SHS (Swiss Horological SmartWatch) – Alpina y Frederique Constant protagonizan la primera respuesta suiza a los Smart Watch
Alpina y Frederique Constant, ambas marcas pertenecientes al mismo grupo relojero, nos presentan al unísono el sistema inteligente SHS, como clara respuesta al incipiente y previsiblemente muy creciente mercado de los Smart Watch, un mercado creado por la industria informática y electrónica, cuyos gigantes (lease Sony, Samsung y LG) ya llevan un tiempo batallando por liderarlo. No creo que estas marcas hayan preocupado demasiado a la industria relojera suiza, pero el inminente lanzamiento del ya anunciado Apple Watch sí es probable que cree inquietud.
En un artículo sobre el SISTEM51 de Swatch ya escribí sobre una probable reacción a los Smart matches por parte de la industria suiza. Inesperadamente, el primer contraataque no viene por parte de los gigantes de dicho sector, sino de dos marcas que se distinguen por su magnífica relación calidad precio dentro de la gama media de relojes mecánicos.
El sistema que comparten Alpina y Frederique Constant es el denominado «Horological Smart Watch» que se basa en la plataforma «MotionX» propiedad de la sociedad «Fullpower». La finalidad de esta plataforma es suministrar a terceros un conjunto de componentes firmware y software, que insertados en sus relojes (o wearables en general) proporcionan las siguientes funciones:
- fecha y hora siempre ajustadas
- seguimiento de actividad
- seguimiento del sueño
- alarmas del ciclo del sueño
- alertas get-active
- indicaciones inteligentes
- copia de seguridad en la nube
Como vemos estas funciones son prácticamente las mismas que las que ofrecen la mayoría de smartwatches existentes en la actualidad. La gran diferencia de estos relojes Alpina/Frederique Constant es que su esfera es la convencional de los relojes mecánicos/analógicos y que por tanto no incorpora pantalla digital. Ello conlleva ventajas y desventajas.
La clara desventaja es que para visualizar las funciones que hemos enumerado deberemos recurrir necesariamente a la pantalla del smartphone asociado. La gran ventaja es que la pila que proporciona energía a estos relojes tiene una autonomía de 2 años. Si lo comparamos con los máximo 2 días de autonomía de batería de un Samsung Galaxy o las 18 horas del inminente Apple Watch, sobran los comentarios.
Pero en un reloj, ya sea mecánico o electrónico, tiene tanta importancia el continente como el contenido. Es decir, de poco sirve una mecánica de Alta Relojería o una electrónica Hi-End si la caja que las protege no está a su altura, y aquí es donde la industria suiza está muchos peldaños por encima de la industria informática o electrónica.
El knowhow de las marcas suizas en todos los componentes que conforman un reloj se mide por siglos. El de la las marcas de electrónica e informática en este campo no se puede medir ni por lustros. A los no introducidos o aficionados a la relojería les puede parecer banal, pero nada más lejos de la realidad. De este conocimiento depende la resistencia a impactos y arañazos del reloj, el atractivo de su estética, su ergonomía y su hermeticidad. En la práctica, estos factores determinan la longevidad, el valor futuro y las posibilidades de uso de un reloj.
Con solo verlos y tocarlos, se aprecia facilmente que la mayoría de los actuales smartwatches recurren a materiales baratos (plásticos) para su caja, que el cristal de la pantalla no es resistente a los arañazos y que la hermeticidad brilla por su ausencia. Como era de esperar, un caso aparte es el futuro Apple Watch, que recurre al aluminio, el acero o el oro para su caja y cuya pantalla está protegida por cristal de zafiro, pero Apple solo se atreve a afirmar que es simplemente «water resistant», un término que puede llevar a confusión y que en la práctica significa que mejor alejarlo de cualquier contacto con el líquido elemento.
Por contra, el Alpina protagonista de las imágenes de este artículo, garantiza un hermeticidad de 10 bares, más que suficiente incluso para actividades deportivas acuáticas excepto el buceo profesional de gran profundidad. Por su parte, el Frederique Constant, a pesar de ser un reloj de corte clásico y con caja de oro, nos garantiza 5 bares de hermeticidad.
De momento, tanto Alpina como Frederique Constant, nos han adelantado imágenes y datos de un modelo de Smartwatch, uno clásico en el caso de Frederique Constant y uno femenino por parte de Alpina, pero también nos anuncian que en la inminente feria de Baselworld 2015 presentarán bastantes más modelos.
Que el concepto Smart Watch tiene futuro es indiscutible. También es indiscutible que las grandes firmas de informática y electrónica tienen una gran ventaja en cuanto a know-how de software y su integración con los chips electrónicos, pero también es indiscutible que las firmas relojeras suizas están muy por delante en cuanto al conocimiento de este mercado y al diseño y fabricación de los elementos que componen un reloj.
¿Irán cada uno por su lado?. ¿Empezaremos a ver alianzas entre firmas de ambos sectores?… solo el tiempo puede responder a estas cuestiones, pero hay ciertos factores que en mi opinión son vitales para el futuro del smart-watch y aun no están resueltos, especialmente el referente a vigencia del hardware electrónico o a su obsolescencia. Si hablamos de relojes de hasta aproximadamente 500 euros, no pasará nada si cada 5 años quedan obsoletos y hay que desecharlos para adquirir el último modelo. A ello ya estamos acostumbrados los consumidores. Pero si hablamos de relojes de precio superior a 1.000 euros, el asunto cambia mucho. ¿Alguien cree que puede triunfar un reloj de este precio si al cabo de cinco años ya no puede actualizarse su firmware/software porque su hardware ha quedado obsoleto?. En mi opinión la única solución pasa porque los elementos de hardware (CPU, gráfica, etc…) sean modulares y puedan sustituirse, pero de momento, de ello no he ido hablar.
No descartemos que en un futuro más o menos próximo (si se soluciona el problema mencionado) se unan a la fiesta pesos pesados del tipo Omega, Breitling o TAG Heuer. Yo ni siquiera descarto a Patek Philippe. No olvidemos que fue esta legendaria firma quien desarrollo los primeros relojes de cuarzo… Si ocurre y las firmas tecnológicas no se ponen las pilas, ya se pueden ir olvidando del mercado de los smart-watches de gama media y alta. Del mismo modo, las marcas de relojes analógicos «de moda» y económicos, lease Kalvin Klein y similares, ya pueden empezar a replantearse su futuro… ya no son cool.
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