Chopard Happy Sport Joaillerie
Con cajas totalmente engastadas en diamantes, las dos nuevas versiones de los Chopard Happy Sport Joaillerie implementan un novedoso engaste con garras para los siete diamantes que bailan sobre su esfera.
En 1993, con el mismo estilo desenfadado de unos jeans ajustados combinados con un conjunto de joyas más formal, Chopard lanzó el Happy Sport, el primer reloj femenino que combinaba el acero con los diamantes móviles, un reloj deportivo a la vez que elegante que representaba plenamente el espíritu de su época, y que con el tiempo se ha acabado convirtiendo con el tiempo en un icono de la relojería. Desde entonces, el Happy Sport ha evolucionado para incluir nuevas formas, nuevas configuraciones, nuevos materiales, colores y movimientos mecánicos, que a lo largo de casi tres décadas han dado lugar a más de 1.000 versiones. Para este año, el Happy Sport se descubre en dos versiones joyeras de oro blanco o rosa de origen ético totalmente engastadas en diamantes.
Los diamantes danzan sobre la esfera y recubren toda la caja.
La esencia de los Happy Sport se encuentra en permitir que los diamantes se movieran en total libertad entre dos cristales de zafiro, para que pudieran bailar sin límites y devolverles, mediante tal movimiento, todo el brillo de su resplandor original. Desde su lanzamiento, estos diamantes se unen a cápsulas de oro con una base giratoria similar a una peonza, sosteniéndose en posición vertical. Pero ahora, estos dos nuevos Happy Sport Joaillerie recurren a un nuevo sistema en el que los diamantes únicamente se sujetan mediante un ligero engaste con cinco garras, reforzando así su resplandor gracias a la exposición de un mayor número de facetas. En la imagen inferior podéis ver la diferencia:
La caja de 36 mm está totalmente cubierta de pavé de diamantes, y el oro con el que están fabricadas ambas versiones adquieren matices diferentes. Más sobrio y elegante en oro debido a su monocromatismo, más alegre y vistoso en oro rosa gracias a su mayor contraste con la esfera y los diamantes. Una correa azul de piel de cocodrilo, con una hebilla de oro blanco o rosa engastada con diamantes, fija el reloj a la muñeca.
Bajo los dos cristales de zafiro en cuyo corazón bailan los tradicionales diamantes móviles, siete en estos dos relojes Happy Sport Joaillerie, la esfera de nácar ha sido minuciosamente trabajada a mano en guilloché, ofreciéndose como el telón de fondo perfecto para los índices horario engastados con diamantes (con el mismo sistema de garras antes descrito) y los números romanos a las 6 y 12 horas. La corona de oro blanco o rosa también está engastada con un diamante.
Si su exterior es espectacular, no lo es menos su corazón mecánico: calibre Chopard 96.17-C.
Ya en 2016, Chopard decidió celebrar el 25º aniversario de la colección lanzando los Happy Sport Manufacture junto al nuevo calibre 09.01-C, un mecanismo automático desarrollado especialmente para las cajas femeninas de 30 mm. Si bien no era un movimiento L.U.C, también había nacido en Fleurier, concretamente en Fleurier Ebauches (Chopard Group).
Siguiendo esa idea de reforzar el valor relojero de los relojes femeninos, a través del cristal de zafiro que cierra la trasera de los Happy Sport Joaillerie podemos admirar el calibre manufactura Chopard 96.17-C, un movimiento de remonte automático por micro-rotor que late a 28.800 alternancias por hora y dispone de una excelente reserva de marcha de 65 horas gracias a su tecnología Twin® de dos barriletes.
Tanto por su medidas como por su características técnicas, este calibre es aparentemente idéntico al L.U.C 96.17-L si exceptuamos que no implementa su micro-rotor de oro amarillo de 22k y guillocheado, sino otro, supongo que de tungsteno, decorado con el mismo acabado Côtes de Genève de los puentes. Pero si son prácticamente el mismo mecanismo, ¿porqué Chopard no lo considera un calibre L.U.C?. Con este acrónimo de Louis-Ulysse Chopard (fundador de la firma en 1860), la firma bautiza a los calibres de alta relojería nacidos en la manufactura. Si no lo llama así, la única explicación es que ha sido fabricado en Fleurier Ebauches. Y a pesar de mantener su nombre, arquitectura, diseño, cotas, componentes y estética, el elevado grado de automatización de su fabricación, sobretodo en lo que se refiere a los acabados, es motivo suficiente como para no recibir el apellido L.U.C.