TEST – Bell & Ross WW1-92: retorno al pasado
Bell & Ross es una firma relojera renacida en la última década, que con una acertada estrategia de producto ha alcanzado en este corto periodo de tiempo una notoriedad remarcable.
Su éxito se basa en distintos pilares, entre lo cuales podríamos mencionar su gama inicial BR, con un innovador diseño de caja cuadrada y esfera limpia y legible. Con estos BR, Bell & Ross ha logrado algo sumamente difícil en el mundo de la relojería, como es conseguir que a distancia, sin necesidad de leer las inscripciones de la esfera, se identifique un reloj de su marca.
La gama BR ha ido creciendo con el tiempo hasta completar una muy variada gama de relojes con complicaciones (funciones) básicas y multitud de variantes de esferas y tamaños de caja. Eso sí, conservando cualquiera de ellos el carácter “aviación militar moderno” en el que se basa la filosofía de Bell & Ross.
En la reciente feria de Baselworld 2001, esta firma francesa ha presentado una nueva colección, que aunque totalmente distinta, conserva su imagen y filosofía. Esta nueva gama, con denominación WW, rinde homenaje a los relojes de pulsera creados en los años 1920-30. Estos primeros relojes de pulsera consistían en una bastante rudimentaria adaptación de los relojes de bolsillo existentes en la época. Tomando la caja de estos como punto de partida, se les añadían unas asas soldadas del tipo hilo a fin de sujetar la correa que los ceñiría a la muñeca.
Como en muchos de los avances tecnológicos ocurridos a lo largo de la historia, debemos buscar el origen del reloj de pulsera en necesidades militares. En cualquier entorno bélico es básica la coordinación en el tiempo y para ello obviamente se utiliza el reloj. Ahora bien, dejar de sujetar el arma en medio de un conflicto para llevar la mano al bolsillo y extraer el reloj, no es precisamente una situación ideal. En el caso concreto de los pilotos militares este hecho se agravaba considerablemente, ya que los aviones de los años 20-30 no contaban con instrumentación de navegación, con lo cual esta se basaba totalmente en la medición del tiempo para calcular la ruta y sus desviaciones. Por si fuera poco, la rudeza de los mandos de pilotaje desaconsejaba el dejar de asirlos firmemente.
Dado que el origen de estas primeras piezas eran relojes de bolsillo, su tamaño era considerable. Pero este factor que en un principio podía parecer un inconveniente, en el caso de la utilización militar se convirtió en una ventaja: A mayor tamaño, mayor legibilidad. Además, se ajustaban por encima de los gruesos trajes y guantes de la época, con lo que la comodidad no se veía alterada por el tamaño.
La gama WW de Bell & Ross cuenta con una caja de 45 mm de diámetro, tamaño inferior a los 47 mm habituales de los relojes de bolsillo, pero que lo hace más llevable en condiciones normales. Esta nueva colección se compone de dos gamas: la denominada Vintage WW1 y la Military-Heritage WW1. En este análisis nos referiremos a la segunda de ellas.
El Bell & Ross Vintage WW1-92 Military es un reloj con una caja de acero de 45 mm de diámetro hermética hasta los 5 bares (50 metros). El diseño de la esfera es muy fiel a los relojes militares que evoca. Una escala perimetral que con sus índices nos indica los minutos y los segundos, mientras otra de diámetro inferior y más cercana al eje, nos indica las horas. El motivo de esta disposición no es otro que el facilitar la lectura del tiempo con rapidez. La forma de las agujas y el tipo de numeración también es muy fiel a los relojes originales.
En su conjunto, este WW1-92 Military, nos recuerda al Navigator de Glashutte, una de las primeras firmas en presentar réplicas de sus relojes militares de principio de siglo. El Bell & Ross no alcanza los niveles de calidad, acabados ni sofisticación mecánica del Glashutte, pero su precio también es muy distinto. Este es en efecto otra de las claves del éxito de Bell & Ross, el ofrecer relojes de calidad media-alta a precios contenidos en relación al sector en el que se mueve.
Uno de los factores que más influye en el coste de producción de un reloj es su movimiento (mecanismo). Diseñar y desarrollar un calibre propio requiere de un mínimo de tres años y una altísima inversión. Todo esto para una calibre sin o con funciones muy básicas. Si hablamos de grandes complicaciones, ambos factores, tanto tiempo como inversión, se multiplican, con lo que solo se puede amortizar con muchos años y una producción elevada. Si la producción es contenida, consecuentemente el precio final del reloj es más alto.
Como solución inteligente y adoptada por la mayoría de marcas suizas hasta hace pocos años, Bell & Ross opta por adquirir sus mecanismos a ETA, manufactura suiza fundada en 1793 perteneciente en la actualidad al grupo Swatch. ETA ha suministrado durante décadas ebauches (movimientos por piezas) y calibres montados a la mayoría de la industria relojera suiza. Como consecuencia, su producción es gigantesca y su coste final en relación a su calidad muy contenido.
El calibre elegido para este WW1-92 Military es el muy reputado ETA 2892. Este mecanismo ha equipado entre otros al prestigioso Omega Seamaster. Se trata del calibre más alto de gama dentro de la producción de ETA. El calibre base 2892 proporciona la medición de horas, minutos y segundos. Existen otras variantes que añaden la funcionalidad de fecha, GMT o Reserva de Marcha. Su fiabilidad está fuera de toda duda y lo he comprobado personalmente con un Seamaster que adquirí hace casi diez años y que sin revisión alguna (algo que no debe hacerse en un reloj mecánico) mantiene invariable su precisión
Una segunda variante del WW1-92 Military es la denominada WW1-92 Heritage. Comparte caja, movimiento y demás características con el primero y la única variación la encontramos en un tratamiento PVD de la caja, además de aplicar una tonalidad beige a los índices y cifras de la esfera. Este toque le da un aspecto más “retro” y no se aleja de la realidad histórica, ya que los primeros materiales luminiscentes utilizados en los años 30 (Radiomir de Panerai) se basaban en el compuestos del Radio, sustancia que en muy poco tiempo adquiría dicha tonalidad
Personalmente me dacantaría por esta segunda variante Heritage, aunque el Military probablemente es estéticamente más neutro y en consecuencia más polivalente. El precio recomendado de venta al publico de estos WW1-92 es de 2.200 € para el Military y 2.500 € para el Heritage. Un coste muy contenido si tenemos en cuenta la calidad que se ofrece a cambio.
Recomendable como tercera o cuarta pieza de una colección. Recomendable como pieza única para quien busque un reloj mecánico de calidad con una estética diferenciada y personal pero sin extravagancias.