Como la inmensa mayoría de vosotros sabéis, el mundo aeronáutico ha sido la principal fuente de inspiración y referencia de las creaciones de Bell & Ross, cuyo máximo exponente es el BR 01, el icónico reloj-instrumento que luce las formas cuadradas de los instrumentos de navegación aérea que encontramos en los cockpits, las cabinas de vuelo. Sin renunciar a su ADN aeronáutico, Bell & Ross ha buscado otras referencias a las que asociarse y desarrollar nuevos guardatiempos que permitan ampliar sus horizontes. Hace dos años entró en el mundo del motociclismo de la mano del fabricante británico Shaw Harley Davidson Speed & Custom, diseñando la para diseñar la B-Rocket, una concept-bike inspirada en la aeronáutica de los sesenta, y los BR 01-94 y BR 03-90 B-Rocket, que iniciaron la colección BR-X1. Pero el gran salto lo ha dado ahora al unirse a la que es la competición más importante y mediática del mundo del motor, la Fórmula 1, de la mano del equipo Renault Sport F1 Team.
Este año ha supuesto el retorno de la escudería francesa a la F1, después de un paréntesis de cuatro años (2012-2015), al recomprar los derechos del equipo Lotus F1 Team. Para su nuevo debut, Renault ha confiado en Bob Bell como director técnico del equipo de Nick Chester y Rémi Taffin, y en los pilotos Kevin Magnussen y Jolyon Palmer, acompañados por Esteban Ocon como piloto de prueba. Como socio relojero oficial del Equipo Renault Formula 1Sport, Bell & Ross continúa celebrando esta colaboración, que comenzó el 18 de Marzo en Melbourne, Con ocasión del Gran Premio de Fórmula 1 Pirelli de China celebrado en Shanghai, ha presentado dos nuevas ediciones limitadas a 250 y 50 unidades respectivamente, basadas en el monoplaza del retorno de la marca del rombo, el Renault RS16, los Bell & Ross BR-X1 RS16 Chronograph y BR-X1 RS16 Chronograph Tourbillon.
Estas dos versiones incorporan varias singularidades a nivel de materiales y cromatismo, que les confiere una estética deportiva realmente extrema muy en consonancia con lo que cabría esperar de un reloj inspirado en el ultra-tecnológico mundo de la Fórmula 1. Sin duda, su principal elemento diferencial es su caja de 45 mm fabricada en Carbone Forgé, una aleación patentada por Bell & Ross que se obtiene a partir de un proceso de conversión único, que consiste en comprimir fibras de carbono dentro de un molde de acero, a alta temperatura y presión, con una resina termoendurecible. El resultado es una extremadamente ligera caja en un solo bloque, de un color negro mate con un jaspeado único para cada reloj, que depende de la manera en la que se alternan las fibras de carbono. El BR-X1 Chronograph se remata con una trasera de titanio en PVD negro, en la que se abre una pequeña obertura circular que nos permite observar el órgano regulador del mecanismo, mientras el Tourbillon implementa un gran cristal de zafiro que abarca todo el diámetro de su calibre.
La arquitectura de la caja mantiene la configuración conocida, sumando elementos a la básica forma cuadrada, que le confieren un look mucho más complejo, tecnológico y moderno: las cuatro esquinas, asas y pulsadores oscilantes están hechos de cerámica, que es una excelente opción para asegurarnos de que los laterales del reloj, unas zonas muy expuestas a las agresiones físicas, se mantengan siempre impolutos gracias a la consabida resistencia al rayado que ofrece este material. Sin embargo, también hemos de tener en cuenta su punto flaco, o sea, su fragilidad frente a golpes, lo que implica que deberemos estar prevenidos ante los desastrosos resultados que un fuerte impacto rígido puede causar en estos elementos cerámicos.
Lo que me parece que es el elemento visual más llamativo de estos Bell & Ross BR-X1 RS16, más allá de la fría y aleatoria textura de la caja y el bisel de carbono forjado, es el perfecto contraste que se consigue mediante el toque cromático en amarillo en varios componentes, que hace referencia a la gama de colores utilizada por Renault Sport en la Fórmula 1: el aro de caucho bajo el bisel, la inserción ergonómica en la carrura izquierda, los pulsadores que activan las funciones del cronógrafo (no en el Tourbillon), la referencia «Tachymeter», y las manecillas de las indicaciones cronográficas de minutos y segundos. El resultado estético me parece excelente, mostrando los colores de la escudería Renault a la vez que ofrece un arrollador aspecto deportivo.
Ambos relojes se entregan con dos correas; una en caucho negro con un diseño estriado horizontal y otra, mucho más vistosa en caucho amarillo y fibra de carbono trenzado.
Las esferas constan de un cristal de zafiro de color gris, cuya transparencia permite apreciar el movimiento, y sobre el que se disponen los índices metálicos aplicados e inserciones fotoluminiscentes, junto a sus anchas agujas facetadas, ofreciendo así una excelente legibilidad. Esta esfera transparente, y especialmente la placa superior esqueletada del movimiento por debajo de ella, le conceden a los Bell & Ross BR-X1 RS16 un aspecto muy técnico que coincide perfectamente con la caja de carbono forjado.
Como no podía ser de otra forma, las configuraciones de ambos modelos son diferentes. El Chronograph implementa un minimalista pequeño segundero a las 3 y ventana de fecha a las 6, dos funciones a las que cabe sumar el negro totalizador de 30 minutos a las 9 y la trotadora central, junto a una escala taquimétrica en el realce perimetral. En cambio, el Chronograph Tourbillon queda irremediablemente marcado por la gran obertura con la jaula del tourbillon a las 6 horas, desterrando los contadores de minutos y segundos a la parte superior de la esfera, claramente visibles al estar enmarcados por un anillo en aluminio. A pesar de ello, aún queda un pequeño hueco a las 9 horas para implementar un indicador de reserva de marcha.
Personalmente, la esfera del Chronograph me parece más acertada por su mayor nitidez y legibilidad. Además, también es mi preferido entre ambas referencias: desde un punto de vista conceptual y práctico, es un contrasentido el hecho de fabricar un reloj ultra-deportivo con un tourbillon, un mecanismo sumamente delicado que, en mi opinión, debería restringirse a guardatiempos de diseño más clásico y elegante, destinados a un uso más reposado y físicamente menos exigente.
En su interior, el Bell & Ross BR-X1 RS16 Chronograph alberga el calibre BR-CAL.313, un movimiento mecánico automático con las funciones de cronógrafo, fecha y pequeño segundero, que late a 28.800 alternancias por hora (4 Hz) y destaca por la estructura en X de su puente superior, tratado con DLC. Por su parte, el Tourbillon recurre al calibre BR-CAL 283, un cronógrafo monopulsante de remonte manual con una excelente reserva de marcha de 4 días y la función añadida de indicador de reserva de marcha.