidad del Omega Marine en Le Golf (1 de junio de 1937)

Otro testimonio, posiblemente incluso más importante que el primero, fue el informe emitido un año después, el 25 de mayo de 1937, por el Swiss Laboratory of Watchmaking Research de Neuchâtel. En este informe se confirmaba la perfecta estanqueidad del “Marine” enviado por Omega a esta institución, tras haberlo sumergido en agua durante 14 horas y bajo una presión de 13,50 Kg/cm2 ,lo que equivalía a unos 135 metros de profundidad.

Publicidad Omega Marine 1937

Publicidad del Omega Marine en L’Illustration (19 de junio de 1937)

Con anterioridad a estas pruebas, el 23 de junio de 1936, el naturalista, zoólogo y explorador americano Charles William Beebe, calificó al Omega “Marine” como “un auténtico progreso para la ciencia de la relojería” tras sumergirlo a una profundidad de 14 metros en una de sus inmersiones en el Océano Pacífico. Beebe fue famoso por concebir la “bathysphere” – una vasija esférica de inmersión de 1,45 metros de diámetro y 4,5 toneladas de peso – construida con paredes de acero de 3 cm de grosor y suspendida por un cable de acero. Con ella alcanzaría profundidades máximas que empezarían por los 435 metros en junio de 1930, para acabar culminando con un registro de 1.360 metros en octubre de 1948 (este último con el “benthoscope”, una versión mejorada y más pesada – 6,35 toneladas – que la “bathysphere”).

1957. Un año especial para Omega.

Seamaster 300 - Campaña conjunta

Anuncio de los tres relojes creados en 1957, publicado en el nº2 de la revista profesional «Journal Suisse d’Horlogerie et de Bijouterie (año 1958)

1957 fue un año esencial en la historia de Omega. La manufactura lanzaba al mercado de manera simultánea tres guardatiempos bajo un enfoque de uso profesional que, con el paso de los años, se convertirían en tres de las piezas más icónicas de la marca en particular y de la historia de la relojería en general: Speedmaster, Railmaster y Seamaster. En tanto que obvia cualquier comentario al respecto del primero por el éxito que abrazaría al convertirse en el primer reloj homologado por la NASA para sus misiones tripuladas, así como el primero en alcanzar la luna el 21 de julio de 1969 en la muñeca de Buzz Aldrin (Apollo 11), el Railmaster esgrimía su antimagnetismo como tarjeta de presentación.

Seamaster 300 - Original 1957

Seamaster 300. Modelo original de 1957.

Por su parte, el Seamaster, bautizado como Seamaster 300, se presentaba como “un reloj de inmersión diseñado especialmente para submarinistas profesionales y amateurs” con una estanqueidad garantizada hasta una profundidad de 200 metros. Cierto, lo lógico hubiera sido Seamaster 200, pero Omega se decantó por Seamaster 300 ya que su rendimiento y efectividad eran notablemente superiores, aunque no cuantificables con exactitud dado que los equipos de test de la época estaban limitados a registros máximos de presiones iguales a 20 Kg/cm2, es decir, 200 metros.

 

 

Las excelentes prestaciones estancas del Seamaster 300 se asentaban sobre dos de sus elementos. El primero de ellos, un cristal de zafiro abombado de triple espesor, sellado desde el interior por un anillo atornillado y hermético, presionado por el bisel gracias a la acción de una junta denominada “O-ring”. Esta junta estaba basada en el mismo desarrollo que el aplicado a una válvula de la época diseñada para submarinos.

Seamaster 300 Modelo 1959

Seamaster 300. Modelo de 1959 con el Radio como sustancia luminiscente, aguja de los minutos tipo «Broad Arrow» y segundero central «lollipop».

El principio de funcionamiento de la junta “O-ring” era idéntico al implementado en la corona del Seamaster 300 conocida como Naïad. Apartándose de las de tipo roscado más habituales en la actualidad, la corona Naïad funcionaba por un principio de presión y se definía como una corona autosellante. A más profundidad de inmersión, más presión de columna de agua, lo que desembocaba en una mayor presión ejercida por la corona contra su sello del tubo.

La caja del Seamaster 300 original presentaba un diámetro de 39 mm y estaba construida en el mismo acero Staybrite utilizado en el Omega “Marine”. Otra de las prestaciones importantes de este diver era su carácter de antimagnético, propiedad que conseguía gracias a una caja interior de hierro dulce, en tanto que la sustancia luminiscente aplicada era todavía el radio que, a pesar de emitir una luminosidad difícil de imitar con otros pigmentos, desaparecería dados sus efectos nocivos y se vería sustituido por la Super-LumiNova.

Entre ellas se encuentra la de su bisel giratorio. Este bisel giratorio unidireccional estaba provisto de una seguridad de tres puntos que permitía controlar el tiempo exacto de la inmersión. El primer modelo Seamaster (CK 2913) implementaba la escala de inmersión grabada de forma invertida, es decir, si se realizaba la lectura en sentido horario el orden de los numerales era 50, 40, 30, … Sin embargo, la experiencia demostró que los buceadores precisaban conocer por encima de todo el tiempo exacto que llevaban bajo el agua y, por este motivo, se introdujo la escala de graduación directa en 1959. Este tipo de escala, que es el que se ha generalizado y estandarizado, actúa como un contador de minutos ubicando el 0 del bisel en la posición a la que apunta la aguja de los minutos en el momento de la inmersión.

Seamaster 300 - Campañas ST

Campañas promocionales del Seamaster 300 Referencia ST 165.024 (años 1965, 1966 y 1967)

Además de las numerosas diferencias constructivas que el Seamaster 300 presentaba respecto del “Marine”, el movimiento albergado recogía el testigo de todos los avances técnicos de la manufactura acumulados durante el cuarto de siglo que los separaba. El Calibre 28 SC-501, con un diámetro de 28 mm, estaba certificado como cronómetro y era de remonte automático implementando una masa oscilante de rendimiento mayor al la de sus antecesores.

Sustituyendo a Beebe y su “bathysphere”, fueron los submarinistas de la British Royal Navy los que lo escogieron como su reloj instrumento preferido. Adicionalmente, en 1968 Omega se asoció con Comex – una compañía francesa de prospección submarina – que perseguía solucionar sus problemas de inmersión a grandes profundidades. Entre las muchas colaboraciones que se llevaron a cabo entre ambas empresas, se cuenta con la que dotó a dos de sus buceadores profesionales con sendos Seamaster 300 estableciendo un récord mundial de inmersión simulada a 365 metros.

Seamaster 300 Reedición 2017

Seamaster 300. Reedición de 2017.

Y nos detenemos aquí dejando para la segunda y última entrega dos relojes que, al igual que sus antecesores, marcarían una época en el mundo de los divers: el Seamaster 600 «Ploprof» y el Seamaster Professional Diver 300M.

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Ingeniero Técnico Industrial, de formación electrónica con pasión por la micro-mecánica. Co-fundador y editor de Watch-Test. En mi trabajo y en la vida tengo una máxima: Las cosas hay que explicarlas de manera que se entiendan. De lo contrario, el esfuerzo es en vano.

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