Una nueva reedición del Tank à Guichets ha sido la gran protagonista de Cartier en la reciente edición 2025 del salón Watches and Wonders. Este reloj es inscribe en la exclusiva serie de relojes denominados Cartier Privé, cuya finalidad es recuperar los grandes iconos de esta legendaria firma parisina. Que el Tank de Cartier es uno de los mayores iconos, sino el mayor, de la historia de la relojería de pulsera, es una evidencia que va más allá el atractivo que despierte en cada persona.
En el año 2015, Cartier decidió crear una colección temporal denominada Privé. La finalidad fue reeditar sus grandes iconos relojeros en forma de ediciones limitadas. Desde entonces, inicialmente con frecuencia bianual, y luego anual, hemos visto renacer piezas como el Crash del mismo 2015, el Tank Cintrée del 2017, el Tank Tonneau del 2019, el Tank Asymétrique del 2020, el Cloche del 2021, el Chinoise en 2022, el Tank Normale del 2023 y el Tortue del 2024. Ahora llega el turno del Tank à Guichets, probablemente el más disruptivo de cuantos Tank se ha creado. A pesar de lo revolucionario concepto de este Tank, importante personalidades, como la leyenda el jazz Duke Ellington, no dudaron en ceñirlo a su muñeca.

Duke Ellington
With permission of the Estate of Duke Ellington
© Collection F. Driggs/Magnum Photos
Personalmente me parece una gran iniciativa ya que recuperar los grandes iconos de la historia de la relojería de pulsera es casi una obligación y Cartier dispone en su legado de un número impresionante de pieza que cumplen esta condición. Antes de iniciar el análisis, es importante señalar que la filosofía de Cartier con esta serie de relojes no es inspirarse en los modelos históricos sino reproducirlos con la máxima fidelidad posible, una política que aplaudo.
Tank à Guichets; una breve introducción histórica
La fascinante historia del Tank se inicia en el año 1917, cuando Cartier creó los primeros esbozos de un reloj destinado a convertirse en legendario. Su comercialización se inició en ele año 1919 y desde entonces han aparecido un gran numero de versiones de este reloj, cuyo diseño se inspiró en un tanque y en las orugas laterales que lo transportan.
En el artículo que dedicamos a la historia del Tank de Cartier podréis comprobar que el Guichets, presentado en 1928, fue de las primeras versiones de este legendario reloj. Solo fue precedido por el Original de 1920, el Cintrée, el Chinoise y el Louis Cartier.
Como podemos ver en la imagen superior, del Tank à Guichets del 2028 le ha sucedido varias reediciones. Las primeras se concentraron en los años 30, cuando se crearon distintas variantes experimentando con el diseño de las angarillas de la caja y con la ubicación de las ventanas y de la corona. La segunda reedición tuvo lugar en 1997, con una edición de 150 unidades con caja d eplatino conmemorando el 150 aniversario de Cartier. La tercera fase del Tank à Guichets se hizo esperar hasta el año 2005, con un reloj que retomaba parcialmente los rasgos del original, que se emitió en formato de edición limitada a 100 piezas en oro rosa. Ahora, con este Privé, Cartier emula con tal fidelidad el original de 1928 que es realmente difícil distinguirlos.
La caja del Tank à Guichets
La caja es el primer elemento del Tank à Guichets que rompió con todo lo establecido en relojería en el año 1928, una consideración que sigue siendo aplicable hoy en día. El primer factor atípico es que en lugar de tres partes, la caja de este Tank solo se compone de dos. El motivo es que carece de bisel, un elemento cuya finalidad es unir el cristal que protege la esfera a la caja y, como veremos pronto, el Tank à Guichets carece de estos elementos. Es importante apuntar que en algunas versiones posteriores del Tank à Guichets, las angarillas se elevan ligeramente con respecto a la superficie plana del frontal, y en otras constituyen incluso piezas independientes que se unen a la carrura.
Aquí tenemos un elemento superior que sigue el patrón de diseño característico de un reloj Tank, pero prescindiendo de bisel. De hecho, lo que constituye la carrura en un reloj convencional, que es su parte central, aquí se extiende de forma sólida a la zona superior. Esta placa superior, totalmente plana, solo alberga dos aperturas, que nos permitirán leer las indicaciones del reloj. El acabado es totalmente satinado, lo que contrasta de forma atractiva con el pulido que se aplica a los ángulos biselados de la caja.
Otra característica totalmente atípica es que la corona, habitualmente ubicada a la altura de las 3 horas, en el Tank à Guichets se emplaza de forma muy discreta, casi oculta, a la altura de lo que en un reloj convencional serían las 12 horas. Después de varias ediciones de este icono con la corona situada a las 3, considero un gran acierto volver a su ubicación original, ya que es un rasgo intrínseco al diseño de este Tank.


El tamaño de la caja es de 37,6 x 24,8 milímetros, por un grosor de tan solo 6 mm. Se trata de unas dimensiones prácticamente idénticas a los 37 x 25 mm del Tank à Guichets original. Cartier nos ofrece esta versión del Tank à Guichets en tres metales de caja, todos ellos preciosos; platino, oro amarillo y oro rosa.
Apartándose del guion de replicar fielmente un original, Cartier nos ha desvelado una cuarta versión inédita del Tank à Guichets. Todo lo relatado respecto a la caja se mantiene, pero las dos aperturas a través de las que se muestran las indicaciones experimentan una rotación de 90 grados en sentido antihorario. De esta curiosa variante solo se emitirá una versión, limitada a 200 ejemplares, con caja realizada en platino.
Tank à Guichets ¿donde está la esfera?
La respuesta es simple; no está, por lo menos con el concepto habitual que tenemos de esta importante parte de un reloj. La función de la esfera es poder implementar en ella los elementos que nos permitirán leer las indicaciones que nos ofrece. También se utiliza para poder mostrar la marca del reloj, su logotipo y toda la literatura adicional que se quiera imprimir o grabar en ella.
En la parte frontal de su caja, el Tank à Guichets nos muestra dos aperturas, una de ellas, de geometrías cuadrada, esta ubicada a la altura de las 12 horas y a través de ella se muestran la cifra que nos indica la fecha. Esta indicación actúa de forma saltante y prácticamente instantánea. De forma simétricamente opuesta, encontramos una apertura en forma de segmento, a través de la cual se muestra parte del disco giratorio que contiene el indice de los minutos. El dígito correcto se apunta mediante un pequeño apuntador tallado en la misma apertura.
En cuanto a las inscripciones, si no se me escapa alguno, junto con el Radiomir California de Panerai, el Tank à Guichets es el único reloj anónimo que conozco, sin inscripción alguna visible, ni siquiera la marca.
La versión “oblique” que ya hemos comentado en el apartado de la caja, desplaza 90 grados la ubicación de las aperturas que nos muestran los dígitos de las horas y de los minutos. Si observamos la orientación de dichos dígitos, percibiremos rápidamente, que lo único que ha hecho Cartier en este desplazamiento es cambiar la ubicación de las aperturas, sin modificar en absoluto los discos que contienen las indicaciones. Ello se percibe especialmente en la ventana de las horas, que mantiene su orientación y muestra los dígitos también inclinados 90º.
Mi percepción sobre esta atípica versión es ciertamente encontrada. Por una parte aprecio el atrevimiento de Cartier en su diseño, pero por otro lado no tengo claro si hubiera sido preferible alterar la orientación de los números en los discos, lo cual hubiera representado un esfuerzo mínimo. Lo que es evidente es que la rareza y la limitación en la producción de esta versión del Tank à Guichets incrementará notablemente su calidad de coleccionable.
El movimiento del Tank à Guichets
Otra característica que convirtió al Tank à Guichets en un reloj histórico es que fue el primer Tank en incorporar complicaciones mecánicas. Se trataba de las indicaciones de horas saltantes y minutos continuos, un esquema que también reproduce esta edición Privé del Tank à Guichets.
El movimiento que equipaba el Tank original del año 1028 fue el Calibre 126, manufacturado por LeCoultre. Para emularlo, Cartier ha desarrollado un nuevo mecanismo, el Calibre 9755 MC, lo que demuestra la importancia que ha concedido a esta reedición. Se trata de un movimiento de carga manual cuyos datos técnicos de momento no se han publicado, aunque por su código deduzco que la frecuencia de oscilación de su volante probablemente sea de 21.600 alternancias por horas. De moento tampoco disponemos de imágenes de este movimiento, por lo que poco puedo añadir acerca de él.
Cartier Tank à Guichets; conclusiones
Cualquier nuevo miembro de la saga Cartier Privé es una buena noticia para los apasionados de la relojería, y así lo es también en el caso del Tank à Guichets. Además, esta versión de Tank aporta unas característica disruptivas que encajan a la perfección con el carácter innovador y rompedor que siempre ha caracterizado a Cartier.
Como ya hemos visto, Cartier nos ofrece cuatro versiones de esta nueva reedición del Tank à Guichets. Tres de ellas son extremadamente fieles al modelo original de 1928, mientras que la cuarta, con su lectura oblicua del tiempo, constituye todo un ejercicio creativo.
Entre las versiones “convencionales”, si atendiera a mis características preferencias en discreción, elegiría la versión de platino. No obstante, dado que estamos ante una fiel reproducción de un reloj histórico, probablemente me decantaría por la de oro amarillo, el mismo metal noble que utilizaba la edición de 1928 de este carismático reloj. Eso sí, lo primero que haría es sustituir la correa verde de piel de aligator por una de piel de becerro, preferentemente negra. Los precios son los siguientes:
Tank à Guichets oro amarillo: 52.500 €
Tank à Guichets oro rosa: 52.500 €
Tank à Guichets platino: 60.500 €
Tank à Guichets oblique: platino, edición limitada y numerada a 200 piezas: 67.000 €
En cuanto a la idoneidad de uso, las imagen superior, tomada en el Salón Watches and Wonders, creo que es muy explícita. Su tamaño natural es sumamente equilibrado. En mi muñeca, que es tendiente a delgada en proporciones, no se ve ni demasiado grande ni pequeño, por lo que no es nada descabellado considerarlo como un reloj potencialmente unisex.
En cuanto a discreción, dada su muy especial estética, será un foco de atención de todas las miradas e inevitablemente provocará preguntas. Por tanto, para las personas que se sientan cómoda siendo el centro de atención, este Tank à Guichets será la panacea. A las personas que valoran la discreción, no les quedará otro remedio que convivir con ello. Es el peaje a pagar por poseer este icono relojero.