Bajo la denominación de Superocean II 36, Breitling anunció en el SIHH 2015 un nuevo reloj femenino de buceo. Externamente, desde el punto de vista estético, salvo por el color blanco de la esfera y la correa de caucho, es indistinguible de los Superocean II de 42 y 44 milímetros destinados al público masculino, aunque hay un par de detalles más que lo diferencia de ellos.
El primero es obviamente el diámetro de su caja de acero, que se disminuye hasta los 36 milímetros que indica su nombre. Cierto es que con la tendencia más reciente de relojes femeninos de gran tamaño, o mejor dicho, de mujeres a las que les gusta vestir relojes masculinos, puede parecer gratuito este nuevo Superocean, pero a mi personalmente me parece un gran acierto.
Aunque estemos ya inmersos en la vorágine de relojes de gran tamaño, nos guste o no, es indiscutible que son enemigos de la ergonomía. Dicho con un idioma más plano: cuanto más grande más incómodo, cuanto más pequeño más cómodo, y si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de compradores de relojes de alta gama cuentan con uno, o a lo sumo dos, para el uso diario, el parámetro de la comodidad adquiere una relevancia de primer orden.
Cuando nos referimos a relojes destinados a un uso deportivo, como es el caso de este Superocean II 36, la comodidad de uso es si cabe más crítica, pero paradójicamente también lo es la facilidad de lectura, un aspecto en que las tornas se invierten. Cuanto más grande más legible, cuanto más pequeño menos legible. Aquí, valorando ambos aspectos, es donde Breitling ha declarado sus intenciones, que son claramente las de potenciar la comodidad a costa de sacrificar algo de legibilidad.
Por tanto, queda claro que Breitling destina el Superocean II 36 a mujeres que no lo utilizarán únicamente como reloj de buceo, sino que lo ceñirán en su muñeca durante buena parte del año y en ocasiones y entro¡nos muy diversos. Atendiendo a esta visión, adquiere toda la lógica del mundo la apuesta de Breitling por este diámetro, aunque personalmente me hubiera decantado por un tamaño de 38 mm, que seguiría siendo comido de ceñir en las finas muñecas femeninas, pero que hubiese incrementado notablemente su legibilidad, especialmente bajo el agua que es el hábitat natural de este reloj.
En este aspecto acuático, la hermeticidad es el otro factor que diferencia el Superocean II 36 de sus compañeros de catálogo de 42 y 44 milímetros, pues la reduce a 20 bares con respecto a los 50 y 100 de ellos. Por tanto, al no llegar a los 30 bares, el Superocean II 36 no puede ser considerado oficialmente como reloj de buceo profesional, pero son más que suficientes para el nivel de inmersión al que lo someterán la práctica totalidad de sus futuras propietarias.
Consideraciones técnicas aparte, es de justicia elogiar la política de Breitling en cuanto a relojes femeninos. Como ya ha demostrado con anterioridad la firma de Grenchen, un reloj de corte femenino no tiene porque recurrir a una caja de oro ni a engastes de brillantes. Basta con reducir su diámetro y utilizar tonalidades de esfera que aporten cierta sensualidad. De este modo se ofrece a las féminas un reloj que además de no resultar presuntuoso tampoco requiere quebrar la cuenta bancaria para adquirirlo.