En contraposición al concepto de «círculo en un cuadrado», seña emblemática de identidad de Bell & Ross, la colección Vintage implementa un diseño redondo mucho más tradicional. Con un indudable reminiscencia retro que rompe con la estética de reloj-instrumento de los BR01 y BR03, recurren a cajas de acero (también algunos modelos en bronce) con cristales de zafiro abovedados y esferas limpias que ofrecen una excelente legibilidad, una virtud por otra parte marcada al fuego en el ADN de Bell & Ross. Hasta ahora, tanto los BR V1 (38,50 mm) como los BR V2 (41 mm) eran los principales exponentes de los Vintage, quedando los robustos BR V3 de 43 mm reservados para algunas de las ediciones limitadas R.S. que la firma lanza anualmente desde 2016 con motivo de su asociación con el equipo Renault de F1. Gracias a su indudable atractivo, no eran pocos los aficionados que pedían verlos formar parte de la colección estándar, algo que por fin se ha hecho realidad: os presentamos el BR V3-94 Black Steel.
Ciertamente, su look es similar al BR V2-94, el cronógrafo lanzado en 2017 que podríamos considerar su hermano menor, con el que comparte mecanismo… y precio. Pero si lo analizamos un poco más en profundidad, las diferencias son muchas. El BR V2-94 mide 41 mm, tiene asas tradicionales, un bisel fijo con escala taquimétrica, pulsadores roscados y esfera bi-compax. En cambio, el nuevo BR V3-94 crece hasta los 43 mm, las asas están integradas, el bisel es bi-direccional con escala de 60 minutos, los pulsadores normales y esfera tri-compax.
Como vemos, el parecido inicial se difumina, y el BR V3-94 adquiere mayor relevancia que un simple aumento de tamaño. Pierde parte del encanto automovilístico que le confiere el bisel taquimétrico, pero en cambio gana en presencia, solidez y ofrece un look más deportivo, instrumental y moderno. Un detalle que me gusta es que los pulsadores prescinden del roscado, un sistema poco práctico que nunca ha sido santo de mi devoción. El bisel bi-direccional con anillo de aluminio graduado a 60 minutos también aporta su grano de arena gracias a su funcionalidad y limpieza (la escala taquimétrica se sitúa, más discretamente, en el realce interior).
Protegida por el zafiro abombado, la esfera presenta tres contadores en configuración 3-6-9, correspondientes al pequeño segundero, totalizador de 12 horas y totalizador de 30 minutos respectivamente. Por su parte, la ventana redonda de fecha se mantiene a las 4:30. Sobre un fondo negro mate, todas las indicaciones y manecillas son blancas y rellenas en Super-LumiNova, logrando un perfecto contraste monocromático que colabora decisivamente en su anteriormente alabada legibilidad.
En su interior late el calibre automático BR-CAL.301, un cronógrafo modular basado en el ETA 2894-2 que podremos ver a través del zafiro de la trasera (yo hubiera preferido un fondo ciego visto). De remonte automático, este mecanismo tiene una frecuencia de 4 Hz (28.800 alternancias por hora) y dispone de una reserva de marcha de 42 horas.
El BR V3-94 está disponible en dos versiones, con una correa de cuero negro o con un brazalete de acero de acabado pulido y satinado, ambos equipados con cierre desplegable. Ahí no tengo ninguna duda: visto su carácter deportivo, yo siempre optaría por la polivalencia que le confiere el brazalete, además de que estéticamente me parece más coherente.
La versión con correa tiene un precio de 3.900 €, mientras que si optamos por el modelo con brazalete deberemos subir hasta los 4.200 €, un incremento de 300 € que en mi opinión merecen la pena pagar. Como hemos comentado al principio de este artículo, son exactamente los mismo precios que las correspondientes versiones de los BR V2-94. Dos opciones similares pero con detalles bien diferenciados que harán dudar a más de uno. ¿Cuál elegiría yo?. En conjunto me gusta más el nuevo Bell & Ross BR V3-94, lo encuentro más atractivo y equilibrado, aunque he de reconocer que quizás me gusta más la esfera bi-compax (más limpia).