Chopard L.U.C 1860 Flying Tourbillon
Chopard lanza una edición limitada del L.U.C 1860 Flying Tourbillon en 36,50 mm para celebrar el 25 aniversario de la colección L.U.C.
En 1996, el co-presidente de Chopard, Karl-Friedrich Scheufele, presentó el calibre 1.96, el primer movimiento manufactura de Chopard. Producido en la manufactura de Fleurier, este mecanismo dio vida al primer L.U.C 1860, iniciando así una trayectoria que ha convertido a Chopard y a su colección L.U.C en uno de los máximos exponentes actuales de la alta relojería suiza. Reconocido como uno de los mejores movimientos automáticos ultra delgados con microrrotor, es la base sobre la que se han desarrollado una amplia generación de calibres como el tourbillon volante presentado en 2019, el L.U.C Flying T Twin. Esta complicación mecánica la encontramos en el reloj que que hoy hos presentamos, el Chopard L.U.C 1860 Flying Tourbillon, una edición limitada a 10 unidades realizada en oro amarillo que hace alarde de unas proporciones perfectas, luciendo una hermosa esfera guilloché realizada a mano y un fondo de caja de estilo cazador que revela el magnífico calibre L.U.C 96.24-L que late en su interior. El interior de la tapa está grabada con una colmena y un enjambre aleatorio de abejas, una marca registrada utilizada inicialmente por el fundador Louis-Ulysse Chopard en los movimientos de sus relojes de bolsillo y en las tapas traseras de las cajas.
Desde una perspectiva de diseño, el L.U.C 1860 Flying Tourbillon nos transporta directamente a los primeros relojes L.U.C de finales de los 90. Chopard ha cambiado la estética de la colección varias veces a lo largo de los años, por lo que adoptar de nuevo un look más sencillo. elegante y atemporal es un interesante recordatorio y homenaje a sus inicios. A ello contribuyen una sencilla caja redonda de oro amarillo, manecillas de tipo dauphine, índices horarios aplicados y el logotipo de Chopard en letra cursiva. Lo que nos sorprende es su diámetro de 36,50 mm, un tamaño pequeño incluso para a tendencia actual en que las firmas se decantan por diámetros cada vez más contenidos. En consonancia, su grosor es de sólo 7,70 mm, incluyendo un fondo de caja con bisagras de estilo cazador que se puede levantar con un pequeño botón para revelar una vista del movimiento a través de otro cristal de zafiro. La hermeticidad del conjunto es de 30 metros, una cifra escasa pero suficiente para un reloj tan clásico como éste..
La esfera dorada permite obtener un apreciable monocromatismo al coincidir con el oro amarillo de la caja. igual que el primer modelo L.U.C 1860 de 1996, el círculo central está decorado con un motivo guilloché hecho a mano. En este caso, imita una textura de cesta que emana del centro y se expande en tamaño a medida que alcanza el anillo satinado que contienen los índices horarios en forma de diamantes facetados y rodiados. Estos índices son dobles a las 12 horas y más pequeños a las 5 y 7 para dar cabida al tourbillon volante. La escala de minutos impresa en el reborde perimetral tiene un sutil marco guilloché en forma de bloques alternos que se hace eco del anillo externo del área central y se repite en la ventanilla del tourbillon. A juego con los índices de las horas, las agujas dauphine de las horas y los minutos también están facetadas y rodiadas. Por su parte, el tourbillon volante de 60 segundos incluye una pequeña manecilla blanca en forma de flecha para indicar los segundos, un requisito para obtener la certificación de cronómetro COSC. Su incorporación es lo suficientemente sutil como para no interrumpir la estética, a la vez que lo suficientemente legible para que el usuario pueda discernila.
El calibre L.U.C 96.24-L que late en su interior no es ninguna novedad. Presentado por primera vez en 2019, se ha incorporado a ediciones limitadas de relojes L.U.C Flying T Twin. Su reserva de marcha de 65 horas se logra mediante la energía que suministran los dos bariletes de la Tecnología Twin y se carga mediante un microrrotor de oro, una cifra impresionante dadas las reducidas dimensiones de 27,4 mm de ancho y 3,3 mm de grosor del mecanismo. Gracias a su alto nivel de acabados, el reloj ostenta el Punzón de Ginebra, que avala la calidad de los relojes ensamblados en el cantón de Ginebra. También es el único reloj con Punzón de Ginebra con un tourbillon volante que late a una frecuencia de 3,5 Hz que ha recibido la certificación de Cronómetro.
Bajo el número de referencia 161990-0001, el Chopard L.U.C 1860 Flying Tourbillon se entrega con una c orrea de aligátor verdinegro cosida a mano, forrada de aligátor verde y con una hebilla de oro amarillo. Esta limitadísima edición de 10 unidades tiene un precio de 144.000 euros.