Todo empezó en 1992 cuando un equipo de diseñadores y especialistas en instrumentación de a bordo para el sector aeronáutico se unieron entorno a un proyecto: crear relojes perfectamente adaptados al uso profesional. Los primeros relojes Bell & Ross fueron diseñados por Bruno Belamich y Carlos Rosillo, los fundadores de la firma, y fueron fabricados por la relojera alemana Sinn. Lo que pretendían era asentarse en la gran tradición relojera suiza respondiendo al mismo tiempo a las necesidades de los hombres que se enfrentan a situaciones extremas. Su modelo más icónico es el Bell & Ross BR-01 gracias a su caja cuadrada de grandes dimensiones y legibilidad inmejorable, inspirado en los instrumentos de navegación que los pilotos de aviación encuentran en su copkit.
Los relojes Bell & Ross están fabicados en la relojera ciudad suiza de La Chaux-de-Fonds, los maestros relojeros ponen a punto, ensamblan y realizan los últimos ajustes en Los relojes Bell & Ross están pensados para profesionales que exigen instrumentos de una fiabilidad óptima, y por ello cumplen cuatro principios fundamentales: legibilidad, funcionalidad, precisión y estanqueidad. Así, cada detalle tiene su porqué, su función. Un rigor técnico que se expresa en unas líneas puras y una elegancia atemporal.