La Manufactura Cartier de La Chaux-de-Fonds – Las cajas
Y ahora nos adentramos en uno de los sectores más emblemáticos de la Manufactura Cartier de La Chaux-de-Fonds, el de la fabricación de las cajas. En él se darán vida a las innumerables formas de caja que componen el extenso catálogo de Cartier. Si en algo se distingue Cartier en el sector de la relojería es en la creatividad y la originalidad de sus diseños, especialmente en lo que concierne a los elementos externos, con su gran abanderado histórico a la cabeza como es el legendario Tank. Del diseño dependerá la impresión inicial que reciba el potencial cliente, por la cual se posicionará subjetivamente en un estado de atracción irresistible hacia el reloj o, por el contrario, en un estado de indiferencia que le llevará a desechar su adquisición.
En este departamento tuve la ocasión de comprobar que las nuevas tecnologías se están incorporando de lleno a la Alta Relojería. La muestra más evidente de ello es la fase previa a la fabricación de las cajas, que consiste en trasladar el diseño a un primer prototipo realizado mediante impresoras 3D. Ello resulta de gran ayuda ya que permite comprobar como se plasmará dicho diseño en formato físico y tridimensional, lo que nos aproxima mucho más a la realidad que un boceto en dos dimensiones.
La segunda fase en la producción de las cajas es el mecanizado de sus componentes básicos; carrura, bisel y fondo, partiendo de un bloque bruto de metal y mediante maquinaria de control numérico que reproduce a la perfección lo que le ordena el software que la controla. A todo este desecho de tecnología vanguardista, común a todas las manufacturas modernas de relojes, le sigue la fase de los acabados, que es en realidad lo que diferencia a una fábrica de relojes de una manufactura como es el caso de Cartier.
La calidad de los acabados de cualquier componente de un reloj es un aspecto fundamental para las marcas que se engloban en lo que denominamos Alta Relojería, y en el caso de las cajas además de fundamental es realmente crítico ya que, junto con la esfera, es el elemento más visible de un reloj, por el cual juzgaremos inicialmente su calidad.
Más de la mitad del tiempo requerido para la producción de los elementos metálicos externos de un reloj se dedica al pulido
Los murales explicativos de Cartier en este departamento son bien explícitos en este aspecto y en ellos se menciona textualmente que más de la mitad del tiempo requerido para la producción de los elementos metálicos externos de un reloj se dedica al pulido.
Esta sería la traducción literal del texto, pero es más complejo de lo que parece ya que en francés, cuando se habla de pulido, es un término que incluye todos los tipos de acabados que se realizan. Esta es una puntualización importante ya que en Alta Relojería es bastante habitual combinar el satinados con el pulido, lo que convierte esta aparentemente simple operación en algo realmente complejo y que requiere de especialistas con muchos años de experiencia.
La Manufactura Cartier de La Chaux-de-Fonds – Los brazaletes
Otro elemento externo muy común hoy en día, al que habitualmente no le concedemos la importancia que merece, es el brazalete mecánico que utiliza un importante porcentaje de los relojes que componen los catálogos de las marcas. Al igual que en la caja y demás elementos del reloj, el acabado de un brazalete de Alta Relojería debe ser irreprochable y ello, si cabe, es aun más complejo y laborioso que realizar los acabados de la caja.
La dificultad de los acabados de un brazalete dependerá de muchos factores, como son el número y tamaño de los eslabones que lo componen, si todos ellos son idénticos o por el contrario conforman una geometría decreciente, y del número de distintos acabados que hay que realizar en cada eslabón.
En la mayoría de brazaletes de Cartier se combina el acabado satinado con el pulido. Ambas terminaciones se efectúan a mano e individualmente sobre cada eslabón antes de ensamblarlo. Una vez ensamblado se repite el pulido para que el acabado de cada eslabón sea lo más homogéneo posible con sus vecinos. Esta es una operación extremadamente compleja y crítica, ya que aplicar un acabado pulido a un brazalete montado, sin invadir las partes satinadas y viceversa, solo está al alcance de especialistas consumados.