Breitling

Fundada por Léon Breitling abre su taller en 1884 en la región suiza del Jura, Breitling se ha establecido a lo largo de los años como especialista de los relojes técnicos, con especial incidencia en los relojes de aviador. Ya desde un inicio, el objetivo de Breitling fue dedicarse a la fabricación de cronógrafos y contadores, unos instrumentos de precisión destinados a los deportes, la ciencia y la industria.

Esta firma suiza ha desempeñado un papel decisivo en el desarrollo del cronógrafo de pulsera y se puede considerar como el inventor del cronógrafo moderno. En 1915, Breitling inventa el primer pulsador de cronógrafo independiente, precursor del cronógrafo de pulsera. En 1923, la firma perfecciona este sistema separando las funciones de «puesta en marcha/parada» de la de «vuelta a cero». En 1934, da al cronógrafo su fisionomía actual creando el segundo pulsador independiente para la vuelta a cero, una innovación que será rápidamente adoptada por todo el sector relojero

En 1969, la marca consigue uno de los grandes retos relojeros del siglo XX presentando el primer movimiento de cronógrafo de cuerda automática. En 1984, Breitling impulsa el renacimiento del cronógrafo mecánico lanzando el célebre Chronomat, que se ha convertido en su actual modelo estrella. En 2009, se presenta el Calibre Breitling 01, un movimiento automático de altas prestaciones íntegramente desarrollado y fabricado en sus talleres.

La aeronáutica es el sector en el que se ha especializado Breitling, lanzando en el año 1930 una serie de cronógrafos de a bordo destinados a los cockpits de los aviones. Estos instrumentos equipan a diversas fuerzas armadas, entre ellas la Royal Air Force, que los introducirá en sus cazas a hélice de la Segunda Guerra mundial.

En 1952, Breitling lanza su legendario cronógrafo de pulsera Navitimer dotado de una regla de cálculo circular que permite efectuar todas las operaciones relacionadas con la navegación aérea. En 1962, un Navitimer acompaña a Scott Carpenter durante su vuelo orbital a bordo de la cápsula Aurora 7: es el primer cronógrafo de pulsera en viajar al espacio. En la década de los años 1950 y 1960, participa en la expansión de la aviación comercial equipando con sus cronógrafos de a bordo a los aviones a hélice y después a los jets de numerosos constructores y compañías aéreas.

Actualmente, Breitling cuenta en La Chaux-de-Fonds con una planta ultramoderna que lleva el nombre de Breitling Chronométrie, destinada al desarrollo y a la producción de movimientos de cronógrafos mecánicos.

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