Chopard presenta la colección Alpine Eagle que, inspirada en un diseño de los años 80, ambiciona a situarse en la cúspide de los relojes deportivos de lujo en acero.

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En cuanto a la esfera, el Alpine Eagle recurre a una característica bastante presente en la categoría de relojes deportivos de lujo, un acabado o textura que sea parte de la identidad del reloj, ya sea un guilloché Tapisserie o un estriado horizontal. Aquí encontramos una decoración radial en vórtice de textura irregular y con mucha profundidad, un acabado que la firma ya ha utilizado en más de una referencia (sirva el L.U.C XPS Fairmined como ejemplo). A pesar de que en las imágenes parece un motivo muy visible, en directo resulta mucho más discreto. Se obtiene mediante tratamiento galvánico, y según la firma se ha inspirado en el iris del águila.

Chopard Alpine Eagle

El color de las esferas hace referencia directa a los colores de los macizos alpinos: Azul Aletsch para los reflejos azulados del glaciar más grande de los Alpes suizos, pero también Gris Bernina por la roca de la cadena montañosa del mismo nombre; Blanco escarchado o incluso Gris Sils para la esfera de nácar de Tahití, cuya iridiscencia recuerda a los tonos del lago de Sils, cerca de St. Moritz.

La esfera implementa una combinación de números romanos e índices aplicados, la misma configuración que el St. Moritz. Las agujas de tipo bastón de horas y minutos, al igual que los índices, están recubiertas de Super-LumiNova® Grade X1. Las versiones de 41 mm muestra, además, una ventana de fecha a las 4:30 con una rueda cuyo color coincide con el de la esfera. Por su parte, la delicada manecilla central de segundos marca su función sobre la escala dispuesta en el realce perimetral.

Chopard Alpine Eagle

Si la caja me parece un espectacular ejemplo de diseño, el brazalete integrado no se queda atrás. Basado de nuevo en su motivo de inspiración de los años 80, su estructura aparente de tres eslabones es más ancha y gruesa que la original, pero ni en la variante de 41 mm se siente engorrosa mi se ve sobredimensionada por el hecho de ser «deportiva». La geometría del brazalete es suavemente cónica, decreciendo su anchura desde la caja hasta el discreto cierre deployante, completamente oculto.

Chopard Alpine Eagle

Los eslabones se mantienen unidos mediante pasadores en forma de ocho, permitiendo una perfecta combinación entre rigidez y flexibilidad. Contrariamente a lo que parece, la arquitectura del brazalete no es de tres eslabones, sino que son piezas rectangulares individuales de acabado satinado a los que se ha rebajado el tercio central. Es justo en este espacio donde se asientan, elevadas y atornilladas, las pequeñas piezas cuadradas pulidas que parecen conformar una ristra propia de eslabones centrales. Esta configuración es visible cuando observamos la parte posterior del brazalete.

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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