Chopard presenta una nueva versión de su reloj deportivo con brazalete integrado, el Alpine Eagle, con una destacada esfera verde.

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En el reñido y cada vez más poblado segmento de los relojes deportivos con brazalete integrado, uno de los guardatiempos más destacados es el Alpine Eagle lanzado por Chopard a finales de 2019. Debutó con un sólo hora con fecha en dos tamaños de 41 y 36 mm, al que le siguió el Alpine Eagle Chronograph un año después. Para su última incorporación, Chopard le suma dos nuevas referencias con una llamativa esfera en el color más de moda en la industria relojera durante los últimos años bajo el nombre de Green Pine.

Chopard Alpine Eagle 41 mm Green Pine

En dos versiones de Lucent Steel u oro rosa, la caja del Chopard Alpine Eagle Pine Green tiene unas cotas de de 41 mm de diámetro y 9,70 mm de grosor. No podemos decir que sea ultra-delgado, pero son cifras que transmiten elegancia y permiten una excelente comodidad de uso a la vez que reflejan la solidez que todo reloj deportivo debería tener. Si los comparamos con sus «rivales», los grosores son muy parecidos: 9,80 mm el Royal Oak de 41 mm y 8,30 mm el Nautilus de 40 mm.

Chopard Alpine Eagle 41 mm Green Pine

Sus formas de geometría tonneau de líneas rectas incluyen una de las señas de identidad del St. Mortiz: los ocho tornillos alineados en el bisel que ensamblan la caja tripartita, agrupados en pares situados en las posiciones cardinales. La carrura mantiene una simetría perfecta gracias a que los protectores de corona a la derecha tienen su réplica exacta en la parte izquierda, un detalle estético que nos remite de nuevo al St. Moritz. La hermeticidad conseguida es de 100 metros, una cifra adecuada para un reloj polivalente al que no le daremos un uso como diver.

Chopard Alpine Eagle 41 mm Green Pine

Todas las superficies planas del Alpine Eagle están satinadas, un acabado que contrasta con el pulido de los chaflanes, creando un juego de reflejos que queda magnificado por el espectacular brillo del Lucent Steel A223 o del oro rosa. Precisamente, éste acero propio de Chopard es uno de los principales protagonistas, con una dureza un 50% superior al tradicional 316L y un fascinante brillo que casi parece oro blanco. Ningún diseño de reloj deportivo integrado está completo sin una pulsera a juego, y el Chopard Alpine Eagle Pine Green no es una excepción. Además, tanto su comodidad como su construcción y acabados son sencillamente espectaculares.

Chopard Alpine Eagle 41 mm Green Pine

El otro actor principal es la esfera «Eagle Eye», un acabado texturado en forma de vórtice que es uno de los elementos identitarios de la colección. El nuevo tono de esfera Green Pine no es un tono de verde habituale, sino que se aprecia sorprendentemente apagado y desaturado, un tono musgoso oscuro que se desvanece a casi negro cuando la observamos desde ciertos ángulos.  La escala horaria está formada por cuatro numerales romanos rodiados aplicados en las posiciones cardinales e índices de bastón en el resto. No es que me desagrade este diseño, pero personalmente me decantaría por la más equilibrada composición del fascinante Alpine Eagle Cadence 8HF presentado el año pasado, con índices de tipo bastón y un único numeral romano a las 12 horas. Por contra, la ventana de fecha recortada a las 4:30 la desequilibra notablemente, a pesar de que la rueda de fecha coincida con el color del dial y disminuya un poco este impacto.

Chopard Alpine Eagle 41 mm Green PineEn su interior late el calibre 01.01-C, un mecanismo de remonte automático que vibra a una frecuencia de 4 Hz (28.800 alternancias por hora) y dispone de una más que correcta reserva de marcha de 60 horas. Tal como podemos leer en la esfera con la mención «Chronometer», su precisión está avalada por el COSC.

El Alpine Eagle en Lucent Steel de Chopard tiene un precio 16.100 €, mientras que la versión en oro rosa se incrementa a 55.400 €.

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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