Chanel Boy Friend
El Chanel Boy Friend inaugura una nueva colección femenina en el catálogo relojero de la legendaria firma parisina.
Imagen y estilo son los términos que probablemente mejor definen la estrategia de Chanel al lanzar su nueva colección femenina Boy Friend. También es significativo que en una época en que la relojería «asequible» parece que va a ser copada por los smartwatches, Chanel se desmarque totalmente de ello con un nuevo reloj de imagen evidentemente clásica, que además se encuadrará en un segmento de precios bastante exclusivo, ya que, por lo menos de momento, los Chanel Boy Friend solo estarán disponibles con caja de oro.
Podemos dividir la nueva colección Chanel Boy Friend en dos ramas bien diferenciadas por el movimiento que equipan; mecánico de carga manual o de cuarzo. Además, ambas variantes se diferencian por su tamaño y porque la versión de cuarzo nos ofrece un fechador en lugar del pequeño segundero ubicado a las 6 horas en la versión mecánica.
Incluso las más prestigiosas firmas de Alta Relojería, como Patek Philippe, Vacheron Constantin o Audemars Piguet, recurren al cuarzo para la mayoría de sus relojes femeninos, aunque últimamente se observa la saludable tendencia a equilibrar la balanza con el lanzamiento de un número creciente de relojes femeninos equipados con movimientos mecánicos, incluso con altas complicaciones.
Cierto es que muchas mujeres, probablemente la mayoría, cuando se enfrentan a la decisión de adquirir un reloj de alto nivel, priorizan la estética por encima del tipo de motor que les da vida. También es cierto que, aunque en menor medida, ocurre lo mismo con los hombres. Pero de lo que no cabe duda es que hay que huir de tópicos y tener presente que el hecho de ser fémina no implica un desinterés por la mecánica. La salomónica decisión que adopta Chanel es ofrecer el Boy Friend en dos versiones que pueden satisfacer tanto a clientes que no se quieren preocupar de ajustar ni dar cuerda a su reloj como a las que valoran su mecanismo.
Como es lógico por el perfil de nuestras lectoras, no centraremos en el modelo con movimiento mecánico, que además, como ya he mencionado, difiere en su tamaño del de cuarzo.
La leyenda de Chanel se forja en el diseño y muy especialmente en la creación de tendencias, una virtud con la que ha liderado la Alta Costura, pero que también, para sorpresa de muchos, ha revolucionado la relojería de alta gama con el J12, un reloj que por primera vez apostó firmemente por la cerámica técnica en su caja, una tendencia que ha influenciado y se ha extendido a la práctica totalidad de las marcas del sector.
El J12, como cualquier idea innovadora de éxito, fue una apuesta arriesgada que Chanel ha explotado con acierto. Ahora, con el nuevo Boy Friend, la apuesta se dirige al otro extremo conceptual; un reloj de estética decididamente clásica y femenina, que contrasta con el ADN masculino y deportivo que emana el J12.
Estamos ante un reloj con caja de forma rectangular, una geometría típica de la mayoría de relojes femeninos de éxito, de la que sin duda su mayor exponente es el legendario Tank de Cartier. Pero en ningún caso podemos hablar de repetición, pues Chanel aplica su sabiduría de diseño en muchos detalles de su geometría para convertirlo en un reloj con personalidad propia, y lo que es más importante, con un equilibrio y una coherencia final del conjunto irreprochable.
Como se aprecia claramente en la imagen superior, los dos elementos que definen el diseño del Boy Friend son la estructura piramidal de su caja y una forma casi octogonal de los elementos que la componen. Así, apreciamos claramente que el bisel tiene unas dimensiones ligeramente inferiores a la carrura dando lugar a una pirámide de dos pisos, que de hecho son tres si tenemos en cuenta el cristal que se alza ostensiblemente sobre el bisel. Ambos elementos comparten una geometría idéntica, que se basa en un rectángulo con un decidido corte rectilíneo en sus cuatro ángulos, lo que estrictamente hablando da lugar a un octógono, forma geométrica que también encontramos en su corona. El corte de su perfil es totalmente recto, con lo cual no encontraremos una sola curva en la caja de este Boy Friend.
La esfera, el segundo elemento visible y definitorio de la personalidad de un reloj, adquiere una personalidad opuesta, pues en ella predominan las formas curvas, incluso en el delicado guilloché circular de su zona central, como queriendo dulcificar el conjunto. Ello crea un arriesgado contraste con las formas rectilíneas de la caja, pero que emulando un contrapunto musical da lugar a un conjunto sorprendentemente armonioso y equilibrado.
El tamaño, que además del movimiento es lo que diferencia la versión mecánica del Boy Friend de la de cuarzo, es de 37 x 28,6 milímetros, unas dimensiones muy considerables para un reloj de estructura rectangular. Ello provoca que ceñido a una fina muñeca femenina el reloj adquiera una gran potencia visual, lo que se aprecia claramente en la imagen de la derecha. Nuevamente pues, al igual que el contrapunto que armoniza caja y esfera, el Boy Friend suma otro contraste a su diseño al conjuntar una imagen claramente clásica y delicada con un tamaño decididamente masculino.
La comodidad de uso la proporciona su escaso grosor, de tan solo 7,75 milímetros, una buena cifra a la que sin duda contribuye la elección de un movimiento mecánico de carga manual, y que explica la renuncia a utilizar un movimiento automático y a la practicidad que representa. La hermeticidad del Boy Friend es de 3 bares, una cifra normal para un reloj de estilo clásico, pero que lo descarta como reloj único de todo uso, algo a lo que también contribuye su imagen decididamente clásica y elegante.
Chanel lanza el Boy Friend solo con caja de metales preciosos, en este caso oro blanco y oro beige. Lo curioso es que ofrece ambos metales en versiones con el bisel engastado con diamantes talla brillante, pero solo ofrece una versión sin engastar en oro beige, claramente más llamativa que el oro blanco.
Todos los detalles que he analizado del nuevo Boy Friend me llevan a la conclusión de que Chanel plantea este reloj como complemento y no como sustituto de su famoso J12. Son dos relojes, que tanto estética como técnicamente se encuentran en las antípodas, pero que cumplen a la perfección con su cometido especializado. Así pues, Chanel realiza otra decisión arriesgada, la de apostar por el concepto de que cada ocasión requiere un tipo de reloj determinado, un concepto que nadie discutía hace pocos decenios, pero que hoy en día parece haber desaparecido. Personalmente aplaudo la estrategia de Chanel, pues sigo siendo de los pocos que piensan que no todos los relojes son adecuados ni idóneos para todas las ocasiones.
Ahora solo queda que las propietarias de un J12 se decidan por este Boy Friend para complementarlo. O bien puede ser al revés… que sea la puerta de entrada para una posterior adquisición del J12.