La principal novedad de Tudor en Baselworld 2018 y la que más expectación ha levantado ha sido el Black Bay GMT, un reloj fabricado en acero y con el icónico bisel GMT pepsi azul y rojo, lanzado conjuntamente con la versión del Rolex GMT pepsi (ver artículo aquí) en una decision comercial bien estudiada. A pesar de esta consideración general, no todos coincidimos con que es la pieza más importante de la nueva colección. En mi opinión, la auténtica estrella ha sido el Black Bay Fifty-Eight, quizás el mejor Black Bay lanzado hasta el momento.
Sin duda alguna, el nacimiento del Black Bay en 2012 supuso un enorme paso adelante para la firma de la rosa. Lanzado el mismo año que el más instrumental Pélagos, el Black Bay ha resultado ser un acierto absoluto. Su éxito de ventas a venido de la mano de su precioso y polivalente diseño, al que se le une su mecanismo manufactura de indudables prestaciones y una excelente relación calidad-precio.
Para entender su éxito debemos remitirnos al pasado, una historia forjada durante décadas de desarrollo de los relojes de submarinismo de Tudor. Aprovecharemos este lanzamiento para adentrarnos en ella, explorando los diferentes modelos nacidos entre 1954 y 1969 para, en un artículo próximo, entrar a fondo en la novedad del Black Bay Fifty-Eight.
La historia del Tudor Oyster Submariner en las décadas 50 y 60
En 1954 aparece primer reloj de submarinismo de la marca, el Oyster Prince Submariner ref. 7922. A lo largo de los 45 años siguientes, este reloj-herramienta experimentó una constante evolución con el objetivo de satisfacer, cada vez en mayor medida, las necesidades específicas de los submarinistas. Tan fiable como los relojes de buceo Rolex, pero con un precio inferior, Tudor fue la marca preferida de varias Fuerzas Armadas, como por ejemplo la francesa, estadounidense, canadiense, israelí o argentina.
¿Porqué eligieron Tudor?. Su fundador, Hans Wilsdorf, basó los pilares de Tudor en tres elementos clave: implementar un movimiento automático, recurrir a la caja Oyster y ofrecer la garantía completa de Rolex. Para lograrlo, debían construirse con los mismos estándares que sus primos de la corona. Esto se logró en parte porque los Submariner de Tudor se fabricaron con muchos de los componentes utilizados por Rolex: cajas, coronas, tubos, cristales, juntas de sellado o biseles. Así pues, los únicos elementos propios eran las esferas, las agujas y los movimientos. Esto hizo que los relojes de buceo Tudor fueran muy duraderos, fiables y, quizás lo más importante, muy buenos. No todas las fuerzas armadas eran tan ricas como la británica, por lo que los Tudor eran una solución más rentable.
Las referencias 7922, 7923, 7924 y 7925 compartían las características de no disponer de protectores de corona y de contar con cajas de 37 mm, pero cada una de ellas ofrece una serie de especificidades derivadas y representativas de la investigación llevada a cabo por la marca: la firma los iba revisando y rediseñando de acuerdo con los comentarios que recibirían de los buzos. Estos primeros modelos del Tudor Submariner fueron considerados experimentales, y ni siquiera se incluyeron en el catálogo general de Tudor. Solo la última referencia en la serie 7900, la 7928 lanzada a finales de los 50, hizo su aparición en el catálogo, y fue la que, en realidad, estableció muchos de los códigos de diseño de los futuros relojes Tudor Submariner.
El 7922 es un reloj automático con las características propias de su función submarinista: una caja Oyster con fondo y corona roscados con una hermeticidad garantizada de hasta 100 metros, índices y agujas de gran tamaño con material luminoso para una buena legibilidad en aguas profundas, así como un bisel giratorio bidireccional graduado en intervalos de 5 minutos para medir con precisión el tiempo de inmersión y adaptar las paradas de descompresión.
Su esfera negra lacada está sutilmente abombada y concebida para optimizar el contraste de las indicaciones que figuran en ella. Porta las inscripciones doradas «OYSTER PRINCE» en la posición de las 12 h bajo el logotipo de la marca y «100 m = 330 ft», «SUBMARINER», «ROTOR» y «SELF-WINDING» en cuatro líneas en la posición de las 6 h. Su hermeticidad garantizada se recuerda asimismo en la posición de las 6 h, en metros y en pies. Su cristal de plexiglás de tipo Tropic tiene forma de cúpula para una mejor resistencia a la presión del agua. Consta de un movimiento calibre automático 390 con una frecuencia de 18 000 alternancias por hora. Finalmente, su corona roscada de 5 mm de diámetro y su brazalete tipo Oyster con eslabones remachados llevan el logotipo de Rolex.
La referencia 7923 fue el único Tudor Submariner que se equipó con un movimiento de cuerda manual, por lo que se convirtió en un reloj de submarinismo especialmente plano. Su esfera lacada negra ya no llevaba la inscripción «ROTOR», «SELF-WINDING» en la posición de las 6 h, ya que el movimiento utilizado no era automático. En lugar de estas indicaciones, ahora en la esfera figuraba la descripción «SUBMARINER», «SHOCK-RESISTING». El recordatorio de hermeticidad no era visible en la esfera y las agujas empleadas eran de tipo bastón, distintas a las que equipaban la primera generación de Submariner.
La referencia estaba equipada con el calibre ETA 1182 de cuerda manual con una frecuencia de 18.000 alternancias por hora. Su brazalete tipo Oyster con eslabones remachados portaba el logotipo de Rolex, y dos barras cilíndricas sustituyen a las sujeciones curvadas que normalmente fijan el brazalete a la caja.
Esta referencia fue la inspiración del bellísimo Tudor Black Bay Only Watch del 2015, un reloj que si se lanzara a producción, seguro que se convertiría en el reloj más vendido de la firma.
El Tudor Submariner 7924 duplicó la hermeticidad de los anteriores modelos, alcanzando los 200 metros. Para ello, la caja se ensancha y se equipa con una corona roscada de mayor tamaño. Además, se le añade un nuevo cristal de plexiglás de tipo Tropic, más grueso y con forma de cúpula para una mejor resistencia a las grandes presiones. Gracias a esa gran corona de 8 mm «Brevet» atornillada con el logotipo de Rolex, el Tudor Submariner 7924 se conoce como «Big Crown».
Este nuevo Submariner lleva el habitual mismo calibre automático 390. En la esfera negra presenta la inscripción «200 m = 660 ft» en la posición de las 6 h., mientras sus agujas recuperan el característico diseño Submariner.
El 7928 hizo su aparición en 1959, e incluía protectores de corona al tiempo que disminuía el tamaño de la corona hasta los 6 mm. La caja Oyster mide 39 mm de diámetro, es hermética hasta 200 metros. El diseño de la esfera, las agujas y el bisel es similar al de las referencias 7922, 7924 y 7925. Su movimiento es el calibre automático 390, al igual que el de todos los Tudor Oyster Prince Submariner de la serie 7900.
Diez años después, en el catálogo de 1969 aparecieron dos nuevas referencias, la 7016 y la 7021. Con ellas comenzó la segunda generación de relojes de submarinismo de Tudor. Desde un punto de vista técnico, los movimientos cal. 390 suministrados por Rolex utilizados hasta entonces fueron sustituidos por movimientos ETA2483 de cuerda automática. Pero el cambio estéticamente más remarcable fue introducir las reconocibles esferas con grandes y visibles índices cuadrados y agujas a juego conocidas por los coleccionistas con el nombre de snowflakes (copos de nieve). Además presentaba un escudo en lugar de la rosa, símbolo de resistencia y confianza. Esta nueva cara resultaba perfectamente reconocible, lo cual contribuyó a reforzar la identidad de Tudor.
Las líneas del reloj se mantienen fieles a las establecidas por la generación anterior: una caja de 39 mm firmada por Rolex, hermética hasta 200 metros y con protectores de corona redondos, una corona enroscada también de Rolex, un bisel giratorio bidireccional 60 minutos graduado a intervalos de 5 minutos y con subdivisiones de un minuto entre los índices 0 y 15, y un brazalete de eslabones plegables tipo Oyster firmado por Rolex. El cristal de plexiglás ya no era abombado, sino plano, grueso y prominente.
La referencia 7021 aparece al mismo tiempo que la 7016, pero además presenta una función de calendario en la posición de las 3 h. Su cristal de plexiglás de tipo Cyclops es de la misma clase que el de su coetáneo. Incluye, además, una lente situada sobre la ventana de la fecha para una mejor lectura. Mantiene una esfera negra con índices y agujas conocidos como «snowflakes». Su disco de fecha es bicolor: rojo para los números pares y negro para los números impares, y en su interior implementaba el calibre automático ETA 2484.