Chopard presenta la colección Alpine Eagle que, inspirada en un diseño de los años 80, ambiciona a situarse en la cúspide de los relojes deportivos de lujo en acero.

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Reloj deportivo de lujo en acero. Esta simple definición agrupa un reducido y exclusivo número de guardatiempos que, sin miedo a equivocarnos, podemos definir como leyendas de la historia de la relojería. El nacimiento de esta categoría se remonta a 1972, cuando Audemars Piguet y Gerald Genta la definieron con el Royal Oak, perfeccionando un camino abierto por Rolex y el Submariner: un reloj deportivo de lujo, polivalente, fabricado en acero, con caja hermética de forma y brazalete integrado. A él le siguieron Patek Philippe con el Nautilus, Vacheron Constantin con el 222 y el Overseas, Cartier con el Santos, IWC con el Ingénieur o Piaget con el Polo. Menos conocido es el St. Moritz de Chopard, un reloj nacido en 1980 que fue el primer proyecto del ahora copresidente de Chopard, Karl-Friedrich Scheufele.
Dispuestos a entrar de lleno en esa lucha entre iconos de la alta relojería, Chopard se inspira en los St. Moritz para diseñar los nuevos Alpine Eagle. Con esta colección, Chopard completa su portafolio al llenar el «hueco» que existía entre los Mille Miglia y los L.U.C, justo la categoría que más adeptos tiene entre los aficionados a la relojería.

Chopard Alpine Eagle Large

Para recalcar la importancia de este lanzamiento, en la presentación del Alpine Eagle había tres generaciones de la familia Scheufele, propietaria de Chopard. Karl Scheufele III compró la firma en 1963 y la transformó en una marca global. Su hijo, Karl-Friedrich Scheufele, ha estado dirigiendo la división de relojes de la compañía en las últimas décadas y transformó a Chopard en una manufactura brillante, capaz de posicionar la colección L.U.C en el podio de la alta relojería y de lanzar una firma tan extraordinaria como Ferdinand Berthoud. A ellos se les une la tercera generación: Karl-Fritz Scheufele, hijo de Karl-Friedrich. A sus 22 años ha tenido un papel importante en el Alpine Eagle, el fruto de la colaboración de tres generaciones.

Chopard Alpine Eagle - Familia Scheufele

Pero vayamos al inicio de la idea, el St. Moritz, un reloj deportivo creado por Karl-Friederich Scheufele en 1980 cuando contaba con 22 años y era un recién llegado al negocio familiar. Llamado así por la famosa estación suiza de esquí alpino, tuvo un largo y exitoso recorrido durante varios años antes de ser eliminado gradualmente a favor de otras colecciones: los Mille Miglia, inspirados en el mítico rally italiano, y los L.U.C, caracterizados por la elegancia y la búsqueda de los más altos estándares relojeros.

Chopard St. Moritz

La decisión de bautizarlo como Alpine Eagle radica, entre otras razones, en que encarna los nuevos valores en que se inspira Chopard. Si el St. Moritz se inspiró en la extravagancia de la jet set de la década de 1980, el Alpine Eagle ha sido diseñado en sintonía con el compromiso que tiene la firma con la sostenibilidad (ver artículo sobre su compromiso con el oro etico). Con motivo de la presentación en Gstaad, Karl-Friedrich Scheufele también anunció su apoyo a la recién creada Eagle Wing Foundation, un proyecto medioambiental innovador y pluridisciplinario, destinado a sensibilizar y a movilizar al público sobre la importancia, la belleza y la fragilidad de los biotopos alpinos.

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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