Bell & Ross BR-X2 Tourbillon Micro-rotor
Con el BR-X2 Tourbillon Micro-rotor, Bell & Ross reafirma su posición en el nivel más alto de su coleción más técnica, fusionando por primera vez el movimiento, la caja y la esfera en un solo elemento protegido por dos placas de zafiro.
Teníamos pendiente publicar un artículo sobre una de las novedades que Bell & Ross nos adelantó en la pasada feria de Baselworld, el BR-X2 Tourbillon Micro-rotor. Meses después, durante una reunión privada con Alexandre Houyvet (CEO de la firma en España) he podido disfrutarlo más a fondo, confirmando plenamente las expectativas que había levantado.
En 2014, el lanzamiento del Bell & Ross BR-X1 marcó los primeros avances de Bell & Ross en un terreno más experimental e innovador, que recurrñia a un movimiento cronógrafo esqueleto dentro de una caja cuadrada que combinaba titanio, cerámica y caucho. Dos años después, el BR-X1 Tourbillon Sapphire implementaba una caja de zafiro, aunque su extraordinaria transaparencia resultó ampliamente superada por la maravillosa arquitectura minimalista del Bell & Ross BR-X1 Skeleton Tourbillon Sapphire. Ahora, con el inédito BR‑X2 Tourbillon Micro-Rotor, la segunda generación de su Colección X, Bell & Ross añade un nuevo capítulo a la icónica saga BR.
¿Qué novedad resenta el BR‑X2?. Bien fácil: la caja y el movimiento forman un todo único. ¿Cómo? Al diseñar la caja de acero y zafiro, Bell & Ross ha conseguido materializar la idea de fusionar caja y movimiento en una única pieza, para hacer desaparecer la caja y que el movimiento sea el verdadero protagonista (este último es el mismo fin que se buscaba con los anteriormente citados Sapphire mediante la transparencia de la caja), eliminando las barreras visuales entre los tres elementos tradicionales de todo reloj: caja, esfera y movimiento. El diseño del BR‑X2 radica en llevar el mecanismo directamente sobre la muñeca. El calibre cuadrado BR-CAL.380, completamente diseñado y desarrollado por Bell & Ross, está engastado entre dos placas de zafiro, unidas por los lados por una estrecha tira de acero fabricada de una sola pieza. De esta manera la caja es virtualmente invisible, igual que la esfera esqueleto, reducida a un anillo perimetral y sus índices, que deja el movimiento a la vista.
Con un diámetro de 42,5 mm, las piezas de zafiro superior e inferior son fresadas, biseladas y pulidas durante horas para lograr la forma deseada, para asentarse posteriormente sobre juntas translúcidas y ajustarse al marco mediante cuatro tornillos. El resultado visual es realmente fascinante, a lo que hemos de sumarle su perfecta comodidad de uso.
Cuadrado y delgado, sus medidas son de 36 mm por 36 mm de lado y un grosor de sólo 4,05 mm logrado gracias a recurrir a un micro-rotor descentrado. En la parte delantera, la placa principal se abre alrededor de la jaula del tourbillon, mientras que la parte posterior está presidida por los tres grandes puentes geométricamente rectilíneos, biselados y con un acabado cepillado vertical, entre los que destaca, resplandeciente, la presencia del micro-rotor. Para minimizar el efecto negativo que implica su pequeño tamaño, la masa oscilante está fabricada con una aleación de alta densidad llamada Reconit 18, fabricada en un 94% en tungsteno.
Las manecillas y los índices horarios exhiben un acabado metálico satinado que, a priori, no contrasta lo suficiente sobre el puente del movimiento como para ofrecer la habitual excelente visibilidadlegibildad de los guardatiempos fabricados por Bell & Ross. A pesar de ello, la legibilidad es más que correcta teniendo en cuenta su construcción.
Lanzado en una edición limitada a 99 unidades, el Bell & Ross BR-X2 Tourbillon Micro-rotor se entrega con una correa de aligator gris.