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Esta es la segunda ocasión en la que hablamos de Longines en watch-test. En el anterior artículo referente al “Column-Wheel Single Push-Piece Chronograph” ya explicamos el motivo de dicha “escasez”. La herencia histórica de Longines le sitúa en escalones muy altos de la relojería, pero hoy en día, integrado en el Swatch Group, la estrategia empresarial de dicho grupo lo ha ubicado por debajo de Omega, impidiendo una muy probable auto-competencia entre marcas del grupo.

A pesar de ello, de forma casi marginal, Longines presenta piezas de un nivel superior, dignas de su pasado. Esta es otra de estas ocasiones, con los cronógrafos Telemeter y Taquimeter de los que os vamos a hablar.

Un cronógrafo tiene como principal función la medición y lectura de tiempos cortos, todo ello independientemente de la medición de la hora corriente. Pero además de esta función, la mayoría de cronógrafos integran lo que podríamos denominar como “regla de cálculo”. Normalmente dicha regla de cálculo cumple la función taquimétrica, es decir, el cálculo de la velocidad en función del tiempo transcurrido para recorrer una longitud determinada, que de forma estándar es 1 kilómetro.

Curiosamente, este estándar actual no es muy histórico, ya que en sus inicios los cronógrafos estaban graduados para otro tipo de mediciones, como puede ser el pulsómetro de uso médico que hemos visto en algunos relojes recientes, como el 5170 de Patek Philippe. Pero hay otras variantes, como es el telémetro, que es la que nos ofrece uno de los cronógrafos Longines motivo de este artículo.

En la nota de prensa, Longines menciona que el telémetro se utilizaba históricamente para medir el tiempo transcurrido entre un relámpago y el trueno asociado a él. Así se puede determinar a que distancia de nosotros se ha producido la descarga eléctrica. Pero hay otra aplicación histórica tanto o más habitual, esta vez de cariz militar. Se medía el tiempo transcurrido entre el disparo y la consiguiente explosión, lo que proporciona la distancia exacta que recorre el proyectil. En base a esta medición se podía efectuar la pertinente corrección de ángulo de disparo y en consecuencia de la distancia de impacto.

Breguet 5247

Así, en lugar de la habitual escala taquimétrica, en el Longines Telemeter Chronograph encontramos una escala telemétrica, que mide distancias  comprendidas entre 100 metros y 20 kilómetros, ubicada en el habitual perímetro externo de la esfera. Pero, y esto si que es poco habitual, no es del todo exacto definir únicamente a este cronógrafo como telémetro ya que además incorpora una segunda escala, esta vez taquimétrica, dualidad que solo recuerdo en el Baume & Mercier Capeland. Al igual que este último, la ubicación de esta escala en el Longines es ciertamente curiosa a la vez que atractiva desde el punto de vista estético. Situada en forma de caracol, la encontramos en el centro de la esfera.

En este sentido, salvando las distancias y nada casualmente, nos recuerda al Breguet 5247 que utiliza esta misma disposición y que además recurre al mismo color rojo. Lo poco casual de la coincidencia la atribuyo a que Breguet es la marca “faro” del Grupo Swatch, el mismo al que pertenece Longines. Si observamos las esferas de ambos relojes, apreciaremos que las agujas tipo «Breguet» también coinciden en los modelos de ambas marcas. Una diferencia la encontramos en el número de círculos de esta geometría de caracol y por tanto de la amplitud de la escala de velocidades que mide. En el Breguet, al igual que en este Longines, empieza por 360 km/h y va descendiendo hasta los 35 Km/h. El Longines le añade una vuelta adicional, con lo que llega hasta los 20 Km/h. Mayor amplitud de medición, paro también mayor confusión de lectura, ya que este tipo de disposición de la escala es muy poco intuitiva.

El segundo cronógrafo que nos presenta Longines, comparte diseño y tamaño de caja, de 41 mm de diámetro realizada en acero. Donde difiere es en su regla de cálculo, esta vez la convencional escala taquimétrica, aunque duplicada. Así encontramos la escala principal con base a 1.000 metros de distancia y una segunda escala, ubicada en el perímetro inmediatamente inferior a la primera, esta vez con base a 100 metros. El diseño y la disposición tri-compax de las indicaciones del cronógrafo en la esfera, con acabado lacado, también son idénticos en ambos modelos.

Ambos cronógrafos utilizan el mismo mecanismo, el calibre de cronógrafo L882, realizado en exclusiva para Longines por la manufactura ETA que pertenece a su mismo Grupo Swatch. SIn llegar al nivel de acabados de las firmas más prestigiosas, este calibre cuenta con unos acabados muy cuidados y recurre a las soluciones técnicas más prestigiosas, como es la rueda de pilares para controlar su función de cronógrafo. Este calibre se puede observar a través del fondo de cristal de zafiro de ambos modelos.

En la nota de prensa no se menciona limitación alguna en la producción de estos dos cronógrafos, lo cual, si se confirma, no deja de ser una buena noticia. A falta de conocer su precio, a buen seguro contenido, estos dos cronógrafos de Longines son dos guardatiempos a tener muy en  cuenta. Tanto por sus acabados como por su diseño y por el calibre utilizado, tienen más que ver con las prestigiosas realizaciones históricas de la marca que con los modelos de su catálogo general.

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Décadas de pasión heredada por la relojería. 17 años transmitiendo esta pasión por internet. Primero fue MundoPanerai, luego Cronomundi, ahora Watch-Test. Unos proyectos que nacieron bajo una idea muy clara que se mantiene en el tiempo: el lector busca opinión de calidad y fiable. Con toda la subjetividad que conlleva, opinión y crítica razonada es lo que pienso seguir ofreciendo.

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