El 26 de junio os presentábamos del nuevo Tank MC, que se une a la inagotable saga de este icono de Cartier. Pero este nuevo Tank no llega solo, ya que se acompaña de una complicación de altos vuelos como es el esqueletizado, lo que implica también un esquema de calibre totalmente nuevo. Pero esta, aunque trascendental, no es la única diferencia con el Tank MC «básico», ya que también difiere en el material empleado en su caja, que en este caso se trata del muy raro y preciado paladio.
Un reloj esqueletizado, aunque en su estructura se base en otro ya existente, desde el punto de vista relojero se puede afirmar que es otro reloj. No se trata solo de minimizar el tamaño de los puentes sino de todo lo que ello conlleva para preservar la estabilidad de movimiento, que es donde estriba la gran dificultad de esta complicación.
Si hay algo en lo que coinciden todos los movimientos mecánicos es que siempre tratan de implementar unos puentes del mayor tamaño posible, minimizando en consecuencia el espacio entre ellos. La tradición relojera alemana, que podemos apreciar hoy en día en marcas como A. Lange & Söhne o Glashütte Original, aun va más lejos concentrando la mayoría de ejes, organo regulador aparte, en un solo puente. La finalidad siempre es la misma, que no es otra que obtener la máxima rigidez posible, lo que implica directamente una mejor estabilidad. Al fin y al cabo es lo mismo que busca la industria de la automoción mejorando continuamente la rigidez de los chasis que soportan los elementos mecánicos de los automóviles.
Estéticamente , el esqueletizado de este Cartier MC sigue los códigos propios de la marca, basándose en la reproducción de sus típicos índices en forma de números romanos para soportar los distintos elementos que componen su movimiento, el calibre 9611 MC. Este calibre proporciona unas sorprendentes 72 horas de reserva de marcha, que es una cifra excelente tratándose de un reloj esqueleto, pero precisamente gracias a esta estructura podemos observar con detalle el origen de estas prestaciones, que son los dos barriletes que encontramos en la zona superior, de los cuales incluso se aprecian con claridad sus muelles motores.
Como ya he mencionado al inicio de este artículo, el material escogido para este Tank MC Skeleton es el paladio, uno de los pocos metales preciosos existentes, perteneciente a la familia del platino, en comparación con el cual es más blanco, más ligero y de superior dureza. A lo largo del tiempo se ha utilizado con bastante frecuencia como aleación del oro blanco, pero muy pocas veces como metal de base, supongo que debido a su precio.
El conjunto estético de este Tank MC Skeleton es de un atractivo innegable. La única crítica que se me ocurre hacia él es la ausencia de índices que nos permitan leer con un mínimo de precisión los minutos, aunque es el precio a pagar por un esqueletizado tan extremo.