El pasado miércoles, en el segundo artículo correspondiente al Regulador Náutico de Montblanc, os hablaba del accionamiento por cadena y caracol. Tan sólo una semana antes, el jueves 9 de febrero, Enric publicaba un artículo dedicado a las Ediciones Especiales y os hacía llegar su opinión al respecto.
Desde mi punto de vista, hay un reloj que representa la quintaesencia de lo que debe ser una verdadera Edición Especial y que, además, implementa a la perfección el mecanismo de cadena y caracol: el Richard Lange “Pour le Mérite” de
A. Lange & Söhne. Aunque se trata de un guardatiempos existente en la colección de la manufactura germana desde el año 2009, y puesto que todavía no habíamos hablado de él, he creído conveniente la publicación de este artículo para subrayar lo que, en mi opinión debe ser una “verdadera Edición Especial” y, al mismo tiempo, hablar un poco de este tipo de accionamiento.
El Richard Lange “Pour le Mérite” es el tercer reloj de pulsera de Lange con el poco frecuente accionamiento de cadena y caracol. Este guardatiempos prosigue la tradición de los relojes marinos orientados a la total precisión del cronometraje. Aspectos mecánicos a parte, su excelencia en el resto de aspectos viene culminada por una esfera esmaltada dividida en tres partes.
El cronómetro de bolsillo, el reloj de las élites científicas, era una pieza realmente rara ya muy apreciada en su época. Surgió en A. Lange & Söhne alrededor de 1880, cuando Richard Lange, el hijo mayor del fundador de la empresa y director técnico del negocio familiar, dio nuevos e importantes impulsos a la relojería de precisión. En total se fabricaron cerca de 30 de estos relojes de excepción. Con el Richard Lange “Pour le Mérite” renació el cronómetro con accionamiento por cadena y caracol como instrumento de cronometraje exclusivo destinado a la muñeca y totalmente centrado en la precisión mecánica. Sin complicaciones suplementarias, se limita a este único objetivo.
La designación “Pour le Mérite” está reservada, dentro de las colecciones de Lange, a las complicaciones más extraordinarias que la manufactura lleva a cabo. De este modo adquiere todo el sentido el considerar estas creaciones como verdaderas Ediciones Especiales. En este caso, el Richard Lange de producción convencional dispone del habitual sistema de almacenamiento de energía en el muelle real del barrilete siendo esta entregada al tren de engranajes a través de la rueda dentada que incorpora. La Edición “Pour le Mérite” sustituye este mecanismo por el de cadena y caracol con toda la dificultad que ello implica.
El término “Pour le Mérite” tiene su origen en la Orden del Mérito otorgada por primera vez en 1842 al descubridor Alexander von Humboldt y que hoy en día se sigue otorgando a los científicos y artistas más destacados. Pero esta denominación también podría ser considerada como un homenaje a los padres de la relojería de precisión sajona. Como por ejemplo Richard Lange, quien aportó numerosos inventos a la relojería. Y, por encima de todos, la aleación acero/níquel para las espirales de los relojes, patentada en 1930 y todavía utilizada hoy en día, que sólo con el añadido de berilio es capaz de mantener permanentemente una temperatura estable y ser resistente a las influencias de los campos magnéticos.
El Richard Lange “Pour le Mérite” es el segundo miembro de la familia. El primero, el Richard Lange, ya estaba orientado a la precisión cronométrica de los antiguos relojes marinos aunque el sistema de acumulación de energía y entrega al tren de engranajes era el convencional formado por muelle real, barrilete y entrega directa a través de la rueda dentada que este incorpora. En este primer modelo ya podíamos apreciar la configuración totalmente diáfana de su dial, característica imprescindible en todo guardatiempos cuya principal función se la precisión cronométrica. No tiene sentido el desarrollar un calibre de extrema precisión si las indicaciones del dial obstaculizan o dificultan su legibilidad.
La edición “Pour le Mérite” de este Richard Lange”, mantiene la tradición de los cronómetros marinos: tres agujas en acero pavonado, una para cada una de las informaciones justas y necesarias; horas, minutos y segundos. Al igual que en su predecesor la caja que lo contiene tiene un diámetro de 40,5 mm con una altura de 10,7 mm y se fabrica en dos versiones: platino para la edición limitada a 50 unidades y oro rojo para la correspondiente a 200 unidades.
El dial de plata maciza del modelo de producción regular se ve sustituido por un dial de igual sencillez pero con el artesanal esmaltado en color blanco y en el que se pueden diferenciar tres partes definidas por cada una de las indicaciones. Las cifras son del tipo romano en negro para las horas y pequeños numerales arábigos en rojo para los 15, 30, 45 y 60 minutos. El Richard Lange “Pour le Mérite” tiene dos aspectos, uno de técnico y otro de artesanal, que hacen de él una verdadera “Edición Especial”. El primero se lo imprime el mecanismo de cadena y caracol, el segundo es el espectacular esmaltado de su dial en el que cada una de las tres esferas secundarias precisan de 30 largos procesos de trabajo.
Pero la excelencia mecánica no está reñida con la sobriedad y la elegancia. Es por ello que, conscientemente, Lange renunció en este guardatiempos a la apertura de una ventana que permitiera observar el mecanismo de cadena y caracol a través de ella. El exhibir este mecanismo no hubiera hecho más que entorpecer el equilibrio y legibilidad del reloj. Inaceptable para una manufactura como Lange y para un guardatiempos como el Richard Lange.
Creo que llegados a este punto habrá pocos lectores que no coincidan en afirmar que estamos ante una verdadera edición especial. Hablemos ahora de la vertiente técnica de este reloj.
El mecanismo de cadena y caracol.
Si en algo mejora descaradamente el segundo Richard Lange a la versión anterior es la precisión, obtenida gracias a este mecanismo ya utilizado en el siglo XV por Leonardo da Vinci.
Sobre este tipo de accionamiento escribió G.H. Baillie en su obra de referencia “Watchmakers and Clockmakers of the World” que, probablemente, “en la mecánica ningún problema había sido resuelto de una manera tan sencilla y, a la vez, tan perfecta”.
La realización del mecanismo en filigrana en las dimensiones de un mecanismo de reloj de pulsera, supone los más elevados conocimientos y las más altas exigencias en destreza por lo que hoy se utiliza mucho menos que el tourbillon. No obstante, en un reloj de pulsera, es mucho más efectivo. En efecto, suprime el inconveniente de la distensión del muelle, la inevitable pérdida del par de fuerzas, utilizando inteligentemente la ley de la palanca.
El accionamiento por cadena y caracol compensa la fuerza del muelle que se va perdiendo y mantiene constante el par de fuerzas efectivo durante toda la duración de la marcha. Para ello el accionamiento consta de dos componentes que se hacen cargo de lo que normalmente se encarga solo el barrilete, estos dos componentes son el barrilete y el caracol cónico. En el caso del Richard Lange “Pour le Mérite”, una fina cadena compuesta por 636 piezas con una longitud total de 24 centímetros, 0,6 mm de alto y 0,3 mm de ancho, une ambos componentes. Por una parte está unida al extremo más ancho del caracol (su base) y por la otra parte en la superficie exterior del barrilete. En el cono del caracol va entallada una ranura que, al igual que el camino en espiral que conduce a la cima de una montaña, lleva hasta la parte más estrecha del caracol. Cuando el reloj tiene toda la cuerda dada, la cadena se desenrolla por la parte exterior del barrilete y se coloca alrededor del caracol hasta que, a modo de símil, ha alcanzado la cima de la montaña. El radio del caracol, es decir la palanca, es pequeño en este punto, el par de fuerzas del muelle por el contrario es grande. Cuanto más se destensa el muelle más pequeña es su fuerza. Sin embargo, al desenrollarse la cadena del caracol, la palanca, es decir el radio del caracol, se va haciendo cada vez mayor exactamente en la misma medida que la fuerza del muelle disminuye. El par de fuerzas en el eje del caracol permanece constante y de este modo la amplitud del volante también permanece constante.
Pero este extraordinario sistema sólo puede funcionar impecablemente si se dan tres condiciones previas.
En primer lugar se necesita un dispositivo que bloquee la cuerda del reloj justo antes de que toda la cuerda esté dada para evitar así que se rompa la cadena. Para ello se utiliza el movimiento vertical de la cadena para accionar un sutil sistema de palanca que bloquea el rochete en el momento oportuno.
Adicionalmente, se precisa de un dispositivo que detenga el mecanismo antes de que se haya acabado toda la cuerda. Una rueda de la reserva de marcha, que dirige una palanca de parada, se encarga de esta función. Transcurridas exactamente 36 horas, la palanca cae en una entalladura de la rueda y se desplaza debido a la fuerza del muelle hasta el radio de acción de un dedo especialmente fabricado que se coloca en el árbol de la rueda del segundero y la bloquea al encontrar la palanca. La aguja del segundero se queda en la posición cero.
Por último se necesita una construcción capaz de garantizar que el accionamiento no será interrumpido ni siquiera cuando se le da cuerda al reloj. Un engranaje planetario colocado en el interior del caracol se ocupa de que se mantenga la transmisión de fuerza del caracol al mecanismo incluso cuando se le está dando cuerda al reloj.
Otro detalle importante muestra hasta qué punto han llevado los constructores su aspiración a la perfección: para que el resorte de cuerda y el caracol dispongan de unas condiciones óptimas, el relojero del servicio postventa puede ajustar en el barrilete el sector de funcionamiento de 36 horas del resorte de cuerda en dirección de un mayor o menor par de fuerzas por medio de un así denominado rochete de precarga con una llave fabricada especialmente por Lange. Un gatillo fija el ajuste. El dispositivo está dispuesto sobre la platina tres cuartos de manera que resulte fácilmente accesible.
El calibre que late en el interior del Richard Lange es el manufactura de remonte manual L044.1 que trabaja con un sistema de escape sin raqueta a una frecuencia de oscilación de 21.600 alternancias por hora para una reserva de marcha de 36 horas.
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