Pues sí, esta vez tenemos que hablar de una auténtica revolución. El Fifty Fathoms de Blancpain, junto con el Submariner de Rolex, el Seamaster de Omega y el Luminor de Panerai, forman el auténtico cuarteto de relojes de buceo legendarios. Son los pioneros de este tipo de relojes que tienen su origen en exigencias militares o en expediciones submarinas.
Todos ellos han evolucionado a o largo de los años, cada uno a su manera. En el caso concreto del Fifty Fathoms, ha sido una evolución relativamente suave. El año 2007 Blancpain decide resucitar este reloj creado en 1953 y lo hace con bastante fidelidad al modelo original. Evidentemente, las dimensiones crecen y el mecanismo es un moderno calibre manufactura de la firma suiza, pero lo que podríamos denominar “código estético” permanece casi inalterado. El nuevo Fifty Fathoms es fácilmente asimilable a su antecesor, incluso visto desde lejos.
Ayer, en el acuario de Dubai, Blancpain nos presenta una auténtica revolución de su reloj de buceo. Tanto es así que incluso su venerado nombre se modifica parcialmente. Desaparece el famoso Fifty que hacía referencia a las brazas de profundidad que resistía el reloj, para dar paso a una enigmática X. A falta de más explicaciones por parte de la marca, deduzco que de algún modo esta X esta relacionado con xtrem, término muy utilizado hoy en día para denominar objetos o artilugios “extremos”.
Este reluciente X Fathoms no es extremo en su hermeticidad, ya que mantiene unos suficientes pero a la vez conservadores 30 bares. La revolución viene por parte de las funciones que ofrece este reloj de buceo, concretamente por su profundímetro mecánico.
Esta función no es nueva en un reloj mecánico ya que por ejemplo Panerai presento hace pocos años su Luminor de buceo con profundímetro, aunque en este caso con algo de “trampa” ya que el movimiento era mecánico, pero el profundímetro electrónico. El respetable argumento de Panerai para tal mezcla, es que mecánicamente no se podía garantizar la exactitud de una función tan vital para la seguridad de un buceador.
Pero el auténtico precursor de esta función fue IWC con su “GST Deep One” de 1999, un reloj que por los motivos que fuesen no tuvo demasiado éxito. Recientemente, la misma IWC evolucionaría su modelo con el Deep Two, que como su predecesor recurría a una solución mecánica para la función de profundímetro.
Al igual que IWC, Blancpain parece seguro de que no necesita recurrir a la electrónica para que este artilugio sea fiable. El nuevo X Fathoms mide (aparte de la hora) la profundidad en la que nos hallamos, la profundidad máxima alcanzada y un contador retrógrado de 5 minutos. Todas estas mediciones son vitales para un adecuado proceso de descompresión cuando el buceador retorna a la superficie. Evidentemente hoy en día para estos menesteres se utilizan computadoras electrónicas de buceo, por lo que podemos considerar estos relojes como una demostración de poderío tecnológico más que útiles adecuados para dicha actividad. Entre otras cosas, porque su precio no será precisamente muy asequible.
La caja de este reloj, realizada en titanio, mide 55,65 mm de diámetro. Una cifra también extrema pero esta vez adecuada y justificable debido a su finalidad de uso. La esfera es inevitablemente compleja debido a las múltiples indicaciones y recurre a diversos colores para evitar confusiones. La corona, los pulsadores, el protector y la correa de caucho recurren a un diseño que transmite poderío y modernidad, alejándose totalmente del clasicismo del “Fitty”. En lo único que se puede reconocer este reloj como un “Fathoms” es en su bisel redondeado, uno de los signos de identidad de este legendario modelo.