Bovet rinde homenaje al dragón chino con dos piezas únicas de su Amadéo 43.
La dos piezas únicas Amadéo 43 Dragón Chino rinden homenaje al país en el que se inició la historia de la maison en 1822.
Para encontrar los orígenes de Bovet debemos remontarnos al año 1822 y desplazarnos hasta China, donde los hermanos Bovet cautivaron al Emperador Jiaqing, a su sucesor, el Emperador Daoguang, y a todos sus dignatarios. Ahora, con estas dos piezas únicas del Amadéo 43 Dragón Chino, la manufactura rinde tributo a uno de los símbolos más importantes del país que la vio nacer.
De hecho, la producción de estas dos piezas responde a las peticiones realizadas por la clientela que, a día de hoy y siendo la más importante, sigue teniendo Bovet en China. Meridianamente lógico puesto que no hay que olvidar que tras el poético concepto de manufactura se oculta, por decirlo de algún modo, una empresa que, como todas de un modo u otro, necesitan el negocio como parte de su subsistencia.
Entre las propuestas que recibió Bovet como tema para la pintura en miniatura de las esferas se incluían una colección de abanicos así como distintas versiones de las apreciadas carpas koi que habitan los estanques chinos. Hasta tal punto llega la obsesión que los países orientales sienten por este tipo de pez que en Japón se han llegado a pagar hasta 1,5 millones de euros por ejemplares completamente blancos con un círculo rojo en su lomo por recordar a la bandera del país nipón.
Pero de entre todas estas propuestas, la más querida por su historia y carácter tradicional y por tanto la ganadora, fue la figura del dragón. Además de ser considerado el símbolo del emperador y por ende del poder, el dragón chino encarna las fuerzas de la naturaleza y, por tanto, merece un trato cuidado y de absoluto respeto. El resultado de esta serie de piezas únicas es ciertamente espectacular. La pintura en miniatura de los dragones sobre el soporte de nácar que sirve de esfera implica una inversión de alrededor de 100 horas por guardatiempos. Los detalles llegan hasta tal punto que es necesaria la utilización de un microscopio binocular así como pinceles formados por un único pelo de marta.
La caja responsable de albergar estas obras de arte es del tipo convertible Amadéo y toma bien el oro rojo bien el blanco para su construcción con un diámetro de 43 mm. Por lo que respecta a los dragones hay dos versiones, la que Bovet bautiza sencillamente como Dragón Rojo y la que responde al nombre de Dragón Dorado.
El calibre que late en el interior del Amadéo 43 Dragón Chino responde al de remonte automático con la referencia 11BA12 que oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora (4 Hz) entregando una reserva de marcha de 72 horas. Las indicaciones se limitan a las de horas y minutos implementadas mediante agujas del tipo serpentine con punta de flecha y manufacturadas en el mismo material que la caja. Cada una de estas piezas únicas, que se completa con una correa de piel de aligátor, alcanza un precio de venta de 70.000 francos suizos.