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Audemars Piguet Royal Oak Offshore LeBron James

Como la mayoría de las firmas relojeras, Audemars Piguet recurre a los «embajadores» para promocionar sus productos, asociándose con aquellas personalidades que mejor pueden transmitir el espíritu de la firma. Y si observamos que todas ellas pertenecen al mundo del deporte, con una presencia mayoritaria de golfistas, intuimos de forma clara por donde va sus intenciones: promocionar y reforzar el carácter deportivo y elitista de sus colecciones estrella, los Royal Oak y Royal Oak Offshore.

A pesar de ello, no debemos olvidar su apoyo al mundo del arte. Una muestra son la asociación y patrocinio de eventos y organizaciones como Art Basel, el Teatro Bolshoi, la Zona Maco o la espléndida Spanish Riding School de Viena.

Entre tanto golfista, dos personajes destacan poderosamente por su impacto en el deporte que representan: Leo Messi y Michael Schumacher, cuyas respectivas ediciones ya os presentamos en su momento. Con ellos, los deportes de audiencias masiva entraron en el punto de mira de Audemars Piguet. Ahora, siguiendo con la política de asociarse a los mejores, es el turno del baloncesto y su máxima estrella a nivel mundial: LeBron James. Casi inmediatamente después de hacerse pública esta relación, se ha presentado el guardatiempos dedicado al atleta, el Royal Oak Offshore LeBron James, una edición limitada de sólo 600 unidades.

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No es la primera vez que la firma de Le Brassus penetra en el mundo de la NBA. Aunque no como embajador, recordemos el Royal Oak Offshore Shaquille O’Neal lanzado en 2007, que entre sus características más destacables contaba con un descomunal tamaño de 48 mm acorde a los 2,17 metros y casi 150 quilos del atleta.

LeBron James, o «King James», actual jugador de la franquicia Miami Heats. A sus 28 años presenta un palmarés extraordinario y difícilmente igualable, entre los que destacan 2 campeonatos de la NBA, 4 veces nombrado MVP, Rookie del año 2004, mejor anotador en 2007, 9 veces All-Star,  7 veces en el Quinteto Ideal de la NBA, y 5 veces en el Quinteto Defensivo. A nivel internacional, ha logrado la medalla de oro en los Juegos de Pekín (2008) y Londres (2012).

Seguramente esperaríamos un reloj ultradeportivo, marcado por una estética agresiva y contundente en consonancia con el deportista. Pues no. El Royal Oak Offshore LeBron James presenta una caja 44 mm, un tamaño habitual en la colección, manufacturada en oro rosa y bisel de titanio, una discreta, poco habitual y elegante combinación que a priori no relacionaríamos con el talante explosivo del homenajeado. Ambos colores, oro y gris, son los predominantes en la esfera y correa, homogeneidad sólo rota por la corona y los pulsadores cronográficos de cerámica negra. Pero vayamos por partes.

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La esfera con la típica decoración «Méga Tapisserie» es de color gris claro, una tonalidad que en según que condiciones lumínicas parece incluso blanco. También en oro rosa, los grandes índices arábigos aplicados presentan una decoración poco vista en los ROO, un cepillado satinado vertical que continúa elegantemente el mismo acabado de la caja y bisel, huyendo del típico y habitual acabado pulido. Si mal no recuerdo, sólo el Royal Oak Offshore Arnold Schwarzenegger implementa este acabado en índices aplicados, y visto lo bien que le quedan, espero que no se relegue sólo a esporádicas ediciones especiales.

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La disposición de los subdiales grises es la habitual tricompax, equilibrada por la ventanilla de fecha a las 3 horas. Cabe destacar la adopción del color azul en las manecillas de la función cronográfica, un pequeño detalle que logra romper la predominancia de oro y gris.

Tal como hemos comentado, los pulsadores rectangulares habituales en los ROO de 44 mm son cerámicos, pero ésta no es su principal característica, sino el controvertido «aditivo» que recibe el pulsador star/stop: dispuestos en dos hileras paralelas en la superficie de contacto, se engastan catorce diamantes que, a pesar de su discreta ubicación, conforman un detalle subjetivamente prescindible en cualquier pieza masculina.

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Gracias a la trasera de zafiro podemos observar el Calibre 3126/3840, el movimiento generalmente utilizado en los Royal Oak Offshore. Recordemos que este movimiento modular con 55 horas de reserva de marcha, late a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora. De carga automática, presenta las funciones de hora, minutos, y segundos, con indicador de fecha y función cronográfica. Elaborado a partir del legendario calibre 3120, la base sigue siendo el Jaeger LeCoultre 889 con el módulo cronográfico Dubois Depraz, pero con leves modificaciones con respecto al calibre que anteriormente utilizaban los Royal Oak Offshore, el 2326/2840.

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La masa oscilante semi-esqueltizada bidireccional está fabricada en oro para aprovechar su peso específico, pero ha recibido un tratamiento galvánico que le confiere un color antracita de indiscutible modernidad. En el cristal de zafiro que lo protege, encontramos grabada la firma del baloncestista en el mismo color azul que presentan las manecillas cronográficas.

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La descripción y análisis de este reloj no puede cerrarse sin citar su correa de cocodrilo en tono gris claro, un  color poco habitual que logra aportar un plus de distinción gracias a su inmejorable combinación con bisel y esfera.

Mi valoración final de este guardatiempos es que nos encontramos antes una de las opciones más elegantes que nos ofrece la colección Royal Oak Offshore. La mezcolanza de oro rosa y titanio es sumamente interesante desde el punto de vista en que aúna el metal más representativo del lujo con otro high-tech. El acabado cepillado de caja, bisel y  numerales resulta igualmente acertada, consiguiendo conformar, junto al suave color gris de la esfera y correa, una imagen muy atractiva y exclusiva.

En su contra juega el ya comentado engaste de diamantes en el pulsador y la evidente delicadeza del bisel de titanio y la caja de oro, materiales que le resta polivalencia  y buena parte de su carácter deportivo, una cualidad grabada al fuego en el ADN del Royal Oak Offshore. Su precio alcanza los 51.500 $, una cantidad tan elevada como reducida es su fabricación, dos factores que lograrán llevar por el camino de la amargura a más de un coleccionista.