Maillon de Cartier – El brazalete
Su nombre ya lo dice todo; Maillon, cuya traducción literal sería «enlace». Efectivamente el muy peculiar entrelazado que conforman sus eslabones le otorga todo su carácter y condiciona positivamente el diseño del resto de elementos externos.
Ya hemos visto en el apartado que hemos tratado la caja, que las peculiares asas del Maillon de Cartier siguen exactamente el mismo ángulo de inclinación que los eslabones del brazalete. Lo hacen de forma tan perfecta e integrada que a simple vista parece que no existan las asas como tales, como si el brazalete se uniera a la caja por algún misterioso e invisible método.
Nunca sabremos si los diseñadores de Cartier partieron de la caja o del brazalete para realizar el diseño general del Maillon. Lo que sí es seguro es que una vez decidida la linea, el diseño de estos dos elementos se ha realizado conjuntamente, de una forma tan entrelazada como lo son fisicamente estos dos elementos.
Ello también implica la escasa probablilidad de ver en un futuro un Maillon con correa en lugar de brazalete. Además de perder toda su personalidad y su esencia, no me imagino como se podría diseñar una correa de piel que se ajustase mínimamente a la arquitectura de este reloj.
Centrándonos en el brazalete y en su estructura, es evidente que su forma y muy especialmente su inclinación son la clave de su personalidad. A lo largo de la historia del reloj de pulsera, se han visto innumerables brazaletes con múltiples combinaciones de forma y tamaño de los eslabones que los conforman. A riesgo de errar, me atrevería a decir que el brazalete de este Maillon de Cartier no se parece a ninguno visto anteriormente.
La forma de sus eslabones, curvados con un ángulo que recuerda al de un boomerang, junto con su inclinación que sigue la linea de las caras cortas de la caja, es realmente fascinante. Estéticamente, aporta al mismo tiempo una sensación de poderosa compacidad y complejidad.
En cuanto a su flexibilidad y comodidad de uso, no puedo opinar ya que las imágenes poco pueden aportar sobre ello. Habrá que esperar a futuras ocasiones, una vez superado el drama del virus, y a poder tenerlo en la mano y ceñirlo a la muñeca para opinar con criterio sobre el apartado ergonómico del Maillon de Cartier.
Maillon de Cartier – Las versiones
Como suele hacer Cartier en los lanzamientos de sus nuevas colecciones, ofrece de entrada numerosas variantes del Maillon. Esto es algo siempre de agradecer ya que contentará a muchas de las diversas preferencias de sus clientas.
Hay que mencionar que en este artículo sobre el Maillon de Cartier he obviado un apartado que en la mayoría de casos es determinante. Me refiero al movimiento que da vida al reloj. No lo he hecho porque se trata de un movimiento de cuarzo y como tal, poco hay que decir sobre él, salvo que su precisión a largo plazo superará a la de cualquier reloj mecánico.
Como se observa en la siguiente imagen, podríamos dividir las versiones del Maillon de Cartier en tres divisiones; sin engaste de piedras preciosas, con engaste en el bisel y con engaste «full pavée».
Curiosamente, de momento, de la versión sin engastar del Maillon, Cartier solo ofrece una versión con caja y brazalete realizados en oro amarillo. La versión con engaste de brillantes en el bisel se ofrece inicialmente en tres variantes de metal de caja y brazalete; oro blanco, oro amarillo y oro rosa. Finalmente, la versión «full pavée», con un engaste en caja y brazalete de 486 diamantes talla brillante, se emite en una sola versión de oro blanco.
A las versiones mencionadas, todas ellas de producción regular, se unen otras dos en formato de edición limitada. La primera, limitada a 50 unidades, es una versión «full pavée» con 580 diamantes talla brillante y base de oro amarillo, que se desmarca por su esfera realizada en laca negra. La segunda edición limitada, a tan solo 20 ejemplares, es nuevamente una versión «full pavée», esta vez sobre oro blanco. En su engastado se combinan 300 diamantes talla brillante con 96 tsavoritas.
Maillon de Cartier – conclusiones
Como ya he comentado al inicio de este artículo, el hecho excepcional de no haber podido ver al natural, ni tener en la mano este Maillon de Cartier durante su lanzamiento, limita mucho la apreciación que pueda tener de él. El día que lo pueda disfrutar en vivo, mi opinión puede variar en ambos sentidos.
A nivel objetivo nada que objetar sobre el Maillon de Cartier. Es original y desprende una personalidad diferenciadora, dos parámetros a los que aspiran todos los diseñadores de relojes. Esto son hechos innegables. A ello tengo que sumar que Cartier es una de esas marcas cuyos relojes, por regla general, mejoran al ser vistos al natural.
Con el Maillon de Cartier, la firma parisina y manufactura suiza, demuestra una vez más que aun se puede diseñar algo nuevo con clase y sin estridencias.
Aunque esto ya es una apreciación subjetiva, el Maillon de Cartier, también podría insinuar una nueva tendencia en relojería femenina. Me refiero a los relojes de tamaño reducido y al protagonismo para el oro amarillo, dos conceptos inversos a los que han predominado en la relojería femenina de las décadas más recientes.
Aparte de su innegable originalidad y personalidad, se puede considerar al Maillon de Cartier como una alternativa al mismo Tank. En cierto modo comparte algunas de sus características estilísticas pero, al mismo tiempo, aporta un importante grado de diferenciación. Aunque puede que no sea la preferencia de las mujeres apasionadas de la relojería mecánica, la practicidad del calibre de cuarzo también puede contribuir a su éxito en el mercado. Si además Cartier decide lanzar en un futuro una versión en acero y sin engastar, el éxito podría ser enorme. El diseño y originalidad del Maillon de Cartier no requiere necesariamente de metales o piedras preciosas para mostrar toda su personalidad.