Vista, oído, tacto… la alta relojeria puede ser considerada por muchos de nosotros un verdadero placer de los sentidos. No nos debería resultar extraño pues, que Chopard, una de las firmas cuyas creaciones más logran emocionarnos, lance un maridaje entre uno de sus guardatiempos más elegantes, el L.U.C. XPS, y el embriagador mundo de la enología a través de tres nuevas combinaciones que lograrían superar la cata del sommelier más exigente.
No esperéis ninguna novedad técnica o en materiales: éstas se limitan a implementar nuevas gamas cromáticas en su diseño. Los tres modelos presentan esferas y correas a juego en perfecta combinación con el nombre y color que los define individualmente. El Champagne es el más discreto de los tres, por lo que su uso diario podría considerarse adecuado. En cambio, los impactantes colores de los XPS Cognac y Bordeaux sugieren ser reservados para ocasiones especiales. El material utilizado para fabricar las cajas de este delicioso trío es el oro: rosa en el caso del Champagne y Bordeaux, y blanco en el Cognac.
De la delicada esfera «satiné soleil», me gustaría destacar un detalle que os puede parecer nimio pero que confiere al dial un toque diferencial y muy particular: el punto focal de esta decoración no se encuentra en el centro geométrico sino desplazado sobre el nombre de la colección, L.U. Chopard, situado bajo las 12 horas. El resultado es espectacular.
Siguiendo con su inspiración vitivinícola, esta serie se entrega en un original estuche que recurre a la estética de las cajas de madera con la que las bodegas suministran sus productos.
Los L.U.C. XPS
No es la primera vez que os hablamos de los L.U.C. XPS, unos guardatiempos por los que siento una especial admiración. Siempre desde un punto de vista de apreciación personal, el L.U.C. XPS Poiçon de Genève, en platino y esfera azul, es uno de los diseños más bellos y elegantes que he visto en los últimos años.
Pero las virtudes de los L.U.C. XPS no sólo radican en el encanto de su diseño. En primer lugar, con un diámetro de 39,50 mm su caja ultraplana de sólo 7,13 mm de grosor nos ofrece una comodidad inmejorable, representando un excelente ejemplo de una de las complicaciones, si podemos denominarla como tal, más difíciles de dominar. Tengamos en cuenta que esos poco más de 7 mm se consiguen en un reloj automático que alcanza unas impresionantes 65 horas de reserva de marcha, una cifra muy poco común en los relojes extra planos por la extrema dificultad técnica que comporta acomodar dos barriletes en ese escaso espacio.
Y como no puede ser de otro modo en los movimientos manufacturados por Chopard, el calibre L.U.C. 96.12-L sólo hora, y el 96.01-L con fechador que implementan las dos ediciones limitadas Poiçon de Genève y 125 Anniversaire, presentan unos acabados de altísimo nivel: Côtes de Genève, perlado, satinado, acaracolado, biselado, pulido, vaciado y achaflanado, son las distintas decoraciones que podemos admirar a través del zafiro que cierra la trasera.