Después de un par de años en que Baume et Mercier ha centrado sus esfuerzos en la colección Clifton, ahora es el turno de los Classima mediante una renovación que atañe tanto a las referencias masculinas como a las femeninas. El rediseño de los Classima se basa en una nueva caja de 40 mm, un diámetro perfecto para un guardatiempos de líneas eminentemente clásicas. A ello se le une un grosor de sólo 9 mm que no hace sino reafirmar su elegancia y comodidad de uso, deslizándose bajo el puño de la camisa sin ningún problema.
Se lanza en dos versiones, acero y bitonal, éste último con el bisel chapado en oro rosa, ambas con acabado pulido. Su sencilla geometría circular recibe una pequeña y discreta corona con el logo «phi» de la marca. La esfera de corte clásico luce una imagen más actual y atemporal, sobretodo gracias al círculo interior decorado con guilloché vertical, que implementa el nombre la firma y su condición de «automático». La zona externa excluida es la que contiene la escala de minutos, junto a los estilizados numerales romanos en las posiciones cardinales e índices tipo bastón con su misma longitud cada cinco minutos, todos ellos aplicados en un buen detalle más habitual en relojes de superior nivel y precio.
En la versión en acero, las manecillas de horas, minutos y segundero central son azuladas, mientras que en el modelo bicolor son, junto a los índices aplicados, chapados en oro. La ventana de fecha rectangular se sitúa a las 3 horas, justo sobre la circunferencia que limita el guilloché interior.
A través del cristal de zafiro, se puede observar el calibre Sellita SW200, un movimiento automático que late a 28.800 alternancias por hora (4 Hz) y presenta una reserva de marcha de 36 horas, modificado por Baume & Mercier. Un ejemplo evidente de ello es la masa oscilante personalizada, decorada con colimaçonné, Côtes de Genève y el símbolo «Phi». La consecuencia inmediata de implementar un calibre de pequeño diámetro (25,60 mm) en una caja de dimensiones relativamente bastante mayores, es que siempre debemos recurrir a un ancho y anti-estético anillo perimetral que «tape» el vacío que queda entre el mecanismo y la carrura. Pero no le pidamos peras al olmo, ya que estamos hablando de una colección que representa la entrada a los relojes de alta gama.
El modelo en acero se entrega con correa de aligátor negra o con brazalete, mientras que la versión bitonal conlleva una correa de aligátor marrón o brazalete también bitonal.
