Semanas después de finalizar la feria de Baselworld 2018, la organización nos envía un breve vídeo en el que se resume, en un minuto, la esencia de la celebración relojera más multitudinaria del año. Pero lo que también nos siguen llegando son los malos augurios sobre su futuro inmediato.
En 2013, en pleno apogeo, Baselworld acabó de completar la reconstrucción del pabellón 1 por un importe de 430 millones de francos suizos, agregando una tercera planta al edificio que permitió a las empresas relojeras construir stands de tres pisos en la planta baja y de dos pisos en el segundo piso. De los 1.460 expositores de la feria, 1.000 de ellos construyeron nuevos stands. Por ejemplo, los gemelos de Rolex y Tudor cuestan por sí solos 30 millones de francos suizos. La asistencia a la feria 2013 llegó a 122.000 personas, disparándose hasta casi 150.000 en 2014.
Pero ahora, las cosas han cambiado bastante. En los últimos dos años unos 850 expositores han abandonado la feria, lo que representa un descenso del 57%. La mayor caída se ha producido este año: 650 de los 1.300 expositores del año pasado no regresaron. Y lo que es más significativo: 90 de los 220 expositores de firmas relojeras suizas, una caída del 41%. Por su parte, la asistencia ha descendido en tres años desde los 150.000 del 2014 hasta los 106.000 del año pasado. Incluso esta cifra nos parece demasiado alta si nos fiamos de nuestra experciencia personal, ya que durante los cuatro días que estuvimos en la feria era muy significativa la baja presencia tanto de público generalista como de medios especializados. En ningún momento sufrimos acumulaciones, esperas o colas (sólo en momentos muy puntuales) para entrar o para poder sentarnos a degustar alguno de los obscenamente carísimos y poco agraciados gastronómicamente hablando sandwiches, salsichas o porciones de pizza disponibles en el exterior de la feria.
Después de la pérdida de 200 expositores en la feria de 2017, Baselworld tomó algunas medidas correctoras: acortaron la feria 2018 de ocho días a seis y redujeron el precio de los stands, pero esto no ha sido suficiente para evitar los abandonos. En un esfuerzo por mantener a las grandes marcas, la dirección ha permitido a los expositores de la planta baja del pabellón 1 mantener sus stands de tres pisos en el edificio hasta el próximo Baselworld, a cambio de un precio más que razonable, ahorrándoles el gasto de desmantelarlos y guardarlos durante un año, como lo hacen normalmente. Esto ha implicado que se han debido reubicar otras ferias a los dos pisos superiores del pabellón 1, o incluso posponerlas.
El primero es la caída del reloj suizo de 2015/16, resultado de una desaceleración de las ventas, especialemente ,en Asia que afectó severamente las ganancias de las compañías y obligó a las empresas a reducir costos.
El segundo es el alza del cambio del franco suizo a partir de enero de 2015, cuando el Banco Nacional de Suiza eliminó su paridad con el euro. Si unimos esto al escandaloso y abusivo aumento de precio del alojamiento y restauración durante la feria, hace que los costes sean inalcanzables para muchas marcas, compradores y, evidentemente, periodistas.
Otro factor a tener en cuenta es el cambio tecnológico, digital y comercial que está sufriendo Baselworld. Hace veinte años el grueso de la facturación anual se realizaba aquí, pero ahora las marca operan desde sus propias subsidiarias y tiendas minoristas en los principales mercados, apoyándose en las ventajas de internet y el e-commerce. Como consecuencia, muchas marcas ya no confían en la feria para realizar ventas, sino que piensan en Baselworld más como una inversión de márqueting e imagen de marca.
Por último, hemos de tener en cuenta la pujanza del SIHH. El año pasado fueron Ulysse Nardin y Girard-Perregaux los que desertaron para debutar en el SIHH, seguidos este año 2018 por Hermès. Los rumores dicen que otros se unirán a ello en un cambio que no resulta gratuito, ya que el coste del SIHH parea una firma es bastante superior al de Baselworld. Como contrapartida, las firma de lujo encuentran un salón significativamente más pequeño, elegante y tremendamente más exclusivo, además de las ventajas infraestructurales que implican una gran ciudad como Ginebra. Por si fuera poco, la organización del SIHH es infinitamente mejor que la de Baselworld, tanto en lo que se refiere a alojamientos, traslados o restauración.
Con los rumores que giraban sobre el futuro de la feria, el sentimientogeneral fue que el destino de la feria se reduce a lo que se conoce como los cinco expositores principales: Rolex, Patek Philippe, Swatch Group, Chopard y el grupo LVMH (Bulgari, TAG Heuer, Hublot y Zenith). De hecho, si Rolex, Patek o Swatch Group dejaran Baselworld, supondría su fin.
De momento, todas ellas han mostrado su apoyo a Baselworld, a pesar de reconocer que deben trabajar para mejorar y adaptarse a la situación. Incluso Jean-Claude Biver ( LVMH) hizo un llamamiento público para que Baselworld y SIHH trabajen juntos para celebrar sus ferias al mismo tiempo, de modo que los asistentes no tengan que realizar dos viajes a Suiza en tres meses.
Para el próximo año parece estar asegurada la presencia de estos principales actores: al día siguiente de la clausura de la feria, Baselworld emitió un comunicado de prensa con el titular «Baselworld 2018: una edición exitosa». En él se puso fin a algunos de los rumores, anunciándose las fechas para la edición 2019 (del 21 al 26 de marzo), y citando que todas las principales marcas se exhibirán en Baselworld 2019. Así pues, los Cinco Grandes estarán de vuelta. Los cambios son indispensables para la supervivencia de Baselworld, y sólo el tiempo nos dirá si serán en la dirección necesaria.