Watch Test

Pasha de Cartier; el renacimiento de un icono

Analizamos a fondo el nuevo Pasha de Cartier, la gran estrella de las novedades de la manufactura suiza en el Watches & Wonders Geneva 2020.

El Pasha de Cartier es uno de los símbolos relojeros de la legendaria firma parisina y acaba de renacer en los talleres de su manufactura suiza de La Chaux-de-Fonds. En el reciente artículo que dedicamos a las novedades que nos ha presentado virtualmente Cartier en Watches & Wonders Geneva 2020, apostillaba el título con la frase «el año de los iconos». Con ello me refería al Tank Asymétrique, pero muy especialmente al Pasha, un reloj que había desaparecido del catálogo de Cartier.

Pasha de Cartier - historical 1985 watchHablar de un reloj icónico de Cartier sin citar su nombre es altamente impreciso. Lo es porque pocas o ninguna marca se pueden comparar con Cartier en cuanto a capacidad de diseñar relojes con personalidad propia reconocible.

El icono de Cartier más reconocido es el Tank, pero también se pueden considerar icónicos, el Santos, el Panthere… y desde luego este renacido Pasha. Además, el Pasha, creado en 1985, es el único de los iconos de Cartier que cuenta con una caja redonda, algo insólito.

Periódicamente, prácticamente todos los relojes emblemáticos de Cartier pasan por la fase de actualización o restyling, tanto si habían desaparecido del catálogo como permanecían en él. En este atípico año 2020 le ha tocado el turno al Pasha. En el presente test dejaré de lado las versiones del Pasha con esfera/mecanismo esqueleto, porque solo por este hecho ya estamos hablando de otro reloj. Vamos a centrarnos en los clásicos «solo hora» y analizar qué es lo que hace tan especial este reloj redondo de Cartier.

 

Pasha de Cartier – la caja

Como es costumbre, iniciamos el viaje por la caja y no queda más remedio que incidir en lo insólito de un reloj icónico con caja de geometría redonda. Nos podemos estrujar el cerebro y no encontraremos ni un solo reloj con caja redonda que merezca el calificativo de icónico y que deba tal condición a la forma de dicho elemento. Un Calatrava de Patek Philippe o un Traditionnelle de Vacheron Constantin, por poner dos ejemplos emblemáticos, son dos relojes icónicos para los entusiastas de estas marcas, pero hay que ser un auténtico experto para reconocerlos a distancias que no sean muy cortas.

Por contra, si pensamos en los relojes de pulsera más legendarios de la historia, todos comparten una caja que se aleja de la forma redonda; Nautilus, Royal Oak, Reverso y por supuesto los Tank y Santos de Cartier. El Pasha se sale de la norma y es capaz de presentar unas características en cu caja que le otorgan una personalidad especial. Lo más paradójico es que se trata de dos elementos, que si bien forman parte de la caja, suelen ser a los que menos atención se les presta; la corona y las asas.

Pasha de Cartier - asas

Empezamos por las asas y vemos que debemos renunciar al plural; solo hay una. Estamos ante una pieza que no sé ni como denominar, que parece que se une al centro de la carrura de la caja del Pasha. Observando la imagen superior de un Pasha con brazalete, da la sensación que el primer eslabón de dicho brazalete se une de una forma indeterminada a la caja, pero… no es así.

Pasha de Cartier - asas 2

Tenemos que recurrir a otra imagen, de un Pasha con correa de piel, para apreciar el «engaño» de Cartier. Este curioso eslabón no forma parte del brazalete ni de la correa sino que es parte integral de la caja.

Cartier no se contenta e incrementa el carácter atípico de esta pieza terminando sus extremos con una forma que emula los «Clous de Paris», el característico motivo decorativo utilizado en esferas y en biseles de relojes de carácter clásico. Es una especie de pirámide, pero con caras curvadas.

Solo esta original «asa», en singular, ya otorga al Pasha una personalidad que lo distingue de prácticamente cualquier otro reloj, pero, una vez más, Cartier va más allá…

Pasha de Cartier - corona

Ahora es el turno de la corona, y en ella Cartier sigue el proceso inverso al que ha practicado con las asas. En lugar de pasar de dos a una, pasamos de una a dos. En la imagen superior se aprecia como la corona funcional está cubierta por una segunda corona que podemos considerar ornamental. Esta segunda corona se sujeta a una pieza de la carrura mediante una cadena de un solo eslabón. Además, optimizando la imaginación, Cartier ha reservado un espacio en la carrura, el que descubre y oculta a voluntad la pieza que sujeta la corona ornamental, para que podamos grabar nuestras iniciales. Una gran solución para personalizar nuestro reloj con plena intimidad.

El curioso diseño de estos elementos externos origina diversos efectos. El primero es que la corona externa es de un tamaño inusualmente grande. El segundo es que el eslabón que la sujeta es plenamente visible desde cualquier ángulo. El tercero, es que los cuatro Clous de Paris que adornan los extremos de las dos asas, atraen de inmediato la atención visual. La consecuencia es que estos factores, una vez más, otorgan al Pasha de Cartier un grado de diferenciación único.

Pasha de Cartier 41mm trio

Cartier nos presenta ya de inicio la caja del Pasha en dos tamaños: 41 y 35 milímetros de diámetro. Dicho de otro modo, una gama masculina y otra femenina. En la imagen superior podemos apreciar que Cartier ofrece la versión masculina con caja de acero, con brazalete o correa y con caja de oro amarillo.

Pasha de Cartier 35mm trio

La versión femenina, también está disponible con caja de acero con brazalete o correa y con oro, aunque en este caso con la aleación que da paso al tono rosa. A estas versiones se unen otras dos, con caja de oro rosa, que adornan su bisel con el característico engaste de diamantes talla brillante común a muchos relojes femeninos.

La gran diferencia entre la caja de este nuevo Pasha y la original de 1985 es su bisel, que ya no es giratorio y que carece del típico indice obligatorio en los relojes de buceo. Cuando se creó el Pasha, no se pretendió que fuera un reloj deportivo ni mucho menos un «diver», pero este bisel de buceo no dejaba de ser un elemento estético disruptor, una cualidad muy «Cartier». Lo que sí es de remarcar y elogiar es la hermeticidad del 10 bares del nuevo Pasha, una cifra muy alta para un reloj que no sea de uso deportivo.

Pasha de Cartier - artistic gold diamonds 2

En resumen, la carrura y el bisel de la caja del Pasha se pueden considerar como de muy convencionales ya que se limitan a una forma redonda sin más. Por contra, dos elementos a los que normalmente se presta poca atención, las/la asa y la/las coronas aportan un grado de originalidad y personalidad exultante.  La consecuencia, siempre buscada en cualquier reloj, es que un Pasha de Cartier es reconocible a mucha distancia. Objetivo conseguido.

Pasha de Cartier – la esfera

Si en la caja hemos encontrado dos de los elementos de diseño que la hacen tan especial a pesar de ser redonda, la esfera del Pasha también aporta una característica totalmente inusual que la convierte también en distinta y reconocible. Una vez más, la filosofía de diseño de Cartier es «llevar la contraria» y cuestionar lo habitual. Cartier define el concepto de diseño de la esfera del Pasha muy descriptivamente como «un cuadrado en un círculo». También hubiese quedado bien denominarlo «la cuadratura del círculo».

Pasha de Cartier - cuadrado circulo 2.jpg

Habitualmente, un reloj de caja redonda alberga en su esfera un indice redondo. Un reloj de forma, ya sea cuadrado, rectangular o con geometría de tonel, alberga en su esfera un índice que sigue la forma de la caja. En algunos casos, podemos encontrar relojes «de forma» que albergan en su esfera un índice redondo. Lo que a nadie se le ocurre es implementar un índice cuadrado en una caja redonda. Bueno, a nadie no, porque Cartier puso a trabajar sus neuronas de diseño cuando creó el Pasha en 1985 y lo hizo.

Este contraste de geometrías es otro de los grandes rasgos de diseño que otorgan al Pasha de Cartier una personalidad propia y diferenciadora. Si comparamos la esfera del nuevo Pasha con la del modelo original de 1985, vemos que se han respetado al 100% todos los códigos identitarios. Además del característico y atípico indice cuadrado, se conserva la tipografía que ya veíamos en el primer Pasha, de los cuatro números árabes que nos indican las 3, 6, 9 y 12 horas. Tambien se respeta la tipografía de la marca Cartier.

Pasha de Cartier - esfera gold

Otro elemento que se mantiene son las lineas en forma de radios que parten del eje de las agujas y se extienden hasta el límite de la esfera. Estas lineas sirven como guías muy eficientes de las ocho horas que no están indicadas por números árabes. La diferencia es en el Pasha del 85 estos radios estaban pintados sobre el fondo y en el nuevo Pasha se materializan mediante surcos realizados sobre el decorado del fondo de la esfera.

Puestos a buscar diferencias, habría que señalar el término «AUTOMATIC» ubicado a la altura de las 6 en el nuevo Pasha, algo que personalmente me sobra en cualquier reloj. Es un poco como las, por suerte, antiguas placas de «16V» o «turbo» que llevaban la mayoría de coches. Al igual que la condición de automático de un reloj, es algo que solo interesa a su propietario, y evidentemente ya lo sabe… no hace falta recordárselo.

Dejando de lado mi queja habitual con la dichosa inscripción «AUTOMATIC» encontramos otra sutil diferencia en el tamaño relativo del índice cuadrado central. Ahora es de mayor tamaño en relación a la caja, acerándose sus ángulos al bisel mucho más que en el Pasha original.

Otro elemento que también difiere en este nuevo Pasha en el motivo que decora el fondo de la esfera y que contrasta con la ausencia de todo decorado en la esfera del Pasha original.

En la imagen comparativa superior, vemos como también hay una curiosa diferencia entre el modelo masculino de la izquierda y el femenino de la derecha. El segundo carece del fechador que vemos entre las 4 y las 5 horas en el primero. Teniendo en cuenta que ambas versiones equipan el mismo movimiento de base, es evidente que se trata de una decisión voluntaria de Cartier y que no tiene nada que ver con ningún condicionante técnico.

 

Pasha de Cartier – el movimiento

Enlazamos con el apartado referente al mecanismo que alberga este nuevo Pasha. Se trata del calibre 1847 MC, un movimiento de carga automática (lo dice la esfera…) que oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora y ofrece una reserva de marcha de 40 horas.

Pasha de Cartier - calibre

Se trata exactamente del mismo calibre que ya encontrábamos en otro acertado renacimiento; el del Santos del 2018, el cual analizamos en profundidad en este artículo. Al igual que en aquella ocasión, Cartier describe las propiedades anti-magnéticas de este movimiento de este modo:

«El uso de componentes de níquel-fósforo en el corazón del mecanismo de escape y del movimiento, así como un escudo realizado con una aleación anti-magnética integrado en la caja, permiten al calibre 1847 MC resistir efectivamente a los poderosos campos magnéticos a los que puede verse sometido un reloj en la vida diaria»

Al igual que ya escribí sobre el nuevo Santos, me parece perfecto que Cartier tenga en cuenta el fenómeno del magnetismo, el virus de los relojes mecánicos actuales. Lo que me resulta curioso es que lo haga mediante métodos que se apartan del ya prácticamente universal silicio que utilizan la mayoría de marcas en los elementos claves del mecanismo. De cualquier modo, si cumple su función, el como lo haga es lo de menos.

Cartier calibre 1847MC

Cartier calibre 1847MC

Aquí tenemos que resaltar de nuevo la curiosidad relacionada con el fechador de este calibre. Cartier cita los movimientos que albergan la versión masculina y femenina del Pasha con el mismo código; calibre 1847 MC. Teniendo en cuenta que obviamente no son idénticos, aunque solo sea por el pequeño módulo y el anillo del fechador, es curioso que no se diferencie con algún número o letra adicional en su código de referencia.

Pasha de Cartier – brazalete y correas

Llegamos al último elemento que queda por analizar del Pasha, que es su sistema de sujeción a la muñeca. En este caso tenemos las dos opciones clásicas de brazalete metálico o correa de piel, ya que Cartier ofrece este nuevo Pasha con ambas versiones.

El punto donde se unen a la caja ya lo hemos visto en el apartado que hemos dedicado a la caja. Lo que aun no hemos visto es el «como». Me refiero al sistema QuickSwitch, patentado por Cartier, que mediante una simple pulsación permite soltar o fijar el brazalete o la correa al asa, sin herramientas y con una facilidad absoluta.

Pasha de Cartier - brazalete

Ello nos permite modificar la estética del Pasha con suma rapidez. Consciente de la ventaja que proporciona este sistema, Cartier ha decidido suministrar todos los Pasha con dos correas de piel o con brazalete y correa.

Centrándonos en el brazalete de acero, es importante reseñar que cada uno de sus eslabones incorpora el sistema SmartLink, que inauguró el Santos en el 2018, y que permite extraerlos o añadirlos mediante una sola pulsación del dedo. Ello permite algo fundamental que es modificar sin herramientas la longitud del brazalete. Esta posibilidad es sumamente útil ya que permite compartir el Pasha entre dos personas con distintos diámetros de muñeca. También lo es para adaptar la longitud del brazalete a los inevitables cambios de volumen que sufre nuestra muñeca entre las estaciones frías y las cálidas.

Pasha de Cartier - artistic steel

La imagen superior nos muestra el efecto camaleónico que se produce en el mismo reloj al equiparlo con brazalete o con correa. Si además disponemos de sistemas, como los que nos ofrece Cartier, para intercambiar brazalete y correa con toda facilidad, es como si tuviéramos dos relojes en uno.

 

Pasha de Cartier – conclusiones

Mis conclusiones con respecto al Pasha son muy similares a las que en su día expresé con respecto al nuevo Santos. Salvo mi subjetiva manía con la inscripción «automatic», me resulta realmente difícil encontrarle motivos de crítica objetiva.

Pasha de Cartier - four

El nuevo Pasha ha conservado todos los rasgos de ADN que desde 1985 le confieren el carácter de icónico. Cartier ha realizado en él sutiles modificaciones estéticas que, en mi opinión, han resultado positivas todas ellas. Además, lo ha equipado con un movimiento que resiste los campos magnéticos que nos rodean a diario y unos sistemas de modificación de la longitud de su brazalete y de su intercambio con una correa que permiten una versatilidad impensable hace pocos años.

Al igual que en el caso del nuevo Santos del 2018, los precios de estos Pasha se sitúan en el espectro más asequible de lo que se considera el sector de la relojería de alta gama. Personalidad, asequibilidad, estética diferenciadora, versatilidad, gran hermeticidad, amagnetismo…. Pocas, o ninguna, excusas quedan para no decantarse por un Pasha de Cartier si buscamos un reloj de estas características, aunque habrá que esperar hasta septiembre, que es cuando llegará a los puntos de venta.