La mayoría de marcas que exhiben sus novedades anuales en el salón SIHH de Ginebra adelantan a la prensa y por tanto al público alguno de los relojes que en ella presentarán. Normalmente se trata de novedades de relativa importancia, guardándose lo más impactante hasta el día de inauguración del salón. Por ello nos sorprende Cartier adelantando la que, salvo gran sorpresa, será su pieza de mayor impacto entre prensa y aficionados.
Me refiero al nuevo Calibre de Cartier Diver, que no aporta ningún diseño de caja totalmente diferenciado ni un movimiento distinto de lo ya existente en su catálogo actual. El hecho fundamental de este Calibre es que se trata del primer reloj de buceo realizado por Cartier en su dilatada y exitosa historia.
Para sentar los precedentes de este Diver debemos retroceder al año 2010, cuando Cartier presenta su «Calibre de Cartier». Se trata de un reloj con una clara filosofía de polivalencia, al estilo del Nautilus de Patek, el Royal Oak de Audemars o el Overseas de Vacheron. Es decir, un reloj que se puede utilizar en cualquier entorno social sin resultar chocante o fuera de lugar, capaz de conjugar estéticamente elegancia y deportividad. Para lograr este difícil compromiso se debe renunciar inevitablemente a cierta funcionalidad en determinados usos extremos como puede ser el buceo, algo que también hacen los tres relojes mencionados, cuya hermeticidad va desde los 15 bares del Overseas a los 5 del Royal Oak, pasando por los 12 del Nautilus. Son cifras sobradas (salvo el Royal Oak) para cualquier actividad acuática que puedan realizar la inmensa mayoría de personas en su vida, pero no suficientes para ser homologados oficialmente como relojes de buceo.
En este sentido, el Calibre de Cartier original no está especialmente cualificado, ya que su hermeticidad se limita a 3 bares. Con esta variante Diver, Cartier pasa de un plumazo a 30 bares, suficientes para ser homologado oficialmente como un reloj de buceo. Para lograrlo, y ahí reside lo asombroso de este caso, no diseña una nueva caja sino que toma como base la que ya utiliza para su Calibre en versión normal.
Más asombroso aún, es que la adaptación de dicha caja solo implica un aumento de grosor de 1 milímetro, pasando de unos discretos 10 milímetros a los igualmente discretos 11 de este Diver. Teniendo en cuenta que la hermeticidad de un reloj depende totalmente de las juntas que se insertan entre las piezas que componen su caja (carrura, bisel, fondo y corona) y del grosor del cristal de zafiro que protege la esfera, los mencionados 11 milímetros son una cifra realmente notable.
Pero la homologación de reloj de buceo, que se rige por la norma ISO 6425, también afecta a otros elementos o características del reloj, como es el obligatorio bisel giratorio unidireccional. Este es el elemento estético de este Diver más notorio y que más claramente lo diferencia visualmente del Calibre de Cartier convencional. Cartier no se complica la existencia y lo implementa de una forma muy clásica, con fondo negro e índices blancos luminiscentes, así como los también obligatorios índices individuales de minutos en el primer cuarto de hora. Este bisel está realizado en acero con recubrimiento ADLC y cuenta con 120 pasos, es decir, dos por minuto.
Otro de los aspectos más importantes que contempla la normativa que regula los relojes de buceo es la legibilidad. Se exige que las indicaciones de tiempo, preselección (bisel giratorio) e indicación de funcionamiento sean visibles y legibles a una distancia de 25 cm.
Partiendo de la esfera del Calibre original, Cartier no ha tenido demasiadas dificultades para cumplir en este apartado, ya que uno de los signos identitarios de este reloj son las dimensiones de su elementos indicadores. Con respecto a él, solo aprecio en este Diver unas ligeras variaciones en el diseño del índice perimetral de la sub-esfera del segundero, eliminando las diminutas marcas de cada segundo y manteniendo solo las de los tramos de 5 segundos. Con ello se gana claridad de lectura y no se pierde nada ya que el segundero, en el caso de un reloj de buceo, no tiene como misión principal leer los segundos sino indicarnos que el reloj está funcionando.
La luminiscencia, obtenida mediante Superluminova, se aplica a todos los índices horarios de 5 minutos, a las agujas horaria y minutera y al segundero. También se utiliza esta sustancia para la cifra XII y para la flecha indicadora del punto de partida en el bisel. La única indicación no visible en la oscuridad es el fechador ubicado a las 3 horas, pero en este sentido, al tratarse de un reloj de buceo, la lectura de dicha indicación carece de relevancia.
Aparte de lo ya mencionado, la norma ISO 6425 abarca muchos otros aspectos y detalles, como por ejemplo resistencia a los choques o a los campos magnéticos, que solo enumerar en su totalidad excedería la lógica de este artículo. Es suficiente y está muy claro que si Cartier ha superado las pruebas de esta normativa es que cumple con todas sus exigencias.
El movimiento que equipa este Calibre de Cartier Diver tampoco difiere del que utiliza el Calibre original. Se trata del calibre (ahora con minúsculas) 1904 MC que se presentó en el 2010 conjuntamente con el lanzamiento de este reloj. El 1904 MC es un mecanismo de carga automática por rotor central con rodamientos de cerámica y que obtiene su energía a través de dos barriletes, lo que beneficia su precisión cronométrica.
Otro elemento diferenciador de este Diver es su correa de caucho. Pero no se trata de una cuestión meramente estética, ya que nuevamente este elemento, que garantiza la sujeción del reloj a nuestra muñeca, está regulado por la normativa ISO, que exige una determinada resistencia al uso, al desgaste y a las tensiones. Por la información que de momento nos suministra Cartier, este nuevo Calibre Diver solo se suministrará con este tipo de correa, pero teniendo en cuenta que la caja mantiene el diseño y diámetro (42 milímetros) del Calibre convencional, la distancia entre asas tiene que ser la misma y por tanto no comportará ningún problema equipar al Diver con el brazalete de acero diseñado para este modelo.
Esta opción, de adquirir por separado el brazalete de acero e intercambiarla por la de caucho en función del uso y ambiente en el cual vistamos este Calibre de Cartier Diver, nos puede proporcionar una enorme versatilidad. Con la de caucho tenemos un reloj de aspecto y función claramente deportivo. Con el brazalete de acero incrementamos notablemente su elegancia, que solo disminuye muy ligeramente con respecto al Calibre de Cartier convencional por su bisel giratorio. Todo esto refiriéndome a la versión en acero, ya que la segunda opción que nos presenta Cartier, la de oro rosa, como ya conocéis los que nos leéis habitualmente, me parece incoherente en cualquier reloj de este tipo.
En resumen, no me atrevo a asegurar al 100% que este Diver será la novedad más notable de Cartier en el inminente SIHH, pero si estoy totalmente convencido de que será el reloj más mediático y exitoso en ventas de cuantos nos presente la prestigiosa firma parisino-ginebrina.