Probablemente, uno de los calificativos que menos identifiquen a la manufactura de Christophe Claret sea el de «convencional». Sin lugar a dudas, en ninguna de las descripciones que se podrían realizar sobre sus movimientos mecánicos ni en referencia a sus diseños, este adjetivo sería susceptible de utilización. No obstante, detrás de cada una de las piezas de esta manufactura subyace un razonamiento que otorga significado a cada una de ellas y en muchas ocasiones, como en el caso de su última creación, el Kantharos, se implementen complicaciones ya conocidas aunque su aplicación difiera de la habitual. ¿Alguien puede negar la utilidad de una señal acústica en la manipulación de un cronógrafo que indique la correcta activación de sus funciones sin la necesidad de estar viendo el dial?
Pero la innovación de Claret, desde este mes de julio, llega más lejos y anuncia una práctica que, por lo menos en lo que a mis conocimientos de relojería se refiere, nunca antes se había dado: la Manufactura adopta un nombre en chino destinado exclusivamente a ese mercado. Inverosímil y desconcertante en un principio, no lo es tanto si se considera que se trata de uno de los principales mercados para los guardatiempos de la manufactura. Se trata así pues, de un guiño a un elevado número de potenciales compradores así como de un gesto cuya intención es la de atribuirles la importancia que tienen para la marca. Inverosímil no, inteligente.
Como no podía ser de otro modo, el nombre no se ha elegido al azar y tiene su explicación. Inspirado por el Proverbio que cuenta la historia de Tean, la naturaleza del sonido y la melodía de un mundo extraordinario, el nombre chino de la Manufactura Claret (reproducido en la imagen de cabecera) rinde tributo a una de sus especialidades, símbolo de su excelencia en el campo de la Alta Relojería al identificarlo con sus mecanismos de sonería.
La pronunciación del nombre adoptado es «ke lài tian yin» en chino simplificado según el sistema pinyin, ofreciendo una curiosa mezcla de elementos tanto desde el punto de vista semántico como del estético. En tanto que la combinación de la pronunciación de los dos primeros caracteres recuerda a la pronunciación de «Cla» en el nombre occidental de la manufactura, la cultura China, que aprecia por igual la belleza de los ideogramas y su significado, reconocerá en el nuevo nombre el proverbio de Tean e identificará en él una filosofía de vida.
Por el momento es cuanto sabemos de esta sorprendente, curiosa y poco habitual noticia. Habrá que esperar para saber si las piezas que Christophe Claret destine al mercado chino sustituirán el logotipo occidental de la manufactura por uno nuevo que reproduzca estos ideogramas.