La referencia más atractiva que Baume et Mercier nos ha presentado en el SIHH 2014 ha sido el Clifton Date Rétrograde. No pretendo con ello desmerecer el lógico protagonismo que la firma ha otorgado al Clifton 1892 Tourbillon Volant, sino simplemente es una valoración subjetiva fruto de mi aprecio personal por las indicaciones retrógradas: el ritual de observar el «salto de retorno» me resulta irresistible, arrancándome siempre una sonrisa de complicidad. Es justo decir que esta complicación no es nueva para Baume et Mercier: el Classima Executive Calendar Rétrograde recurrió en su momento al mismo calibre, el Soprod 9094.
Para aquellos que no estén familiarizados con el término «retrógrado», simplemente resumir que se refiere a cualquier indicador de función cuya aguja retroceda instantáneamente a su posición inicial después de alcanzar el valor máximo definido. Así pues, en el caso que nos ocupa el calendario no se lee a través de la típica ventanilla o en una subesfera con recorrido unidireccional de 360º, sino mediante un arco en el que se ubican los 31 días del mes señalados por la manecilla de trayectoria ascendente. Al llegar a las 24 horas del día 31, retrocede instantáneamente hasta el día 1 en la parte inferior de la escala. En el caso de que estuviéramos hablando de un calendario anual o perpetuo, el salto se efectuaría desde el día 30 o 31 (28 o el 29 bisiesto en febrero), según el mes correspondiente.
Con la elegancia atemporal característica de los Clifton, su caja de acero de 43 mm se acompaña de una correa de aligator marrón para ofrecerse como una de las referencias más recomendables de la colección. A ello contribuye decisivamente el equilibrado diseño de su esfera. Además del calendario retrógrado, implementa las funciones de día de la semana e indicador de reserva de marcha, mediante la subesfera a las 9 y del pequeño semi-arco a las 6 horas respectivamente. Sin embargo, uno de estos indicadores es, bajo mi punto de vista, totalmente innecesario: la reserva de marcha. ¿Y porqué?. Un indicador de reserva de marcha adquiere utilidad en un guardatiempos cuyo movimiento sea de remonte manual, de forma que podamos restituir la energía al muelle del barrilete antes de que ésta, informados por dicha indicación, se agote. Pero en un movimiento de remonte automático resulta una indicación, no inútil, pero sí superflua y prescindible en aras de una mayor nitidez y legibilidad. Para colmo, la denominación «automatic» se ubica inmediatamente encima suyo. Evidentemente, cabe decir que esta opinión crítica es extensible a cualquier reloj automático del mercado que implemente este indicador.
La esfera plateada muestra una decoración soleil, con numerales e índices aplicados dorados, idéntico acabado que las manecillas de horas, minutos y segundos, ésta última en posición central. En contraposición, las agujas del resto de funciones son azuladas, obteniendo un mayor contraste y mejor legibilidad. Como es habitual en la colección Clifton, gracias a la trasera de zafiro podemos observar el calibre Soprod 9094 antes citado, basado en un ETA 2892. Dotado con 40 horas de reserva de marcha, su masa oscilante está decorada con «Côtes de Genève» y colimaçonnage, mientras los puentes y platina son perlados.
Con un precio que sobrepasará los 4.000 €, resulta la pieza más cara de la colección si excluimos el 1892 Tourbillon Volant en edición limitada, un importe quizá excesivo que puede representar un handicap en su próxima comercialización.