Oris da un salto adelante con esta nueva referencia, el Big Crown Big ProPilot X, un reloj que se aparta completamente de la colección que le da nombre para exhibir un diseño atrevido y vanguardista hasta ahora casi desconocido en la firma. Ciertamente, como ocurre con muchos de los actores del panorama relojero mundial, sus creaciones suelen basarse en líneas de inspiración vintage por varias razones, pero principalmente porque eran una apuesta segura. Pero poco a poco, la industria se va dando cuenta de que, además de recurrir a la historia, debe innovar y ofrecer nuevos diseños al mercado. El Big Crown Big ProPilot X y su nuevo Calibre 115 son una buena muestra de ello.
Para entender esta referencia, permitidme retroceder cinco años hasta 2014, el año que supuso el debut del calibre 110, el primer movimiento desarrollado íntegramente por Oris en 35 años después de que, en 1982, la marca decidiera suspender la actividad dedicada al desarrollo de sus propios calibres para orientarla al desarrollo de módulos. Fruto del proyecto iniciado en 2005, el Calibre 110 recordó al mundo que la relojería de Oris tiene su historia y que posee un legado de 110 años cuya principal filosofía desde 1904 ha sido la de producir alta relojería a precios asequibles para un público más amplio. Como reza su eslogan, «Relojes auténticos para gente auténtica». Y recordemos que, desde 1982, Oris solamente utiliza calibres mecánicos en sus creaciones.
Su principal característica es su reserva de marcha no lineal de 10 días proveniente de un gran barrilete, recargado mediante remonte manual, y un indicador de dicha reserva. Esto significa que el indicador se mueve lentamente al principio, para ir acelerándose a medida que se reduce el par del muelle, lo que le da al usuario mayor precisión sobre la parte final de la reserva de marcha. Este sistema patentado funciona con lo que Oris llama un «engranaje helicoidal». Este pequeño dispositivo mecánico controla la velocidad a la que el indicador de reserva de energía se mueve alrededor de la esfera secundaria a las 3 en punto.
Todos usaron el mismo movimiento base, pero cada vez que se agregaron diferentes complicaciones: Calibre 111 con fecha, Calibre 112 con GMT, Calibre 113 con calendario, y Calibre 114 con una indicación de 24 horas, todos evoluciones del mismo movimiento base, con las complicaciones integradas en él.
Después de su debut, Oris basó sus esfuerzos en encontrar la manera de entregar la energía de manera uniforme durante esas 240 horas de reserva, ya que el Calibre 110 no ofrecía una cronometría estable debido a la disminución en la entrega del par del muelle al descargarse. El problema se solucionó mediante el uso de una espiral aún más larga que en realidad ofrece más de diez días, pero que garantiza una amplitud más estable durante todo ese tiempo. Entonces, cuando el par cae por debajo de un cierto valor, se corta la entrega. Una solución simple, pero efectiva, que muestra la mentalidad práctica de Oris.
Este año, como no podía ser de otra manera, es el turno del Calibre 115. Su novedad salta a la vista: se trata de un movimiento esqueletado, una complicación que requiere un perfecto equilibrio entre el «vaciado» y la fiabilidad y estabilidad estructural del mecanismo.
Según el diseñador senior de producto, Lukas Bühlmann, “ el objetivo inicial era impulsar los relojes Oris Aviation a la próxima generación. Fabricamos relojes de piloto para militares estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿cómo es un reloj de piloto Oris de lujo contemporáneo? «. El ProPilot X es la respuesta.
Pero en mi opinión, denominarlo Big Crown ProPilot es un error, ya que este reloj merecería establecer una nueva colección por sí mismo. Ubicarlo junto a relojes clásicos de evidente inspiración aeronáutica puede llevar a la confusión a más de uno, incitando a pensar que la X ser refiere a un reloj herramienta cuando, evidentemente, no lo es. Además, hemos de tener en cuenta de que no comparte con ellos ni caja, ni calibre, ni brazalete: todos estos elementos son absolutamente nuevos. A ello debemos sumarle que incumple una de las características indispensables de todo reloj de aviador: ofrecer una excelente legibilidad, una cuestión que el esqueletado del ProPilot X dificulta, a pesar de estar bastante bien solucionada si tenemos en cuenta las dificultades inherentes a este tipo de arquitectura.
La caja de 44 mm, al igual que su brazalete integrado, está completamente fabricada en titanio, aunque también está disponible con una correa negra de piel perforada. Sus formas están dominadas por líneas rectas: asas, carrura, eslabones del brazalete y protectores de corona. El único elemento que nos remite a la colección ProPilot es que su bisel estriado que se inspira en los álabes de la turbina de un avión, un diseño que se repite en la corona y en el realce interior de la esfera, esta vez en sentido giro contrario.
Lo que realmente me gustó es que a pesar de su esqueletado, la esfera resulta bastante legible. Para ello, Oris se aseguró de que las manecillas fueran lo suficientemente grandes y con abundante Super-LumiNova, y que la esfera implemente una tradicional escala de horas y minutos, aunque prescindiendo de numerales. El esqueletado se ha reducido al anillo perimetral al que se le une un doble puente central simétrico y los anillos de las indicaciones de reserva de marcha a las 3 horas y la del pequeño segundero entre las 7 y las 8.
A pesar de ser un reloj monocromático, los diferentes matices de gris junto a la sutil presencia del latón y rubís del movimiento consiguen que su tridimensionalidad sea realmente seductora. Lo mismo podemos decir del reverso del movimiento, bellamente calado y presidido por el enorme barrilete.
Los precios se sitúan entre los más elevados de Oris: 6.900 € en brazalete (ref. 115 7759 7153 7 22 01 TLC) y 6.500 € con correa (ref. 115 7759 7153 5 22 04 TLC), pero no podemos decir que no sean ajustados a lo que el Big Crown ProPilot X nos ofrece.