El reloj monumental de Bovet 1822 instalado en la Torre Asterium de Seúl ha sido galardonado con el A’ Design Award, el prestigioso reconocimiento internacional a la excelencia en el diseño arquitectónico.
Cuando los patrocinadores de una de las más emblemáticas residencias privadas de Seúl se reunieron con el estudio de arquitectura responsable del proyecto, pidieron incluir un reloj monumental en su hall principal. Desde el primer momento se estipuló que la Maison Bovet se encargase de su creación y que los guardatiempos en cuestión respondieran a una reproducción aumentada de algunas de las piezas ya existentes en las colecciones de esta manufactura suiza.
Dos relojes de doble cara se incorporaron a un brazalete en forma de banda de Möbius, evocando el infinito y la silueta del número 8 que, según la tradición asiática, trae felicidad y prosperidad. Con sus 5 m de altura y 2,5 m de anchura, este monumento permite leer perfectamente la hora desde cualquier punto del hall o de la entreplanta.
Los artesanos de Bovet 1822 desplegaron toda su habilidad para reproducir las dos caras de los guardatiempos Monsieur Bovet y Tourbillon Amadéo en un tamaño quince veces más grande que el original. Lograron además equipar la jaula del tourbillon y los dobles segundos coaxiales patentados, combinando la coherencia y la excelencia que ha caracterizado a esta maison durante casi dos siglos. Los laterales de las cajas están grabados con el motivo Fleurisanne que ha decorado las cajas y los movimientos de los guardatiempos Bovet desde el siglo XIX en tanto que la pintura en miniatura de un magnífico dragón adorna una de las cuatro esferas.
El mismo pintor de miniaturas creó ambos originales, con un diámetro de tan sólo 35 mm, y esta reproducción de 60 cm, en la que llegó a cubrir el cuerpo del dragón con pan de oro. El resultado es fiel a su prestigioso modelo original y su definición es una muestra de la extraordinaria maestría del artista.
Esta nueva distinción representa a la perfección la visión personal de Pascal Raffy, propietario de Bovet 1822, que nunca separa la alta relojería tradicional del arte, del diseño y de la arquitectura, para ofrecer a los coleccionistas y a los amantes de la alta relojería la más noble expresión del tiempo.