«La carrera 1000 Miglia se gana en el paso de la Raticosa». Con estas palabras Enzo Ferrari evocaba una de las etapas más espectaculares de la famosa carrera italiana. Durante más de 300 años, este paso en los Apeninos ha conectado Florencia y Bolonia, y hasta la construcción de la autopista era la principal conexión por carretera entre las dos ciudades italianas. La Raticosa ha sido protagonista de las etapas más espectaculares de la carrera patrocinada por Chopard desde hace más de treinta años (desde 1988, para ser más precisos), y ahora, en homenaje a este paso legendario, presenta el nuevo Mille Miglia Classic Chronograph Raticosa en dos ediciones limitadas a 500 piezas.
La Mille Miglia y el Passo della Raticosa
1986 marcó la vuelta definitiva de esta carrera que sale de la rampa de Brescia, dos décadas después del trágico accidente de 1957 en el que murieron nueve espectadores. Renació de sus cenizas como rally de regularidad reservado a los coches que habían hecho historia en la «corsa più bella del mondo» entre 1927 y 1957 (aquí podéis leer la apasionante historia de la Mille Miglia).
En el tramo de 50 kilómetros desde Bolonia hasta el Passo della Raticosa de 968 metros de altura, se llevaron a cabo varias subidas hasta 1969. Esta ruta tiene una reputación verdaderamente legendaria entre los conductores y motociclistas, y algunas de sus curvas son tan cerradas que la pericia del piloto resulta mucho más importante que la pura potencia del motor.
Chopard Mille Miglia Classic Chronograph Raticosa
Cabe decir que las dos ediciones limitadas son versiones del diseño más clásico del Mille Miglia, y son los pequeños detalles los que les confiere un encanto especial que realza su estética vintage. El último ejemplo de la versatilidad del Mille Miglia Classic lo vimos el año pasado con el espectacular Mille Miglia 2020 Race Edition vestido con un look totalmente negro.
Esta vez, Chopard se decanta por el tradicional acabado pulido de su caja de acero de 42 mm de diámetro y 12,67 mm de grosor, en la que destaca el ancho bisel escalonado, los pulsadores en forma de pistón y la corona con un volante grabado. La trasera, que incluye un cristal de zafiro, exhibe en su anillo la flecha roja de la Mille Miglia y el grabado de la edición limitada Raticosa. Si si bien la corona es atornillada, el reloj tienen una hermeticidad de únicamente 50 metros. Dado su vocación deportiva sería de agradecer que se aumentara hasta los 100 metros en próximas ediciones.
Ya en la esfera, su configuración tricompax 3-6-9 muestra el pequeño segundero a las 3 horas, el contador de 12 horas a las 6 y el de 30 minutos a las 9, todos ellos con escalas diferentes. Además, cada subesfera incluye escrita su función, un detalle que se integra sin tacha alguna y que le añade encanto. Una escala taquimétrica en el realce perimetral complementa la escala horaria, esta última formada por numerales arábigos de reconocible tipografía histórica, aunque la mayoría de ellos están «tapados» por los grandes totalizadores. Este diseño retoma el de los Chopard Mille Miglia Race Edition de los años 2014, 2016 y 2018, y en mi opinión es el que mejor le sienta.
Dos versiones en negro o blanco
En su interior late un cronógrafo modular basado en el calibre Eta 2894-A2. Este mecanismo de remonte automático está certificado por el COSC, late a 4 Hz y tiene una reserva de marcha de 42 horas. Es una lástima que Chopard no haya optado por el Chopard 03.05-C, el cronógrafo flyback integrado manufacturado en su empresa Fleurier Ebauches, sobretodo tratándose de únicamente 1.000 piezas en total.
Se entrega con una excelente correa perforada de piel de becerro se remata con un forro interior de goma, cuyo patrón calca el perfil de un neumático de carreras Dunlop de la década de 1960. Ambas referencias tienen un precio de 5.870 €.